−¿Por qué
bastardo?− pregunto
inocente.
−Porque eras
pura y prístina, lo sigues siendo, pero yo llegué a corromperte con sexo sucio
y pervertido. Incluso a mí mismo me considero un bastardo por haberte arrancado
la virginidad.− besa mi
cuello.
−Pero yo te dejé
que lo hicieras− respondo.
−Y no sabes cuán
afortunado me siento por eso, pero no dejo de ser un bastardo.
Y así en esa posición como estamos Edward me eleva un poco contra
el frío azulejo y me penetra desde atrás. Suelto un gemido agudo.
−Pero adoro
poseerte de esta forma… aunque sepa que cada vez que te cojo− se impulsa
dentro de mí −… te arrebato
un pedazo de tu alma.
OoO
¿Me seguirás
amando cuando ya no sea joven ni hermosa?
¿Me seguirás
amando aún cuando ya no me quede nada más que mi lastimada alma?
Sé que lo
harás, sé que lo harás, sé que lo harás…
¿Me seguirás
amando cuando ya no sea hermosa?
Después, antes de que me dé cuenta ya estoy llorando en la escena
en la que Daisy le dice a Gatsby que nunca podría decir que jamás ha amado a
Tom, ni siquiera a solas, porque estaría mintiéndole.
−¡Oh, Jay, me
pides demasiado!− exclama
llorando –Te amo ahora
¿acaso eso no es suficiente?
Y lloro con más ganas cuando Gatsby mira a Daisy sin poder creerse
lo que está pasando.
−¿Me amabas a mí
también?− dice la última
palabra con dolor.
Edward se da cuenta de que estoy llorando y en vez de que me ruede
los ojos o me diga algo me atrae hacia su pecho y me besa la cabeza.
−Te amo, Edward.
Te amo mucho.
Me abraza –Yo también, Bella, siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario