martes, 23 de julio de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 27: Entre Rosas Y Mentiras

Gime fuerte, Isabella. Quiero que todos allá afuera te escuchen entra de nuevo y su mano viaja hacia el sur y comienza a estimular mi clítoris. Gime. lo hago Quiero que todos allá afuera sepan lo que estamos haciendo me dice.
Y hacemos el amor como dos locos. Es obvio que allá afuera escuchan los golpes en la puerta y los gemidos, los jadeos.
Mi primer orgasmo llega, pero no dejo de moverme porque quiero más. Edward cumple mi deseo, sale de mí y me gira para quedar de espaldas a él. Alza una de mis piernas y entra otra vez en mi. Mis pechos desnudos se endurecen por el frío acero de la puerta.
Eso es nena… así…
Gimo, no lo soporto. Y me libero otra vez, los espasmos no paran y sigue y sigue y sigue.
No sé cómo pero terminamos tumbados en el sillón, jadeando por aire.
¿Satisfecha? me pregunta.
Sí… más que eso.
Se incorpora y se viste de nuevo. Yo hago lo mismo y me pongo mi bolso al hombro.
Te veo en la casa. lo beso.
Ya quiero hacerlo contesta.
Me acomodo el cabello y salgo por la puerta, cuando ya estoy afuera Jessica, Kate y ahora también Hannah, me miran boquiabiertas. Edward sale de la oficina y tira de mi brazo hacia él, luego me da un gran beso frente a todos.
Adiós nena se despide.
Adiós, león me suelto de su agarre y él desaparece dentro de su oficina y yo en el ascensor.

Suelto una carcajada cuando las puertas se cierran. ¡He perdido la vergüenza!

OoO

Victoria marca un número en su celular.
¿Tanya? Sí… después de todo parece que no tendremos que inventar nada.
¿Qué es lo que conseguiste?
Algo excelente. Parece que la inocente estúpida tiene un romance con un profesor.
¿Tienes pruebas?
Fotos auténticas.
Bien. Envíamelas ahora.
OoO

Tú, Mi Obsesión Cap 26: Dioses Y Monstruos

En una tierra de dioses y monstruos
Yo era un ángel
Viviendo en el jardín de la maldad
Herida, asustada
Sin hacer nada de lo que necesitaba
Brillante como un faro ardiente.
Obséquiame el paraí­so

Lo que realmente deseo es perder la inocencia

Inocencia perdida.
Cuando hablas es como si estuviera en una película

Me estás volviendo loca

Si me pongo un poco más bonita, entonces ¿Podría ser tú chica?
Tú me dijiste que la vida no era tan difícil

Capítulo 26: Dioses Y Monstruos.
Edward estaciona el auto frente a la mansión de los Cullen.
Me abre la puerta para bajar del auto.
No debiste ponerte zapatos tan altos, pueden hacerte daño me reclama.
Me río Edward, sólo tengo un mes, por Dios. Te prometo que dejaré de usar tacones cuando empiece a verme gorda.
Sonríe y me da un beso. Entrelaza sus dedos con los míos y caminamos juntos hasta la puerta. Él toca el timbre y Esme nos abre inmediatamente.
¡Edward! ¡Qué alegría! Bella, qué gusto, pasen.
Qué alivio para mí, al darme cuenta de que Esme ya no está enojada conmigo por lo de la última vez.
Hola, Esme le doy un beso en la mejilla.
Caminamos hasta la sala, donde están todos… todos menos Anne. Siento cómo Edward se relaja de inmediato al no verla.
¡Belli! ¡Te extrañé tanto! Estás fantástica. Dios, este vestido es hermoso me obliga a dar una vuelta.
Todos nos reciben con la misma alegría, siempre fue así desde que los conocí. Hay cuatro personas más en el retrato y supongo que son los abuelos.
Mira Bella, te presento a Eva, mi madre dice Esme Y él es Bernard, mi padre. Le doy la mano a ambos, los dos se ven muy cálidos. Eva es bajita, pero aún es joven y tiene el cabello color caramelo. Bernard es alto, tiene los ojos verdes y es bien parecido.
Qué gusto conocerte, querida me dicen.
Y ellos son Elizabeth y Ernest, los padres de Carlisle Elizabeth es hermosa, tiene el cabello negro y ojos azules y Ernest es rubio y guapo, idéntico a Carlisle. Los abuelos, para ser llamados así, aún son muy jóvenes.
De pronto todos se sientan en el sofá y nos miran fijamente.
Y bien, ¿cuáles son las tan fantásticas noticias? pregunta Alice.
Mi corazón de dispara a mil. Aquí vamos. Edward me abraza por la cintura.
La primera inicia Edward Es que… pone una mano en mi vientre y me mira con ojos de amor … mi Bella está embarazada.
Un jadeo de sorpresa sale de todos al unísono.
¡Pero…. Edward, eso es una maravilla!
Todos de pronto empiezan a aplaudir y el aire se impregna de felicidad.
¿Cuál es la otra noticia? dice Esme intrigada y encantada al mismo tiempo.
Nos vamos a casar dice él en voz alta.
Las mujeres sueltan un grito y los hombres se levantan y le dan palmadas en la espalda Edward.
Wow, Bella. Has logrado atrapar al soltero más codiciado de Nueva York dice Elizabeth. Sonrío en respuesta.
Una voz clara y femenina impregnada de cierto aire de misterio interrumpe la felicidad de la sala.
¿Para cuándo es la boda entonces?
Edward se queda petrificado en su lugar y se gira para el lugar de donde proviene la voz. Yo me giro junto con él, y ahí está ella, portando un vestido púrpura y tacones altos, viéndose alta, bella y esbelta.
Tía Anne susurra Edward con miedo.
Hola, querido responde ella.
Tomo fuerza, porque no puedo dejar que Edward se intimide ante una estúpida pedófila como lo es ella.
Qué gusto conocerte por fin Anne digo yo adelantándome, le extiendo mi mano Yo soy Bella.
Tenía tantas ganas de conocerte… dice ella Eres justo como todos te describían.
¿Debo tomar eso como un cumplido? respondo.
Sin duda.
Tu tía Anne llegó hace más de un mes, incluso fue a buscarte a Forks dice Carlisle Pero no te ha encontrado.
dice Edward Nos quedamos sólo unos días en Forks, luego fuimos a Aspen a esquiar y finalmente a Suiza, venimos de allá.
Qué maravilla. Llegan justo a tiempo para comer dice Esme.
Antes dice Anne Quisiera platicar a solas con mi sobrino, ha pasado tanto tiempo desde la última vez…
Aprieto la mano de Edward.
Está bien me susurra Ve.
Alice tira de mi mano Ven Belli, ven.
A regañadientes la sigo, dejando a Edward y a Anne solos.
OoO
POV Edward.
¿Qué es lo que quieres? ¿Para qué has regresado? pregunto hosco.
¿Por qué me tratas así?
No se me ha olvidado lo que me hiciste, Anne respondo.
A mí tampoco se quita el cabello del cuello y me muestra su cicatriz. Sonrío cínicamente.
A sólo unos centímetros de que murieras chasqueo la lengua.
Esa novia tuya… Bella acerca su mano a mi rostro, la detengo.
No se te ocurra tocarle un pelo.
¿En verdad la quieres?
Ella es mi vida, y el hijo que espera también. No te atrevas a tocarla.
Yo no iba a hacerle nada. Sé que eso no va a durar.
Niego con la cabeza Piensa lo que quieras Anne, sólo te digo que tienes dos días para irte.
¿Y si no qué? reta.
Bella sabe lo que pasó, y tal vez yo no lo haga, pero ella va a decirle a toda la familia lo que me hiciste.
¿Y qué te hice exactamente? Tú estabas enamorado de mí.
¿Y qué piensas? ¿Qué me hiciste un favor? Lo único que hiciste fue destruir mi vida. Así que lárgate de nuevo a tu exilio me doy la vuelta y comienzo a caminar.
Llegué para quedarme Edward, no vas a lograr que me vaya. Vine por ti, y te vas a ir conmigo. Lo tuyo con Isabella acabó, ¿oíste? Acabó.
OoO
Anda Victoria, quieres destruir a Edward tanto como yo.
Yo no quiero destruirlo, quiero que vuelva conmigo.
Tanya pone los ojos en blanco Bueno… todo se encuentra en un punto. Hay que alejar a Isabella Swan.
¿Y cómo vamos a lograr eso?
La respuesta la tienes tú. Fuiste por un largo tiempo la novia de Edward, debes haberte enterado de algún secreto… algo.
Victoria se pasó los dedos por el cabello rojizo y vacila un momento.
Bueno… si, hay algo.
Tanya se inclina hacia el frente Dilo.
No sé si sirva pero… Edward tiene gustos sexuales… extraños.
Tanya alza una ceja Extraños ¿cómo?
Le gusta… le gusta azotar… y todas esas cosas que tengan que ver con dolor.
¿Te lo hizo a ti?
Sí.
¿Alguna vez te dejó marcas?
Una vez, sí responde.
Perfecto.
OoO
Edward llega y se sienta a mi lado en la mesa.
¿Qué te dijo ella? pregunto con temor.
Nada que importe. Vamos a comer sonríe.
Alzo una ceja. No, definitivamente no es la reacción que esperaba de Edward. ¿Cómo es que puede estar tan tranquilo? Yo lo único que quiero es lanzarme a la yugular de esa maldita.
Mi mente está fuera de este mundo y sólo controlo mis movimientos básicos. Los Cullen y yo comemos en excesiva tranquilidad y en una charla amistosa. No sé qué pasa, sólo abro la boca para llevarme un bocado a la vez.
No has contestado Belli, ¿para cuándo es la boda? No veo el anillo.
Edward sonríe y toma mi mano.
No Alice digo Edward y yo vamos a casarnos, claro, pero primero tenemos que hablarlo a solas e intentar vivir juntos. Eso del matrimonio puede posponerse por mucho tiempo.
Alice niega Eso no importa. Edward tiene que ponerte un anillo en ese dedo, el mundo tiene que saber que él ya es un hombre comprometido.
Exhibo una sonrisa de franca satisfacción porque sé que el comentario ha sido en contra de Anne. ¡Toma perra! Le agradezco a Alice con la mirada y ella me guiña un ojo.
¿Cómo te enteraste de que estabas embarazada? pregunta Esme.
Me encojo de hombros Lo clásico. Vómito y mareos, me hice la prueba y salió positiva. La verdad no pensé que Edward fuera a tomárselo tan bien.
Has cambiado por completo a mi nieto dice Eva Cuídalo, porque como le hagas daño…
Abuela… le advierte Edward.
Bella es una buena chica, mamá protesta Esme No tienes por qué preocuparte.
¿Sabes de qué sí me preocupo? dice Eva De estos dos empuja el hombro de Emmet. ¿Para cuándo mi nieto? Ya llevan más de un año casados.
Emmet suelta una risa y Rosalie se lleva una mano al pecho ¿Y arruinar mi espectacular figura? ¡Ni de broma! grita y luego me mira No quiero decir que tú…
No, está bien contesto.
Y entonces decido hacer como que Anne no está ahí. Puedo hacerlo, sé que puedo hacerlo.
OoO
Es hora de irnos, es tarde y estoy cansada. Dios, no quiero estar cansada. Quiero poder seguir despierta, pero estoy por quedarme dormida en el sillón de la sala.
Rosalie llega a sentarse a mi lado y me mira inquisitivamente.
¿Qué pasa? pregunto.
Suéltalo ya dice.
Alzo una ceja. ¿A qué se refiere? ¿A Anne? No, no puede ser, ni siquiera Alice lo sabe con claridad.
Hablo del bebé, tonta me da un golpe ligero en el hombro y yo respiro de nuevo.
¿Qué quieres saber?
La verdad de cómo te diste cuenta de que estabas embarazada.
Ya se los dije. Vómito, cansancio y mareos.
Me pone una mirada de “no te creo nada” No es cierto. ¿Qué te dijo Edward? ¿Escondió tus pastillas? ¿Fingió olvidar el condón?
Frunzo el ceño No Rosalie. Nada de eso. La pastilla falló, pero sí me las tomé.
Rose bufa Ay Bella… ¿en verdad quieres que crea que entonces el 99% de efectividad de las pastillas falló contigo? Ya dime la verdad, prometo no contárselo a nadie se lleva el dedo a los labios.
Me quedo callada un segundo, y cuando abro la boca para contestar Edward llega y me toma la mano.
Es hora de irnos, Bella.
Pestañeo varias veces y me levanto Sí, adiós Rose me despido.
Adiós Bella me contesta con una sonrisa burlona en la cara.
Nos despedimos de todos, y de algún modo consigo no hacerlo de la tía Anne sin que todos se den cuenta; pero Edward no corre con la misma suerte cuando ella extiende sus brazos hacia él.
¡Fue un gusto verte, querido! ¡Ya quiero volver a pasar tanto tiempo contigo como antes!
Mi mano se cierra en un puño ante la imagen de Edward viéndose obligado a abrazarla y besarla en la mejilla. Cuando ella quiere besarlo en la mejilla “de algún modo” el beso cae en la comisura de la boca de Edward. ¡PERRA!
Adiós, tía susurra antes de tomarme de la mano y sacarme casi corriendo de ahí.
Cuando estamos en el auto Edward se pasa la mano por la boca una y otra vez compulsivamente en un acto reflejo para quitarse cualquier rastro de ella.
Necesito que me beses me dice.
Me acerco a él y lo atraigo hacia mí, planto mi boca sobre la suya y le doy un apasionado beso.
Suspira de alivio cuando nos separamos.
No la soporto. ¡No la soporto! grita. Quisiera no tener que verla nunca.
Dile que se vaya Edward, dile que si no lo hace vas a decirle todo a tu familia.
No puedo. Me amenazó, no puedo hacerlo.
Gira la llave y arranca el auto.
OoO
¿Me llevas a mi apartamento? pregunto.
¿No te quedarás conmigo hoy?
Y estoy a punto de decirle que necesito mi espacio, pero entonces mi mente regresa a ella. No puedo dejarlo sólo.
Sólo voy a pasar por algo de ropa ¿bueno?
Está bien.
Me bajo del auto y hago el camino hasta mi apartamento.
Cuando entro todo está normal, pero cuando voy a mi cuarto… ¿Qué rayos…?
Toda mi ropa está regada por la cama incluyendo los zapatos. Mi corazón comienza a latir fuerte. ¡Dios mío! ¡Me han robado! Reviso todo a fondo, y me topo con que faltan un par de vestidos míos, zapatos y el dinero de la renta tampoco está. Me apresuro a sacar la maleta y meter absolutamente toda mi ropa y en otra maleta los zapatos.
Agradezco que sólo falten cosas sin importancia y que yo no estuviera aquí cuando ocurrió. Pero cuando me doy la vuelta y observo mi tocador… ¡maldición! La foto de Edward y yo juntos no está, y ahora en su lugar hay una nota escrita en papel blanco.
Sé dónde estás ahora… y voy a quitártelo todo. A ti y a él.
Me mareo de nuevo y comienzo a sentir un malestar. Todo comienza a dar vueltas. Me siento en el suelo y respiro varias veces. No fue Anne, lo sé… ¿pero entonces quién?
Me levanto del suelo y cojo las maletas junto con aquella nota. Voy hacia el elevador y camino rapidamente hasta la salida. Cuando Edward me ve sale tan rápido del auto que casi cae al tropezar con un escalón.
Mierda, Bella. Estás pálida. ¿Qué pasó?
Me quita las maletas de las manos y descubre el papel arrugado. Lo extiende y lo lee.
Isabella, ¿en dónde estaba esto? pregunta con voz grave y seria.
Estaba… sigo mareada Estaba allá arriba… sobre el tocador… alguien me robó… me robó.
Edward me carga hasta el auto y me sienta en el lugar del copiloto, luego termina de guardar las maletas en la cajuela y se monta en el Aston.
Vas a quedarte conmigo a partir de este momento. No puedes estar sola.
Y por primera vez en la historia estoy agradecida que diga eso. No quiero estar sola.
OoO
Despierto y estoy recostada en la cama. No recuerdo donde estoy hasta segundos después. Me levanto y busco a Edward con la mirada, no lo encuentro.
Salgo de la habitación y creo escuchar la voz de Edward en la cocina.
Me importa una mierda. Quiero que la encuentres, ¿oíste? Quiero que la encuentres. Esa mujer no puede estar lejos.
Frunzo el ceño. ¿Qué pasa? Edward cuelga el teléfono y en ese momento salgo de mi escondite y me dejo ver.
¿Cómo estás? pregunta preocupado.
Mejor. ¿Con quién hablabas?
Cosas de la oficina.
Respiro ¿Quién robó mi apartamento?
No lo sé encoge los hombros.
Sí lo sabes. Dímelo. Esa nota…
Esa nota no quiere decir nada replica.
Por supuesto que sí. Una mujer irrumpió en mi casa, robó ropa, dinero y el retrato que tenía de ti, y luego dejó esa nota. Ella te conoce y ahora me conoce a mí también. Dime Edward, ¿quién fue?
Sabes que no estás en condiciones. No puedes alterarte.
¡Y un cuerno Edward! ¡Respóndeme! exclamo.
Él resopla y se pasa una mano por el cabello Fue Rachel dice.
El aire se va de mis pulmones Pero ella está en…
Escapó contesta antes de que yo pueda terminar la frase.
¿Cómo lo sabías?
Ayer me hablaron del psiquiátrico donde ella estaba, lastimó a alguien del personal y nadie sabe dónde está. Bueno… ahora sabemos que está esta ciudad.
¿Por qué no me lo dijiste? Sabes perfectamente que ella es peligrosa
Edward niega frenéticamente y grita ¡Porque estás embarazada, maldita sea! ¡No puedes sufrir emociones fuertes!
¡Tengo un maldito mes! replico.
Los primeros tres meses son cruciales, deberías saberlo.
Pongo los brazos en jarras ¿Y cómo es que tú lo sabes?
Lo sé y ya.
Te tengo una pregunta Edward me acerco a él y pongo mi dedo índice en su pecho ¿Tú provocaste este embarazo?
Maldita sea Bella, ¿y ahora de qué estás hablando?
Es sólo una pregunta. Contéstame.
No. Ya sabes que fue un error con tus anticonceptivos hace un gesto de confusión ¿Por qué estamos discutiendo ahora exactamente?
Retiro mi dedo de su pecho y lo miro entre mis pestañas No lo sé murmuro.
Y me alza en brazos y me sienta en la encimera de la cocina No quiero pelear, nena. Sólo quiero hacer el amor contigo comienza a besarme.
Gimo Yo también…
OoO
Cristo. Bella gime mientras aprieta mis caderas.
Me muevo encima de él haciendo círculos, me muerdo los labios y cierro los ojos. Estoy cerca, y él también.
Más rápido me pide, y lo hago. Apoyo mis manos en su pecho y él se levanta, yo quedando a horcajadas sobre él. Besa mis pechos y pasa la punta de la lengua por mis pezones. Sumerjo mis dedos en su cabello para acercarlo más a mí.
Baja una de sus manos y la coloca en mi vientre, lo oprime un poco y estoy al borde del abismo. Su mano continúa su travesía hacia abajo y sólo basta con que presione un poco.
Gimo y grito fuerte, es un orgasmo completamente enloquecedor.
Nuestros cuerpos sudorosos están pegados el uno con el otro.
Me gusta estar contigo murmuro cuando nos acostamos en la cama.
A mí me encanta contesta Lástima que este paraíso haya acabado, mañana tengo que volver a la empresa.
¿No te gusta tu trabajo? pregunto.
Claro que me gusta, pero es que últimamente odio todo aquello que me impida estar contigo.
Sonrío Yo también tengo que ir a la universidad mañana.
Frunce el ceño Es peligroso que vayas allá afuera dice Puedes estudiar aquí en la casa.
¿Y quedarme aquí encerrada? Me volveré loca.
Bella…
Hagamos un trato propongo Tú me dejas ir a la universidad y yo prometo llamarte cada hora para decirte que estoy bien bato las pestañas. Esto le funciona a Alice para convencer a cualquiera.
Suspira Bien. Pero cuando no me llames… amenaza.
Levanto mi mano derecha Lo juro. pero él toma mi mano y de algún modo vuelve a colocar mi cuerpo debajo del suyo.
¿Otra vez? pregunto sorprendida. Con esta era la cuarta del día.
¿Es que no entiendes que estoy loco por ti, Isabella Swan? Si por mi fuera me quedaría dentro tuyo para siempre.
Siento su erección en mi pelvis, lo atraigo hacia mí por el cuello y lo beso Entonces hazlo ordeno.
            OoO
Es por la mañana y me estoy alistando para ir a la universidad. Me pongo unos jeans blancos, una blusa rosa con flores y unos zapatos de tacón no muy alto. Edward está en la cocina supongo que haciendo mi desayuno. Tiene puesto un traje azul marino y camisa blanca. Se ve hermoso.
Ambos desayunamos y finalmente bajamos al estacionamiento.
Una vez que Edward hace el camino hacia Columbia no puedo evitar mirar por todas las calles que puedo.
− ¡Ey! me llama Ella no podrá hacerte daño.
Me dedica una sonrisa tranquilizadora, y sé que sólo es eso. Tanto Edward como yo sabemos que Rachel es peligrosa, y no sé lo que pueda hacer ahora. Tan sólo de pensar en ella… me dan escalofríos.
Edward estaciona frente a la universidad y me despido de él con un beso.
¿Se me nota? me toco el vientre.
Él ríe ampliamente Y tú eres la primera que dice “Sólo tengo un mes” niega con la cabeza No, no se te nota. Te amo.
Y yo a ti tomo mi mochila y bajo del auto. Me despido de él y me giro para empezar a caminar a la universidad, hasta que oigo un par de aplausos a mis espaldas; me giro y ahí está esa hermosa pelirroja, Victoria.
Wow dice con completo sarcasmo Debes de darme algunos tips sobre cómo atrapar hombres, Bella.
Victoria digo ¿Qué haces aquí?
Ella sonríe y me muestra su mochila Aquí tengo una laptop señala Y esto es una universidad, así que…
Comienzo a hiperventilar. No, era imposible.
Tú no puedes…
Claro que puedo Bella, es mitad de curso y sólo estoy de oyente, pero vengo a estudiar camina hacia mí y pasa de lado Y a hacer de tu vida un infierno.
Y se va, dejándome sola a mitad de las escaleras creyendo que todo el mundo cae sobre mí.
OoO
Sé que lo ha hecho a propósito. Lo sé. Victoria ha estado exactamente en todas mis clases, y aunque no ha dicho o hecho nada tan solo su presencia me hace sentirme incómoda.
Al final de la hora salgo del salón y marco el número de Edward.
Hola, nena me contesta al instante.
Escuchar su voz me tranquiliza y me hace sentir como en casa Hola susurro.
¿Pasa algo? Te escuchas triste.
No, no. Estoy bien, sólo estoy cansada miento.
Te dije que sería mejor tomar las clases en la casa.
Lo pensaré contesto, solo que ahora la idea no suena tan mal.
Hoy por la tarde iremos con el doctor Green para que nos entregue los resultados. ¿Te has acordado de tomarte las vitaminas?
Sí, lo he hecho, no te preocupes.
Siempre voy a hacerlo. Tengo una junta, nena, tengo que irme.
Sí, claro. Adiós.
Te amo.
Cuelgo y me dirijo hacia la cafetería por un jugo. Me toco el vientre, y por primera vez me pongo a pensar en realidad en él. Tengo un bebé dentro de mí, un bebé de Edward y mío. Me imagino a un pequeño bebé de cabello cobrizo y ojos verdes. Hermoso. El pensamiento me llena de paz.
Salgo de la fila con el jugo en mi mano y maldigo que sea martes, extraño a Adam y ya no podré verlo más aquí en la universidad. Doy el paso y algo traba mi pie, y cuando me doy cuenta he caído de bruces contra el suelo, mi jugo se ha desparramado todo en mi blusa. De inmediato me llevo la mano al estómago… mi bebé.
Oops, perdón dice la conocida voz mientras me levanta. No me fijé que venías.
La miro a los ojos y no digo nada, recojo la botella vacía de jugo y corro al baño.
Agradezco que el golpe no ha sido tan fuerte y que he podido reaccionar para meter las manos. Tomo un poco de papel y lo mojo, trato de limpiar lo más que puedo la blusa pero no deja de oler dulce. Perfecto, ahora las abejas van a perseguirme.
Es el primer día con Victoria aquí y ya estoy harta. Además temo por mi bebé, ¿y si ella algún día me tira por las escaleras? No. No. No. Hasta ahora había decidido no decirle a Edward, pero no quiero que esto se me salga de las manos, y por lo general, Edward es muy bueno manteniendo todo bajo control.
Logro soportar el resto de las clases y agradezco cuando da la una de la tarde. Mi celular suena, es él. Me avisa que está esperándome afuera.
Tomo mis cosas y salgo corriendo de ahí, antes que Victoria consiga alcanzarme.
El Aston está ahí y Edward sigue dentro del auto. Abro la puerta y me monto. Le doy un beso en la mejilla y después lo miro para darle la noticia.
¿Estás bien? ¿Qué pasa? pregunta alarmado.
Adivina quién está aquí musito.
El abre los ojos de par en par ¿Rachel? ¡No puede ser!
No, ella no. Victoria.
¿Qué? ¿Victoria?
Dijo que haría de mi vida un infierno y creo que así será.
¿Ella te hizo algo?
Desvío la mirada.
Isabella, dime ahora si ella te hizo algo.
Carraspeo Me ha puesto una zancadilla y he caído al suelo, pero no me he golpeado. Sólo se me cayo el jugo en la blusa.
Sus ojos se encienden de furia ¿Te has lastimado?
No. Ya te lo he dicho.
Y antes de que pueda detenerlo él sale del auto, intento abrir la puerta y seguirlo pero él ha puesto el seguro por fuera. Sólo lo veo subir las escaleras y desaparecer dentro de la facultad.
Cinco minutos después Edward reaparece con Victoria tomada del brazo, prácticamente está arrastrándola hacia el auto. Oh no. No va a hacerlo…
Edward abre mi puerta.
Sal de auto, Bella su tono de voz no admite réplica.
Trago saliva y me pongo de pie, tengo a Victoria frente a mí y en sus ojos no hay más que ira y odio.
Pídele perdón, Victoria. la zangolotea del brazo.
¡No voy a hacerlo! exclama ella.
Y poco a poco la gente del campus se va deteniendo a averiguar lo que pasa.
Edward, déjalo ya. Todos nos están mirando.
Pídele perdón Victoria si no quieres un escándalo el brazo de Victoria está completamente rojo. ¡Hazlo ahora!
¡Edward, me duele! reclama.
¡Hazlo!
Lo siento, Isabella murmura apretando los dientes.
¿La has oído, nena? me pregunta, pero no deja que conteste Ella no te ha oído Victoria, dilo más fuerte.
¡Lo siento! grita al final. Edward la suelta del brazo.
Puedes irte ahora, Victoria.
Ella se lleva la mano a su brazo, que está tiñéndose de morado Vas a pagar esto Edward, lo juro que lo vas a pagar.
Suelto el aire y me siento de nuevo en el auto, azoto la puerta y me cruzo de brazos.
No puedo creer lo que has hecho digo enojada.
No iba a dejar que te amenace y falte el respeto, Bella.
Lo único que has conseguido es alimentar más su odio, y yo mañana tendré que lidiar con su ira.
No vas a volver. Sería negligente de mi parte si te dejo hacerlo. Con Rachel en las calles y Victoria aquí corres peligro.
Pero si no vuelvo sería como dejar que ella gane, Edward.
El golpea el volante ¡Esto no es como una maldita guerra de popularidad de secundaria, Bella! Hoy Victoria te ha puesto una zancadilla y por suerte no te has lastimado, ¿qué sigue? Tendrás que dejar tu orgullo de lado, ahora no sólo eres tú Bella. Tienes que cuidar de la vida de otra persona.
Bajo la mirada, sé que él tiene razón, como casi siempre.
Está bien respondo Sería irresponsable volver. Vamos donde el médico, quiero ver los resultados.
OoO
Los resultados están bien, el bebé parece estar en perfectas condiciones y eso tranquiliza tanto a Edward como a mí.
Regresamos al departamento y Edward se pone a preparar algo de comer.
Supongo que estarás feliz ahora susurro.
¿De qué hablas?
Con Rachel y Victoria por ahí sueltas no puedo volver ni a mi departamento ni a la universidad, o buscar trabajo. Tu sueño va a cumplirse. Mañana cuando llegues de la empresa me encontrarás en la cocina preparando algo delicioso y me harás el amor cuantas veces quieras.
Sé que la idea no te hace ilusión, pero por ahora es lo mejor. Puedes llamar a Alice y Rose por las tardes para que no te sientas sola aquí.
¿Y qué voy a decirles? “Las he llamado porque no puedo salir, las locas ex de mi novio quieren matarme”
Obviamente no tienes por qué decirles el motivo, podrías inventar cualquier otra cosa.
Me paso la mano por la cara Sí, lo sé… es que no me gusta estar encerrada. Es decir ¿por qué yo? ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?
Edward deja sus actividades en la cocina y se gira para verme a los ojos.
Porque eso es lo que elegiste al estar conmigo. Estoy jodido nena. me responde triste.
Eso no es lo que quería decir advierto.
No importa. Esa es la realidad de cualquier modo.
Se sienta a mi lado y me atrae a su pecho.
¿Cómo es que vamos a traer un bebé al mundo, Edward?
No lo sé. Estoy asustado, pero vamos a lograrlo pone su mano en mi estómago No sé si sea posible pero… quiero a este bebé casi tanto como a ti.
Yo también lo quiero. Mucho.
Él frunce el ceño Nuestro bebé, Swan. Nuestro su voz impregnada de incredulidad.
¿Quién lo iba a decir? digo yo No sabes cuánto agradezco el día en que te conocí. Sé que estás jodido, muy jodido; pero no estás sólo, yo estoy contigo y ahora él o ella también.
OoO
¿Qué tal ha ido? pregunta Tanya.
Fatal. Justo como pensé que sería. Edward me ha obligado a pedirle perdón a la imbécil esa. Te dije que no era buena idea, la universidad es horrible. Siempre la detesté.
Entonces tendremos que poner en práctica el plan B.
Pero si no hay plan B.
Claro que lo hay. Tenemos que inventar un chisme de Isabella Swan.
Creí que nuestro objetivo era él.
Y lo es. Meternos con ella es lo mismo o incluso peor que meternos con él.
¿Y qué se supone que hagamos?
Ese es tu trabajo, querida. Averigua cualquier cosa que nos dé pie para inventar algo.
OoO
En el mundo en el que me desenvolvía ahora sólo existían dos cosas: los dioses y los monstruos.
Pero yo no era ninguna diosa, porque no era perfecta ni hermosa. Tampoco podía ser un monstruo porque jamás había hecho algo terrible. Entonces ¿eso en qué lugar me dejaba?
Me di cuenta entonces de que en la tierra de dioses y monstruos yo era un ángel con un ala rota, queriendo vivir en el jardín del demonio.
OoO
Canción: Gods & Monsters
Artista: Lana Del Rey

lunes, 22 de julio de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 26: Dioses Y Monstruos

Y bien, ¿cuáles son las tan fantásticas noticias? pregunta Alice.
Mi corazón de dispara a mil. Aquí vamos. Edward me abraza por la cintura.
La primera inicia Edward Es que… pone una mano en mi vientre y me mira con ojos de amor … mi Bella está embarazada.
Un jadeo de sorpresa sale de todos al unísono.
¡Pero…. Edward, eso es una maravilla!
Todos de pronto empiezan a aplaudir y el aire se impregna de felicidad.
¿Cuál es la otra noticia? dice Esme intrigada y encantada al mismo tiempo.
Nos vamos a casar dice él en voz alta.
Las mujeres sueltan un grito y los hombres se levantan y le dan palmadas en la espalda Edward.
Wow, Bella. Has logrado atrapar al soltero más codiciado de Nueva York dice Elizabeth. Sonrío en respuesta.
Una voz clara y femenina impregnada de cierto aire de misterio interrumpe la felicidad de la sala.
¿Para cuándo es la boda entonces?
Edward se queda petrificado en su lugar y se gira para el lugar de donde proviene la voz. Yo me giro junto con él, y ahí está ella, portando un vestido púrpura y tacones altos, viéndose alta, bella y esbelta.
Tía Anne susurra Edward con miedo.
Hola, querido responde ella.
Tomo fuerza, porque no puedo dejar que Edward se intimide ante una estúpida pedófila como lo es ella.

Qué gusto conocerte por fin Anne digo yo adelantándome, le extiendo mi mano Yo soy Bella.
OoO
Anda Victoria, quieres destruir a Edward tanto como yo.

Yo no quiero destruirlo, quiero que vuelva conmigo.
La respuesta la tienes tú. Fuiste por un largo tiempo la novia de Edward, debes haberte enterado de algún secreto… algo.
Victoria se pasa los dedos por el cabello rojizo y vacila un momento.
Bueno… si, hay algo.
Tanya se inclina hacia el frente Dilo.
No sé si sirva pero… Edward tiene gustos sexuales… extraños.
Tanya alza una ceja Extraños ¿cómo?

Le gusta… le gusta azotar… y todas esas cosas que tengan que ver con dolor.

Tú, Mi Obsesión Cap 25: ¿Azul o Rosa?


Siempre, antes y ahora las estrellas se alinean,

Un chico y una chica se encuentran por obra del gran destino,

¿Es posible que seamos tú y yo los afortunados?
Todos me decían que el amor era ciego,

Entonces ví tu rostro y quedé sorprendida,

Finalmente, esta vez tú y yo somos los únicos afortunados...
Es como, es como, ya sabes, es como,

Enamorarse por primera vez,

Es como, ya sabes, es como,
Enamorarse...


Capítulo 25: ¿Azul o Rosa?

Dos semanas después…
La vida en Suiza es fácil. Ese sería el calificativo. Cuando se es rico. Todo es increíblemente caro, o por lo menos así lo veo yo. Nos alojamos en el Swissotel Metropole Geneva, un hotel que más se parece a un castillo inglés que lo que es en realidad.
No me arrepiento de haber venido, los paisajes son hermosos y Edward está con la mente despejada disfrutando del viaje. Hemos disfrutado de la religión en la catedral de San Pedro, hemos ido al jardín inglés y admirado el reloj de las flores y por último a Jet d'Eau. Todo es hermoso. Ginebra mezcla perfectamente el alto desarrollo y la apariencia cosmopolita con la arquitectura tradicional y que da una sensación cálida.
Es por la mañana y estamos en nuestra suite. Edward ha pedido al servicio de habitaciones, prácticamente todo el menú. Me asomo por la ventana y recargo mi cabeza en el marco, Edward me abraza por la cintura y me besa el pelo, tengo puesta su camisa y él sus bóxers ya que como todas las noches anteriores hemos vuelto a hacer el amor apasionadamente. Me siento un poco nostálgica al contemplar el Mont-Blanc alzándose sobre los edificios, Edward me pregunta todo el tiempo que si estoy bien. Claro que lo estoy. Es decir, ya hace algún tiempo superé lo de mamá, y cada vez me siento menos triste por eso. Lo que ella siempre decía es que había que dejar el pasado en el pasado.
− ¿Te duele?− pregunta con pesar.
Frunzo el ceño y niego con la cabeza, no entendiendo lo que ha dicho.
−Creo que ayer fui poco menos que delicado contigo… fui muy rudo.
El rubor sube a mis mejillas y una sonrisa idiota se instala en mi cara al recordar nuestro asalto de anoche.
Ambos habíamos bebido más de la cuenta y comido mariscos… por si fuera poco. A penas entramos a la habitación prácticamente él ya había sacado mi bonito vestido de Jean Paul Gaultier y rasgado mi ropa interior, me dejó caer en la cama, me besó y sin más preámbulos me hizo suya una y otra vez.
−No me duele− miento –Ya estoy acostumbrada a que seas poco delicado− digo en broma, aunque la verdad sí me duele un poco.
Se sorprende y me mira –Así que soy poco delicado…− vacila –Bueno, lo arreglaré.
Me toma en sus brazos y me sienta en el borde de la cama, me mira un momento y se muerde el labio.
Inclina la cabeza hacia un lado − ¿Qué haré contigo?− alarga el brazo y toma una fresa del carrito con el desayuno, la pone sobre mis labios −Come− dice.
Abro la boca y mastico la dulce fruta, sus ojos se oscurecen y sé que está listo para lanzarse sobre mí… sin embargo toma otra fresa y me la da de comer, repite lo mismo con una frambuesa y así sucesivamente hasta que ya no hay fruta.
− ¿Satisfecha?− pregunta alzando una ceja. Asiento y él lo hace también –Ahora es mi turno. Túmbate.
Me acuesto en la cama con el corazón latiéndome hasta tronar en mis oídos, expectante ante lo que va a hacerme.
Toma el recipiente con miel de maple del carrito y lo alza sobre mi cuerpo, inclina el recipiente y deja caer un poco del dulce pegajoso sobre mi cuello. Se inclina sobre mí y besa mi cuello y luego lo chupa delicadamente, luego deja caer la miel sobre mis pechos y mi abdomen y hace lo mismo. Gimo de placer, Dios… es el mejor desayuno de la historia.
Edward toma el vaso con jugo de naranja y bebe de él, luego vuelve a inclinarse sobre mí y me besa obligándome a abrir la boca, el jugo de naranja se instala en mi lengua y trago. Fresco y dulce. Y así, Edward hace lo mismo con la miel y el jugo, hasta que posa sus manos en mis rodillas y abre mis piernas, subiéndolas sobre sus hombros. Alarga el brazo y esta vez toma el vaso con leche, tiemblo, mi respiración es errática.
Siento el frío en mi centro y me remuevo.
−Quieta− ordena.
Vuelve a vaciar un chorro de leche en mi centro y siento la misma magnífica sensación para luego sentir su lengua en mi intimidad.
−Edward…
Dejo salir el aire de mis pulmones y siento mi cuerpo hundirse cada vez más en el placer. Cierro los ojos y me arqueo no sabiendo qué hacer con mis manos. Edward parece leerme la mente porque justo en ese instante pone sus manos sobre las mías y las lleva mis pechos, comenzando a masajearlos. Estoy tocándome a mí misma guiada por él.
Su maravillosa boca me eleva más y más aliviando el incipiente dolor cada vez menor. Mis pezones están duros, puedo sentirlo. Introduce su lengua en mí y creo ver puntos de colores. Gimo fuerte a la vez que siento otra vez el líquido frío en mi centro.
Comienzo a contraerme, mis piernas, mis brazos… mi cuerpo entero se tensa. Edward aprieta mis manos y muerde sólo un poco mi pequeño botón y entonces convulsiono y pongo mis ojos en blanco mientras que grito.
−Ah…Eeeedward… Dios…
Edward devora cualquier evidencia de mi placer y me mira con ojos oscuros y pupilas dilatadas, sus labios brillan y por alguna razón eso lo hace más jodidamente caliente.
Sus manos se cierran en mis caderas y tira de mí hacia abajo, y lo siento. En algún punto se ha quitado los bóxers.
Entra con una facilidad enloquecedora en mí, se queda quieto, sale y vuelve a entrar lentamente sin ninguna prisa.
−Te amo, nena− reza con los ojos cerrados.
OoO
Abro los ojos y miro hacia la ventana. El Sol está en su punto más alto, deben de ser más de las doce del día. Algo en mi vientre se remueve y me obliga a levantarme corriendo. Entro al baño y cierro la puerta antes de expulsar todo lo que he comido.
Me enjuago con un poco de agua y me cepillo los dientes. Cuando salgo Edward ya se ha despertado y me mira con intriga.
− ¿Estás bien?
Asiento –Sólo me ha caído mal algo− me tumbo a su lado y como estoy demasiado cansada y siento los músculos como de gelatina vuelvo a dormirme.
OoO
Esta vez, cuando despierto Edward ya no está conmigo. Me levanto, me pongo una bata y recorro con mi vista la suite. Está sentado en la sala hablando por teléfono.
Camino hasta él y me siento a su lado, él cuelga y me abraza.
−Al fin has despertado, dormilona.
−Sí, y no puedo creer que aún esté cansada.
−Tal vez sería bueno que regresaras a dormir− me aconseja.
Niego con la cabeza –Tengo hambre, ¿tú no?
Me sonríe y marca el número del servicio a cuarto –Je veux un bol de raclette et une bouteille de vin blanc ... nous avons de mieux, merci − cuelga y me mira –Tengo que trabajar, hay muchas cosas pendientes en Cullen Corp. Estaré en el estudio− se levanta –Avísame si quieres algo ¿está bien?− se inclina y me besa los labios.
Asiento y sonrío. Me acomodo en el sillón y cierro los ojos por un momento pero en ese instante tocan a la puerta. Me levanto y recibo lo que Edward ha pedido y cierro la puerta.
Remojo el pan en el queso fundido y cuando estoy a punto de comerlo el estómago se me cierra y protesta. Dejo el plato a un lado y corro de nuevo al baño y vomito otra vez. Me enjuago la boca y me quedo unos instantes sentada sobre el piso pensando en lo que puede estarme pasando. ¿Habrán sido los mariscos de ayer? Es lo más seguro… pero en ese momento a la querida Madrastra se le ocurre volver y susurrarme otra cosa.
Agito la cabeza y decido que sería bueno ir a caminar. Me pongo un conjunto de Chanel que Edward me ha comprado recientemente y después voy al estudio y toco la puerta, asomo la cabeza.
−Voy a ir a caminar un poco− anuncio − ¿Quieres venir?
−Tengo mucho trabajo nena, ve sola y toma la tarjeta de crédito del cajón.
−No la necesito− respondo.
−Tómala y si ves algo que te guste lo compras.
Asiento porque no quiero discutir, le dedico una sonrisa y vuelvo a cerrar la puerta.
Tomo la tarjeta como me ha dicho y salgo del hotel.
Afuera hace frío, pero es algo soportable, además el soplo de aire fresco le sienta de maravilla a mi estómago revuelto. Camino por las calles mirando sin ver en realidad. Estoy pensando, meditando en la posibilidad… ¿y si lo estoy? ¿Qué pasará si lo estoy?
He caminado un largo tramo y decido que es momento de regresar antes de que oscurezca y me pierda.
Descubro una farmacia a la vuelta y me detengo en seco. ¿Es correcto? Me muerdo el labio, vacilo y finalmente casi corriendo entro al establecimiento.
El chico de la farmacia me sonríe y me dice algo, y como no sé francés le hablo en inglés… con suerte me entenderá.
−Una prueba de embarazo, por favor. La más efectiva.
El chico entiende, asiente y se va un momento y regresa con una caja en las manos, la pone en una bolsa y me la entrega.
Saco la tarjeta de crédito de mi bolsa y se la doy, cuando tengo el ticket en mi mano salgo corriendo del lugar y escondo aquella cosa en mi abrigo.
Camino más lento para llegar al hotel y en ese transcurso de tiempo ha oscurecido.
Entro y atravieso el lobby y tomo el ascensor. Llego a la suite y Edward está justo frente a la puerta.
−Bella, Dios. Estaba por ir a buscarte− se oye preocupado.
−Lo siento… sólo han sido unos minutos. No pensé que fuera a hacerse tan tarde.
− ¿Unos minutos?− me pregunta mientras cierro la puerta –Te has ido por más de dos horas.
Alzo las cejas. Vaya… sí que he perdido la noción del tiempo.
Exhala y me abraza –Bueno, ya estás aquí. ¿Has comprado algo?
Niego –Te dije que sólo iría a caminar.
−No has comido− dice.
−Empezó a dolerme el estómago así que...− me quito el abrigo y lo cuelgo en el perchero, procurando que se disimule el bulto en el bolsillo derecho.
−Regresaré a trabajar, estoy por terminar. Pide algo de cenar para los dos.
Desaparece de nuevo y yo suelto el aire, aliviada.
Tomo la prueba y corro a encerrarme en el baño.
Con las manos temblorosas saco el dispositivo de la caja y le doy la vuelta para seguir las instrucciones. Aquí vamos.
No puedo creer que esté haciendo esto, es una tontería. Es absurdo… es IMPOSIBLE.
Sin embargo me apoyo en el azulejo del baño y espero los malditos cinco minutos que me parecen una eternidad.
Estoy preocupada y no sé por qué. Tal vez sólo sea un problema hormonal. Tal vez es sólo… agh.
Y entonces tomo aquella horrible cosa en mi mano y cierro los ojos preparándome para abrirlos. Jamás pensé que mi vida terminaría dependiendo de un color. Ya pasé por esto antes, todo debe de ser un error. Confío en que sea un error. Dios… que lo sea.
Abro los ojos de golpe y tomo la caja… azul negativo, rojo positivo. Miro la prueba.
− ¡Maldita sea!− grito sin poder contenerme. ¡Azul!
Palidezco al momento y una lágrima resbala de mi mejilla. Esto no está pasando de nuevo… la única diferencia es que todo parece ser verdadero. ¿Por qué está pasando? Me he tomado la pastilla a los horarios indicados… tiene que haber una explicación.
Me pongo agua en la cara porque quiero vomitar de nuevo. Envuelvo la prueba en papel y la tiro en el bote, desarmo la caja, la hago trizas y hago lo mismo.
Salgo del baño y tomo el teléfono para pedir la cena, rezando porque mi estómago no proteste otra vez.
Maldita sea, ¿cómo le diré esto a Edward?
OoO
− ¿Seguro que estás bien?− me pregunta mientras se tumba a mi lado.
−Sí− susurro.
−No has cenado nada.
−Creo que me cayeron mal los mariscos de ayer… debe ser eso.
Me abraza y me pega a su pecho.
−Te quiero, nena. Gracias por estar conmigo.
Sonrío y eso me sube el ánimo un poco.
−Yo también te quiero, Edward.
Cierro los ojos y agradezco que él entienda que es estos momentos no estoy de humor para nada.
Espero que mañana sea otro día y que tenga las ideas más claras para poder decirle esto.
OoO
− ¿Qué te parece si salimos a caminar tú y yo juntos?
Finjo una sonrisa y asiento. Aún no le he dicho nada y ya casi va a hacerse de noche. Sé que no puedo aplazar esto, tengo que decírselo cuanto antes. Tiene derecho a saber, quiero saber lo que piensa.
Me pasa mi abrigo y bajamos por el ascensor, entrelaza sus dedos con los míos y salimos a la intemperie.
Camino de su mano disfrutando del impresionante frío, agradeciendo sentirme mejor, al menos físicamente. No quiero que él se dé cuenta, pero me conoce bien y no podré seguir con esta farsa por mucho tiempo.
Pasamos de largo por la calle llena de nieve y aun con las luces de la pasada Navidad.
−Oye− me dice y se detiene. Me acerca a su cuerpo y me abraza. − ¿Qué pasa? Has estado así desde ayer que regresaste de tu caminata.
Oh no. Cuando hace eso siempre termina sabiendo la verdad de mí.
−Tal vez sólo se aun error pero… es decir… no es definitivo, tenemos que ir con un profesional… No quiero asustarte, ¿quién dice que sea cierto? Puede ser sólo un problema hormonal…− pone un dedo sobre mis labios.
−Estás mareándome, cariño− sonríe − ¿Qué pasa?
Suspiro –Sé que ya pasamos por esto antes pero… es posible que esté− carraspeo –embarazada.
Y muy contrario a la respuesta que esperaba… o a la expresión de su rostro… él suelta una carcajada, se queda impávido un momento y luego me alza en brazos y me gira.
¿Pero qué diablos? Me deposita en el suelo y tiene una sonrisa divide rostro, sonrío yo también porque su alegría es contagiosa.
− ¿Hablas en serio? ¡Dios, Bella! ¡Es genial! ¿Cuándo te has enterado?
Pestañeo muchas veces –Ayer cuando regresé de caminar había comprado una prueba, me la hice y salió positivo.
Frunce el ceño –No pareces muy feliz con la noticia.
Encojo los hombros –No lo estoy… quiero decir, a penas voy a regresar a la universidad y bueno…
Cierra los ojos –Temes que por tu embarazo el matrimonio se apresure− susurra triste.
−Sí− acepto –Te dije que iba a pensarlo y ni siquiera he tenido tiempo para eso. Es decir, claro que quiero casarme contigo… pero no tan pronto.
Me acuna el rostro en sus manos –Oye. Es tu decisión, si tú quieres tener o no a este bebé yo te apoyo, te amo y estoy dispuesto si tú lo estás. Puedes terminar tu curso en casa cuando ya no estés en condiciones de levantarte, no necesitas trabajar y lo sabes. Encontraremos la solución a lo que sea que decidas…. Y si decides que vas a tenerlo eso no quiere decir que nos casaremos, no hasta que tú lo quieras.
−Eres un gran hombre Edward ¿lo sabías?− y cuando lo digo tomo una decisión definitiva.
Suelta una carcajada –Soy sólo en lo que tú me has convertido. Ahora, ¿quieres seguir caminando o quieres regresar?
−A propósito de eso− digo − ¿Cuándo vamos a regresar?
Y me arrepiento de preguntarlo porque su sonrisa se acaba –Carlisle me llamó hoy diciendo que la empresa necesitaba tenerme allí. Regresaremos pasado mañana.
Y agradezco su respuesta, estaba ansiosa por regresar, aunque sé que para él no es fácil.
− ¿Anne sigue allí?
−No lo sé. No he tenido el coraje de preguntarle.
−Bueno, sabes que lo que sea estoy contigo.
−Lo sé.− se queda callado.
−Oye, he visto un bonito vestido en una tienda y quiero usarlo mientras aún me quede.
Pestañea y sonríe de lado − ¿Quieres decir que…?− su boca se queda abierta.
Asiento frenéticamente –Nada podría hacerme más feliz que hacerte feliz.
Me acerca a él, me abraza fuerte y me besa tiernamente.
OoO
En Nueva York…
− ¡¿Cómo que le has perdido el rastro?!
− ¿Quieres calmarte? Todo el mundo te está viendo.
Tanya se sienta y respira − ¿Cómo que le has perdido el rastro a Edward? Seguirlos era tu único maldito trabajo.
−Lo sé. Estuvieron en Forks apenas unos días, una semana más en Aspen y luego desaparecieron.
− ¿Y qué se supone que hacemos ahora?
−Tranquila. Regresarán, el idiota de Cullen no puede estar demasiado tiempo alejado de su empresa.
−Más te vale, Jacob. Más te vale.
− ¿Te has enterado de algo más?
Tanya le guiña un ojo –Bueno, me he enterado de que la pobre ex de Edward anda por ahí de bar en bar desahogándose.
− ¿Qué sugieres?
−Obviamente no voy a dejar que esa inútil se quede con Edward, pero mientras sería una buena aliada, además tiene mucho dinero.
− ¿Quién es ella?
− ¿Quién iba a ser? Victoria Sutherland.
OoO
−Y dime Carl, ¿cuándo regresará mi querido sobrino? Ya quiero verlo de nuevo y conocer a su novia.
−Precisamente hoy he llamado a Edward− Carlisle abraza a Esme –Y me dijo que estaría aquí pasado mañana. ¿No es genial?
−En magnífico. Tengo tantas cosas por decirle a… ¿cómo es que se llama?
−Isabella, tía Anne− responde Emmet.
−Ah sí, a la querida Bella.
− ¿Cómo qué cosas?− pregunta Alice en tono sarcástico.
Anne finge una sonrisa –Ah, cosas de cuando Edward era un bebé, o las travesuras que hacía de niño. Espero que Bella no se asuste con esas historias.
−Bella es fuerte, tía Anne. Se necesitarán más que simples historias para alejarla de él. Además, Edward la adora.
Y obviamente, Anne y Alice son las únicas que entienden el doble sentido de esas palabras.
Anne asiente gentilmente mientras maldice por dentro a la pequeña Alice, esa chiquilla iba a ser un problema para ella.
OoO
Un día después...
Abrazo a Edward por detrás y beso su espalda aún húmeda por la ducha, me toma del brazo y me tira en la cama.
− ¿Te ha gustado?
−El mejor sexo bajo el agua que he tenido− respondo.
Me besa en los labios y me muerde.
− ¿Estás listo?− le pregunto.
− ¿Para qué?
−Para volver.
−No. Pero tengo que hacerlo. Tenemos que….
−Todo va a estar bien Edward, confía en mí.
−Lo hago. ¿Por qué otra cosa regresaría a esa ciudad?
Ambos nos vestimos y hacemos las maletas. Me pongo el vestido que compré ayer de Ada Zanditon y unos tacones azul pálido de River Island. Desayunamos unos ricos waffles y huevos. Edward cancela la suite y nos montamos en un taxi.
Llegamos al aeropuerto a las nueve menos quince.
− ¿Quieres un café?
−No, estoy bien− le sonrío, el asiente con expresión tensa −Oye− lo llamo –Tienes que relajarte, no vamos a la guerra. Es sólo Nueva York, león; tú ciudad.
Me pone una mano sobre el vientre y cierra los ojos –Tú y esta pequeña cosa que crece dentro de tu vientre son lo más importante de mi vida.
El corazón se me ablanda. Escuchar a Edward decir esas cosas…
−Cuando te conocí lo menos que querías era una familia− le recuerdo.
−Tú cambiaste eso. Quiero cualquier cosa que te incluya.
− ¿Cuándo se lo diremos a tú familia?− le pregunto.
Su expresión cambia –No… creo que ver a mis padres en este momento sea lo mejor. ¿Lo entiendes, verdad?
−Sí, claro. Después de todo yo tampoco sé cómo decírselo a Charlie.
− ¿Tienes miedo?
− ¡No! ¡Nada de eso! Es que… siento que nos estamos tomando esto con demasiada naturalidad. Es decir, ¿recuerdas el susto que pasamos hace tiempo cuando pensamos que estaba embarazada?
−Sí, lo recuerdo bastante bien− aprieta mi mano –La vez que pensaste en abandonarme.
Tuerzo la boca –En ese momento pensé que sería lo mejor. Ahora veo cuánto me había equivocado.
La voz de una mujer suena en toda la sala de espera anunciado que nuestro vuelo estaba listo a partir.
−Es hora− me dice y se levanta.
Me levanto con él y juntos cruzamos el pasillo.
OoO
Cuando el avión aterriza es de noche en Nueva York.
Tomamos un taxi y debido al tráfico tenemos que desviarnos por Times Square.
Llegamos al departamento de Edward y depositamos las maletas en el suelo de la sala.
−Estoy muerta− susurro.
−Es mejor que nos vayamos a dormir. Tenemos cita en el médico para que te revise.
Asiento –Bien.
No tengo absolutamente nada de hambre, hemos comido en el avión y las alturas no me sentaron nada bien. Tengo el estómago revuelto, pero creo que puedo controlar las náuseas.
Me cepillo los dientes y el cabello, me pongo el pijama y me acuesto a lado de Edward. Él pone su mano sobre mi vientre.
−Hasta mañana, nena− me besa el pelo y se queda profundamente dormido.
Yo, en cambio sonrío como boba y pongo mi mano sobre la suya.
OoO
− ¿A caso mi querido Edward no piensa venir a visitarnos?− pregunta Anne.
−Claro que lo hará− responde Carlisle –Pero el vuelo aterrizó muy tarde a noche, deben haber llegado muertos.
−Ya son las doce− anuncia Emmet –Será mejor que mi hermanito se apure, o no podrá ver a mi tía Anne ni a los abuelos… que por cierto siguen dormidos…
−Ya vendrá Edward, hermana− responde Esme y deja salir una sonrisa –Ya quiero que lo veas, Bella es tan buena para él… es como si fuera otro chico. Es más sociable, más alegre…
−Sí, sí. Quiero conocerla de una vez.
−Oh, tía Anne. Ya verás cuán felices son ellos dos. Por cierto Esme, Belli me ha llamado diciendo que tenían buenas noticias que darnos− grita Alice.
− ¿Oh, en serio? ¿Cómo qué será?− pregunta Anne con falso interés.
−Tal vez sea que por fin van a casarse. Bella es la una chica en este planeta que aguantaría a Edward− murmura Rose distraída mientras lee una revista.
−Espero por su bien que no− susurra Anne demasiado bajo.
− ¿Qué has dicho?− pregunta Alice, aunque ha oído muy bien.
−Que el té con limón, no− dice más fuerte mientras toma su taza.
OoO
−Señor, la paciente del cuarto 400 no está− informa el enfermero.
− ¿Tiene la hoja con la información de la paciente?
−Sí, señor. Aquí está.
El doctor de levanta de un golpe − ¡Encuéntrenla cuanto antes! ¡Esta paciente está clasificada como "de alto peligro"! ¡Búsquenla! ¡No puede estar muy lejos!
−También ha lastimado a un compañero, está en enfermería en este momento.
− ¿Qué no oye lo que he dicho? ¡Encuéntrenla!
El doctor Petrescu se deja caer en su asiento y hace una llamada de emergencia.
− ¿Sí? ¿Señor Cullen? Sí… pasa algo. La paciente Rachel Collins ha escapado.
OoO
El doctor Green me hace un ultrasonido, y nos dice a Edward y a mí que sí, que estoy embarazada, pero que el bebé aún es muy pequeño.
− ¿Cuánto tiempo tiene, Green?− pregunta él.
−Un mes como mucho− responde.
Me pongo a hacer cuentas y concluyo que quedé embarazada la noche que Edward y yo lo hicimos en la cocina o poco antes.
−Quiero saber si el bebé está bien− musito –Me tomé la pastilla varias veces y estoy preocupada por él.
Al doctor asiente –Voy a mandarte a hacer unos estudios, aunque por lo que veo está bien.
− ¿Aún no podemos saber qué es?− pregunta Edward.
-Hasta los cinco meses como mínimo no empieza a distinguirse el sexo del bebe− responde –Voy a mandarte unas vitaminas y acido fólico, es todo.− me sonríe dirigiéndose hacia mí
El doctor se va unos momentos y aprovecho para hablar con Edward.
−¿Estás listo para ir donde tus padres?
−Sí, es lo mejor decírselos ahora.
−¿Y si Anne sigue ahí?− pregunto.
−Esa perra puede irse al carajo. Solo tú y él o ella me importan.
Y me da un beso en la frente y una lágrima se desliza por mi mejilla.
OoO
Canción: Lucky Ones
Artista: Lana Del Rey