martes, 27 de agosto de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 29: Cuando El Paraíso Arde


Sólo disfruta, nena. No pienses, no pi… la palabra se corta en sus labios cuando me penetra por ahí.

Suelto un grito de dolor.

¡Ahhh!

Sht dice bajo Sólo será un momento… sólo un momento de dolor. Respira.

Tomo una inhalación profunda y suelto el aire lentamente, lo hago dos veces más y luego Edward se inclina y me besa la boca.

¿Ahora estás mejor? pregunta y yo asiento.

Toma con fuerza mi cintura y se mueve una vez y gruñe.

Cristo… esto se siente fantástico farfulla.

El dolor va disminuyendo a medida que sus movimientos se vuelven más continuos. Oh, Edward tenía razón. Esto se siente genial. Gimo por lo bajo una y otra vez.

OoO
 
Jack se acerca y ella lo envuelve entre sus brazos y lo besa con pasión, sin previo aviso ella desabrocha el cinturón y tira de los calzoncillos hacia abajo. Jack está incrédulo, pero no le importa. Está a punto de hacer el amor con una mujer hermosa… luego de más de un año sin hacer el amor o de tener cualquier contacto físico con cualquier otra persona desde que su novia le había abandonado por otro, las caricias de Rachel se le antojan a gloria. Gime con tan sólo un toque en el abdomen y ella lo besa, pensando que es Edward. Imaginándolo.
Y así… ambos absortos en su imaginación y en la fricción de sus cuerpos golpeando acompasadamente contra la pared Rachel lo siente cerca, y ella lo sabe… lo sabe.
Y entonces, justo en el momento en el que Jack gruñe en su oído y se vacía en su interior, saca la pistola que lleva escondida en el bolso y la pone sobre su cabeza y jala del gatillo sin ningún miramiento.
El hombre cae al suelo y Rachel sonríe y vuelve a llegar al orgasmo cuando ve la sangre derramarse en el suelo.
−Qué experiencia más maravillosa− murmura para sí misma.
 
OoO

Tú, Mi Obsesión Cap 28: Joven Y Bonita

 
Capítulo 28: Joven Y Bonita.

−¿Y qué harás con esa información?− pregunta Victoria con miedo.
−¿Importa?− responde Tanya jugando con el cigarrillo entre sus dedos.
−Escucha…− murmura –En verdad yo… no quiero hacerle daño a él… sólo lo quiero a mi lado.
Tanya tuerce la boca con desdén y se acerca con amenaza −¿No crees que él se merece una cucharada de su propia medicina?
−¿Cómo vamos a hacer eso?
−Ya lo estamos haciendo. Alguna vez nosotras lo amamos− apunta –Pero él no lo hacía… ahora vamos a arrebatarle lo que él mas ama, como él alguna vez lo hizo con nosotras.
−¿Vas a hacer público eso?− inquiere señalando la grabadora.
−Claro.
−¿Y cómo?
−No será muy difícil− asegura ella –Tengo a un amante rico y loco por mí, además de que a cualquier revista o periódico le gustaría esto− golpea un poco el artefacto.
Victoria asiente mirando hacia el suelo. No está segura de querer hacer todo eso… pero Tanya la tiene en sus manos.
OoO
Han pasado ya un par de semanas y todo ha estado más tranquilo. No sé lo que hizo Edward para evitar que expulsaran a Victoria de la universidad, para que el director no hiciera pública sus adicciones pasadas y sobre todo para que la reputación del profesor Williams y la mía quedara intacta.
Él es mi héroe. Y me he disculpado con él todos los días por mi comportamiento de adolescente sumamente inmadura, él me besa y me dice que todo está bien… pero sé que no es así. Sé que aunque él me salve y me mantenga alejada de todo aquello que puede hacerme daño de alguno u otro modo algo va a pasar.
Rachel está allá afuera seguramente planeando algo de lo que no quiero enterarme. Victoria debe traérselas contra mí y Tanya… bueno, curiosamente ella es la más pasiva en todo esto o así parece ser.
Anne no ha vuelto desde aquella vez para seguir atormentándome con su mirada de demonio y sus palabras llenas de veneno. De solo pensar en ella se me acelera el corazón.
Ahora mismo estoy haciendo ejercicio en la bicicleta estática que Edward tiene en su gimnasio. Le dije al doctor que no quería subir mucho de peso y él me recomendó hacer un poco de actividad física… no sexual.
Edward aparece en el salón con una toalla en la mano y me seca el sudor de la frente.
−Te ves sexy toda sudada− murmura y su aliento fresco me golpea en la cara. Acaba de lavarse los dientes… aunque todavía está en pijama. Mira su reloj –Ya llevas casi una hora aquí ¿no crees que te estás excediendo?
Alzo una ceja −¿Vas a quererme aún cuando esté toda gorda y llena de rollitos?− pedaleo con más fuerza.
−Pero por supuesto que sí− responde y hasta parece ofendido −¿Qué piensas que sólo me interesas porque eres delgada?− niega con la cabeza –Hay Swan… ¿cuándo entenderás que mi amor por ti va mas allá de todo lo físico?
Trago saliva –Como sigas así…− jadeo –… voy a disfrutar de este embarazo a pleno y voy a comerme toda una tarta de chocolate yo sola y no va a importarme.
Alza sus manos enseñándome las palmas –No estoy deteniéndote.
Ladeo la cabeza y lo esquivo con la mirada mientras continuo pedaleando.
−Hoy es sábado− dice −¿Te gustaría ir a algún lado?
Encojo los hombros –No lo sé… ¿qué sugerirías?
−¿Qué tal ir al cine?
−Sí. Genial.− me detengo y bajo de la bicicleta. Me limpio con la toalla –Voy a bañarme.
−Te acompaño− me toma de la cintura y me besa debajo de la oreja.
OoO
Abro la llave del agua y Edward toma el jabón de ducha, se embadurna las manos con él hasta hacer espuma y comienza a pasarla por todo mi cuerpo, enfatizando en los pezones que se endurecen por su contacto.
Pego mi espalda a su pecho mientras dejo que él me acaricie.
−¿Qué sientes?− pregunta.
−Un cosquilleo− respondo –un cosquilleo agradable.
−¿Te excita?− susurra en mi oído con voz pesada.
−Mucho.
Continúa con su lento masaje, baja sus manos por mi vientre y luego, evitando mi entrepierna continúa por la forma redonda de mis nalgas y poco a poco, mientras besa mi espalda, baja sus manos por mis piernas y sube de nuevo, por la parte de enfrente. Cuando está de nuevo en mi trasero siento como un dedo suyo me acaricia ahí.
Doy un respingo. Él sube y coloca su boca en mi oído y vuelve a acariciarme ahí.
−¿Sabes?− musita –Esto iba a ir incluido en nuestra sesión en mi habitación negra. De hecho, planeaba hacerte llegar al orgasmo así.
Abro los ojos como platos. Mierda santa. Íbamos a tener sexo, él iba a cogerme por ahí… Blancanieves se siente aliviada de que dicha sesión se haya visto interrumpida mientras que la Madrastra maldice a los cuatro vientos.
−¿Te gustaría?− pregunta.
Niego lentamente –No… lo sé.
Sonríe de oreja a oreja –Cierto. Mi Bella es inocente, y nunca antes nadie te había tocado.
Sonrío yo también −¿Eso te encanta, verdad?
−¿El qué?
−El que hayas sido mi primero− respondo y me giro para quedar de frente a él −¿Qué hubieras hecho de no ser así? Si yo… ya hubiera tenido sexo antes de ti.
Él mira hacia arriba y piensa por un momento. Segundos después baja su cabeza y me besa fervientemente, cuando se separa de mí me mira con sus ojos verdes con las pupilas dilatadas, me toma por la cintura y me da la vuelta, apoyando mis manos en el azulejo y con mi espalda pegada a su pecho.
Se inclina y me dice: −Si yo no hubiera sido el primero me hubiera vuelto loco de atar y no hubiera parado hasta encontrar al bastardo.
Amasa uno de mis senos.
−¿Por qué bastardo?− pregunto inocente.
−Porque eras pura y prístina, lo sigues siendo, pero yo llegué a corromperte con sexo sucio y pervertido. Incluso a mí mismo me considero un bastardo por haberte arrancado la virginidad.− besa mi cuello.
−Pero yo te dejé que lo hicieras− respondo.
−Y no sabes cuán afortunado me siento por eso, pero no dejo de ser un bastardo.
Y así en esa posición como estamos Edward me eleva un poco contra el frío azulejo y me penetra desde atrás. Suelto un gemido agudo.
−Pero adoro poseerte de esta forma… aunque sepa que cada vez que te cojo− se impulsa dentro de mí −… te arrebato un pedazo de tu alma.
−Edward…− jadeo cuando lo siento en lo más profundo. Mi corazón late rápido y puedo sentirlo persiguiendo aquellas luces veloces que nublan mis ojos de placer.
Estoy a punto de correrme, y mi centro se contrae con espasmos.
−No, nena− gruñe –No todavía.− pasa sus brazos por debajo de mis axilas y me pega hacia su pecho, su boca de aliento cálido roza mi oreja cada vez que él gime.
−Por favor… − cierro los ojos con fuerza y elevo mis brazos y los envuelvo en su cuello.
−No− ordena con voz firme –Me gusta creer…− me embiste –que aún tengo el poder… aunque sea sólo por un momento.
Enredo mis dedos en su cabello y jalo un poco –Por favor… te lo suplico…
Y entra otra vez, bruscamente –Pero tú me lo pones tan difícil…
−Edward… voy a...− pero él me tapa la boca.
−Shht− aminora el ritmo –Déjame sentirte, Bella− me suelta y deja que mis manos se recarguen de nuevo en el azulejo, me hace un poco hacia atrás y su brazo atraviesa mi vientre y toma mi cintura.
−Córrete cuando quieras… Bella− dice y vuelve a recuperar su ritmo delicioso y las luces veloces ciegan mis ojos otra vez.
OoO
Edward y yo caminamos de la mano hasta el cine.
−¿Cuál te gustaría ver?− me pregunta.
Yo miro con detenimiento la cartelera –Esa− señalo.
−¿El Gran Gatsby?− repite extrañado.
−¿No has leído el libro?− digo sorprendida −¡Es una obra maestra!
−Si está basada en un libro se supone que ya sabes cómo termina… ¿entonces por qué quieres verla?
−Porque quiero saber cómo es que la han adaptado para esta versión… además Leonardo DiCaprio me encanta− le guiño un ojo.
Ladea la cabeza –Bien. El Gran Gatsby será.
OoO
La sala de cine está llena y las palomitas que reposan en mis piernas están por acabarse. Ni siquiera miro el recipiente porque mi vista está concentrada en la pantalla. Gatsby mira a Daisy como cualquier chica quiere ser mirada. Ella corre hacia la gran mansión y él simplemente no puede creerse que ella esté allí… con él. Unas notas suaves van en aumento mientras la escena avanza y la música comienza.
−¡Hay que decirle a alguien que toque el piano!− Daisy alza las manos y da vueltas sobre el salón −¡Y podemos bailar y bailar toda la noche!
¿Me seguirás amando cuando ya no sea joven ni hermosa?
¿Me seguirás amando aún cuando ya no me quede nada más que mí lastimada alma?
Sé que lo harás, sé que lo harás, sé que lo harás…
¿Me seguirás amando cuando ya no sea hermosa?
Después, antes de que me dé cuenta ya estoy llorando en la escena en la que Daisy le dice a Gatsby que nunca podría decir que jamás ha amado a Tom, ni siquiera a solas, porque estaría mintiéndole.
−¡Oh, Jay, me pides demasiado!− exclama llorando –Te amo ahora ¿acaso eso no es suficiente?
Y lloro con más ganas cuando Gatsby mira a Daisy sin poder creerse lo que está pasando.
−¿Me amabas a mí también?− dice la última palabra con dolor.
Edward se da cuenta de que estoy llorando y en vez de que me ruede los ojos o me diga algo me atrae hacia su pecho y me besa la cabeza.
Cuando la película está en sus minutos finales, cuando Nick se acerca hacia el muelle imaginándose que Gatsby aún está allí contemplando la luz verde me doy cuenta de que mis mejillas están empapadas de lágrimas.
La película termina y me doy cuenta de que no soy la única que está llorando pero aún así me siento patética. Edward y yo salimos del cine.
−¿Pero por qué lloras?− me pregunta mirándome a los ojos.
−La película es muy emotiva ¿no te parece?
−¿Toda la película?− dice la primer palabra con algo de burla –Es que… estuviste llorando desde que empezó.
−¿Acaso la escena del reencuentro no te causó emoción?
Niega con la cabeza –No.
−¿Ni siquiera cuando le hicieron eso a Gatsby?− exclamo con sorpresa.
−Bella, en realidad casi no he visto la película. Me la pasé viéndote a ti, tú y sólo tú eres lo que quiero admirar por siempre.
Y entonces sus ojos me miran exactamente de la misma forma en la que Gatsby miraba a Daisy… como si ella fuera un ángel… una persona que estuviera iluminando su vida.
Me acerco a él y me paro en puntas.
−Te amo, Edward. Te amo mucho.
Me abraza –Yo también, Bella, siempre.
Lo miro fijamente y luego dirijo mis ojos hacia el suelo –Perdóname, Edward. Perdóname− lloro con más ganas.
−¿Pero por qué?− dice confundido.
−Porque hasta ahora puedo darme cuenta de que tú estás por encima de todo. Por encima de cualquier héroe literario del que alguna vez estuve enamorada, por encima de cualquier actor− señalo el póster de una película de la cartelera –Por encima de cualquier maestro− completo –Perdóname por lo que hice. Fue estúpido y jamás volveré a decepcionarte.
Arruga la frente –Bella, tú nunca me has decepcionado.
Interpongo una mano frente a su rostro para que se calle.
−No me digas de nuevo que no tengo por qué disculparme. Sólo dime que me perdonas. Lo necesito.
Luego de eternos segundos asiente lentamente –Claro que sí. Te perdono.
Al instante una sonrisa se extiende por mi rostro y después por el suyo también. Me atrae hacia él y comenzamos a caminar.
−Este embarazo va a volverme loco− bufa –Por un lado me encanta que todo el tiempo quieras sexo y por el otro… Dios, incluso parece que estás más testaruda que antes… si fuera posible.
OoO
Días después…
−¡Maldita sea!− un grito apagado llega a mis oídos y obviamente es de Edward.
Preocupada, detengo mis ejercicios en la caminadora y me seco con la toalla. Encuentro a Edward en la cocina y un olor a papel quemado llega a mi nariz.
−¿Qué pasa?− digo mientras intento ver el origen del olor, pronto lo hago. En el cesto de la basura están los restos de una hoja de papel periódico, mayormente cenizas.
−Tengo que irme a la empresa− dice apresurado mientras me pasa de largo y entra al ascensor.
−Edward pero…− mi voz resuena en el eco de la casa. Las puertas del ascensor ya se han cerrado.
Frunzo el ceño, ¿qué pasó? No lo entiendo.
Estoy a punto de meterme a bañar cuando el teléfono suena.
−¿Sí?
−Bella, soy Alice− su voz suena con prisa y mi sexto sentido intuye que eso tiene que ver con la reacción de Edward hace un rato.
−¿Ya has visto el periódico?− pregunta preocupada.
−No− la pregunta me suena extraña. ¿Periódico?
−Bien. ¿Qué tal si nos tomamos un café?
−Sí, claro− contesto –¿En dónde?
Cuando ella me da el nombre de la cafetería ni siquiera se despide y cuelga.
Me quedo mirando hacia el auricular y luego, aún confundida, lo cuelgo y me meto a bañar.
Me pongo un vestido de Chanel con cuentas de colores y unos zapatos de tacón bajo de Miu Miu en tono rosa pálido.
Me quedo unos segundos admirando mi vientre frente al espejo y pongo una mano sobre mi abdomen todavía sin crecer.
−Te amo, bebé− susurro, siendo la primera vez que le he hablado −¿Sabes? Tú papá te ama también. Vas a hacernos muy felices… y tal vez tú seas capaz de traernos paz.− le digo otro poco de cosas y palabras de cariño antes de comenzar a maquillarme, ponerme mi perfume Flower by Kenzo y dejarme el cabello suelto, aplicando solo un poco de mousse.
Tomo un taxi que me deja en la primera avenida y casi enfrente de la cafetería en la que he quedado con Alice.
Entro al local, y ella aún no llega, mientras tanto pido solamente una bebida de kiwi con fresa.
Cinco minutos después, tal vez un poco más, Alice llega a la mesa y se sienta, aún con el periódico en sus manos y una revista de prensa rosa.
−Belli− me da un beso en la mejilla y se quita los lentes.
−¿Y luego?− digo señalando la revista y el periódico −¿Estás vendiéndolos?− pregunto en broma, pero ella no ríe y más bien tuerce la boca.
−¿Qué pasa, Alice? ¿Puedes decirme ya?
Ella desliza el periódico y la revista sobre la mesa, poniéndolos frente a mis ojos. Lo que capto a primera vista es el encabezado en letras grandes y de color: "A Cullen le gusta DURO"
El aire se me va cuando creo entender de lo que está hablando, miro a Alice con miedo y ella se muerde el labio.
−Léelo, Belli.
"…No es sorpresa enterarnos de que muchas de las estrellas de Hollywood, millonarios, empresarios y socialités tengan gustos variados en lo que al ámbito del sexo se refiere, incluso nosotros podríamos incluirnos en dicho apartado. A unos les gusta jugar con la crema batida y las fresas y a otros vendarse los ojos. Pero el tema central de este artículo son los gustos sexuales recientemente revelados del soltero más codiciado de Nueva York y puede que de todo el país: Edward Cullen que hace poco estuvo en la portada de esta revista debido a que durante un evento social reveló su relación con su en ese entonces asistente personal, Isabella Swan. Ayer llegó a nuestras oficinas la información de que Edward Cullen practica o practicaba lo que últimamente se ha puesto muy de moda, el llamado BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo, por sus siglas) Una práctica sexual que seguramente es más común de lo que parece, pero parece que Cullen ha llegado a extremos ya que nos enteramos por un informante anónimo que en más de una ocasión Edward dejó marcas y cicatrices en el cuerpo a su ex novia Victoria Sutherland, algo que además de ser prohibido en las prácticas del BDSM, también se puede llamar como violencia física.
Es muy posible que la actual novia, Bella Swan, también haga estas prácticas con el millonario pero ¿será que también la ha lastimado a ella? Seguramente nos enteraremos pronto, por ahora mi duda es: ¿Será que acaso Victoria Sutherland levantará una denuncia en contra de Cullen, o todo se quedará como un simple artículo de revista?..."
Dejo la revista y no me molesto en ver la página seis del periódico. Me llevo las manos a la cabeza.
−No puede ser…− murmuro.
−¿Esto es verdad, Belli?− pregunta Alice con temor.
La miro pero no le contesto. ¿Qué diría? "Sí, Alice, a tu hermano le gusta cogerme duro y azotarme, pero no sé si lastimó a Victoria o no"
Ella mira hacia el suelo, supongo que tomando mi silencio como un sí. Me levanto, obviamente sabiendo ya que esto es lo que Edward quería esconderme esta mañana.
−Necesito hablar con Edward. Tengo que irme− me levanto de la mesa y ella no hace ningún intento por detenerme.
En cuanto abro la puerta de la cafetería toda una comunidad de reporteros y camarógrafos se abalanzan sobre mí.
−¿Es cierto lo que dicen los periódicos?...
−…¿Edward te ha lastimado alguna vez?
−…¿Tienes marcas por todo el cuerpo?
−…Bella− dice una reportera −…¿Es cierto que estás embarazada?
Me quedo atónita unos momentos y me tapo el rostro con una mano mientras intento salir de esa nube de gente.
¿Cómo es que saben que estoy embarazada? Aún no se me nota.
OoO
Voy al departamento y espero a que Edward llegue. Sé que todo esto es obra de Victoria, estoy tan cabreada en este momento que no sé lo que sería capaz de hacerle a ella o a cualquiera.
Me preparo un té para calmarme y me cambio los zapatos por unas pantuflas más cómodas.
Me siento en el sillón y el teléfono suena, no me levanto. Quien sea, no quiero hablar ahora… entonces suena la contestadora.
−Bella, soy Esme, estoy muy preocupada por ti y por Edward… llámenme en cuanto puedan.
El teléfono suena otra infinidad de veces, pero no contesto en ninguna ocasión. La bandeja de la contestadora está llena.
−Belli, se que no tuve la mejor reacción. Perdóname y por favor, contesta el teléfono.
−¿Bella? Mierda, ¿por qué no contestas? soy Rosalie… estoy viendo la televisión. ¿Cómo supieron que estabas embarazada?
Doble mierda, lo que faltaba. Ahora también estaba en la televisión.
−Te lo advertí, Isabella. ¿Ahora lo ves?− la voz profunda y clara de Anne resonaba en el teléfono y alteraba mi corazón –Hasta el momento no he movido ni un dedo, y mira lo que está pasando. Tú lo dijiste, Edward está jodido ¿cuánto tiempo más es el que podrás soportar? ¿Cuál será la punta del iceberg? Continúa esperando si quieres… ya veremos.
Me toco el vientre.
−¿Por qué?− susurro −¿Por qué es que todo es tan difícil pequeño bebé?− acaricio mi estómago y cierro los ojos tratando de recuperar algo de calma –Pero tu papi va a defendernos− susurro –Sí, él lo hará.
OoO
Es de noche ya, y las luces resplandecen sobre el suelo de mármol del departamento, la lucecita roja del ascensor hace un pequeño "bip" antes de que las puertas se abran. Edward entra, con la corbata floja y el saco en la mano, el cabello terriblemente despeinado.
−Bella, mi amor− camina hacia mí y se inclina para darme beso, pero lo evado.
−¿Estuviste bebiendo?− pregunto sorprendida, y no para bien.
Pero él no me responde y lo que hace es caminar alrededor de la sala buscando algo que no comprendo.
−¿Qué haces?
No me contesta y entonces pierdo la paciencia y me levanto del sillón.
−¿Edward? ¿Qué buscas?
Él se gira hacia mí, balanceándose sobre sus pies −¿Dónde están tus maletas? ¡Dónde!
Me hago hacia atrás ¿cuáles maletas? Él camina hacia mí, esta vez hasta arrinconarme contra la pared, luego, tirando su corbata y su saco sobre el suelo se deja caer de rodillas y me abraza por las caderas y pega su cara a mi vientre.
−No me dejes Bella, no me dejes.
Oh mierda. Él ha estado pensando todo este tiempo que iba a dejarlo… ¿pero cómo pudo?
−¿Dejarte? ¿Por qué iba a hacerlo?
Alza su rostro, aún abrazándome las caderas.
−Te ví… en la televisión. Cuando te hicieron todas esas preguntas…− niega –Tú ya lo sabes todo… yo…
−Edward− lo interrumpo –No voy a dejarte. Sólo quiero que te levantes y poder hablar.
Él se levanta, balanceándose aún y me mira fijo.
−Sólo voy a preguntarte algo− susurro −¿Es cierto que lastimaste a Victoria de esa manera? ¿Le dejaste cicatrices y moretones?
Él asiente con la cabeza −Sí− musita –Pero no fue mi culpa. Ella simplemente nunca utilizó la palabra de seguridad y entonces por eso yo nunca paré.
Cruzo los brazos –Pero tú te dabas cuenta de lo que le hacías…
Me mira fijamente, su cara transformándose en aquella parte suya… el dominante.
−El amo nunca para sí la sumisa no se lo pide− dice sin titubear.
−Es decir que tú… ¿si yo olvido la palabra de seguridad entonces tú me lastimarías deliberadamente?
−¡No! Eso nunca. Antes de tocarte… de poder siquiera pensarlo… preferiría la muerte antes que hacerte algún daño.
−Entonces Victoria…
−¡Yo no la amaba, Bella! ¿Cómo voy a cuidar algo que ni siquiera me importa? Yo la azotaba… con una infinidad de instrumentos que tú no puedes imaginar, y aunque yo sabía que eso dejaría marca, no paraba y el hecho de que ella no dijera que lo hiciera me hacía aún más difícil detenerme. Te lo dije una vez… yo disfrutaba azotando a mujeres. Quizás lo disfrutaba más allá de lo sanamente admisible. Sé que suena terrible… que sueno como un completo monstruo pero… todas esas cosas desaparecen contigo. No me causas ninguna necesidad de azotarte… solamente cuando me lo pides. Me fascina ver que yo tengo el control sobre ti, aunque sepa que no sea verdad, pero absolutamente nunca disfrutaría viendo que te hago daño. Jamás.
Tomo una respiración profunda y luego me atrevo a hablar –Me dijiste que tu amor por mí no se limitaba a lo físico. Que te daba igual si era gorda o delgada… pero yo sé que si tú estás así es por culpa de Anne y si en un principio tú te enamoraste de ella no fue porque viste a la buena persona detrás de la mujer, fue porque viste su belleza. Lo físico. ¿Cómo puedo estar segura yo de que tu amor va a durar para siempre cuando dices una cosa y tus mismos actos lo contradicen?− limpio una lágrima de mi ojo antes de que pueda salir −¿Cómo puedo yo estar segura de que nunca vas a lastimarme si tal vez el día de mañana tus actos también lo contradigan?
Trato de irme pero Edward me detiene por el brazo.
−Suéltame− le digo.
−No.
−Necesito pensar Edward.
−¿Qué es lo que tienes que pensar? Vamos a superar esto, te amo.
−Precisamente en eso es en lo que tengo que pensar. Quiero tener la confianza de que aunque un día deje de ser joven y bonita tú vas a seguir amándome.
Lo dejo ahí de pie en la sala mientras yo me voy y me encierro en uno de los cuartos.
Comienzo a llorar. Hemos terminado discutiendo de algo que no era el problema inicial, sin embargo, es el problema en el que hemos terminado del que he estado preocupada todo este tiempo.
Cuando las horas pasan y es de madrugada dos golpes en la puerta me despiertan, me levanto, sé que es él. Me tomo mi tiempo para abrir la puerta. Él está frente a mí, totalmente descompuesto y oliendo a alcohol.
−Déjame entrar− ruega.
Me hago a un lado y lo dejo pasar. Cierro la puerta y luego me tumbo en la cama, Edward hace lo mismo y los dos quedamos frente a frente.
−¿Cómo puedes tener dudas de mi amor por ti? Sobre todo ahora, que estás esperando un hijo mío y me has dicho que vamos a casarnos.
−Es mejor darse cuenta ahora de las cosas que no se podrán cambiar después. ¿Y si nos casamos y no somos felices? Me dolería aún más atravesar por un divorcio.
−Vamos a ser felices Bella. Vamos a serlo.
Suspiro entrecortadamente y me doy la vuelta, dándole la espalda.
−Voy a amarte siempre Bella, aunque ya no seas joven ni bonita− lo último lo dice con cierto recelo –Aunque no creo que dejes de serlo nunca.
−Shht− lo callo –Ahora no es un buen momento para hablar de eso.
−¿Entonces? ¿Vas a irte?− pregunta con miedo.
−No− respondo –No voy a irme. No soy lo suficientemente fuerte para hacerlo. Por ahora sólo quiero que me abraces.
Se acerca a mí y pasa su brazo por mi costado reposando su mano en mi vientre y yo coloco mi mano sobre la suya.
No mencionamos ninguna otra palabra ni hacemos otra cosa, porque puedo casi jurar que ninguno de los dos sabe lo que pasará mañana cuando amanezca y tengamos que despertar.
OoO
Como un tercer espectador que también actúa dentro de la escena, Rachel mira desde afuera el edificio del apartamento de Edward.
Ha estado ahí dentro, estuvo mirando a Bella mientras ella cocinaba en aquella ocasión.
Su corazón está lleno de odio y sabe que no hay esperanzas para su podrida alma. Odia a Edward por haberla sentenciado a esta vida, reducida a vigilar cada uno de sus pasos y anhelar estar con él, a su lado. Y odia a Bella… por haber logrado lo que ella nunca pudo ni podrá.
No es como la frase que dice: "Si no es mío no será de nadie" porque por lo menos así quizás habría vestigios de amor en su corazón, es más bien como la filosofía del péndulo, todo lo que diste se te regresará. Es como esa frase que dice "Si yo me he reducido a cenizas tú también te quemarás en el fuego"
OoO

sábado, 17 de agosto de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 28: Jóven Y Hermosa

¿Por qué bastardo? pregunto inocente.
Porque eras pura y prístina, lo sigues siendo, pero yo llegué a corromperte con sexo sucio y pervertido. Incluso a mí mismo me considero un bastardo por haberte arrancado la virginidad. besa mi cuello.
Pero yo te dejé que lo hicieras respondo.
Y no sabes cuán afortunado me siento por eso, pero no dejo de ser un bastardo.
Y así en esa posición como estamos Edward me eleva un poco contra el frío azulejo y me penetra desde atrás. Suelto un gemido agudo.

Pero adoro poseerte de esta forma… aunque sepa que cada vez que te cojo se impulsa dentro de mí … te arrebato un pedazo de tu alma.
OoO

¿Me seguirás amando cuando ya no sea joven ni hermosa?
¿Me seguirás amando aún cuando ya no me quede nada más que mi lastimada alma?
Sé que lo harás, sé que lo harás, sé que lo harás…
¿Me seguirás amando cuando ya no sea hermosa?

Después, antes de que me dé cuenta ya estoy llorando en la escena en la que Daisy le dice a Gatsby que nunca podría decir que jamás ha amado a Tom, ni siquiera a solas, porque estaría mintiéndole.
¡Oh, Jay, me pides demasiado! exclama llorando Te amo ahora ¿acaso eso no es suficiente?
Y lloro con más ganas cuando Gatsby mira a Daisy sin poder creerse lo que está pasando.
¿Me amabas a mí también? dice la última palabra con dolor.
Edward se da cuenta de que estoy llorando y en vez de que me ruede los ojos o me diga algo me atrae hacia su pecho y me besa la cabeza.
Te amo, Edward. Te amo mucho.
Me abraza Yo también, Bella, siempre.

Tú, Mi Obsesión Cap 27: Entre Rosas Y Mentiras

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.


Nunca fue tan breve una despedida
nunca me creí que fuera definitiva
nunca quise tanto a nadie en mi vida
nunca a un ser extraño le llame mi familia


Nunca una llama permanece encendida
nunca aguante su calor

nunca más, nunca más

nunca soporte ser un alma invadida

hasta que vi frente a mi por quien yo moriría

Esta es mi flor de loto
y yo era su sombra

esta es mi flor de loto

mi mundo no se aclarara 
tanto vagar para no conservar nunca nada

Capítulo 27: Entre Rosas Y Mentiras.

En definitiva iba a volverme loca. Llevaba tres días encerrada aquí y ya no aguantaba, además odiaba decirlo pero esto del embarazo me ha puesto, no sé… más caliente.
Estos días Edward y yo parecemos conejos, no hay lugar del departamento que esté intacto. Todos y cada uno han sido víctimas de nuestro amor. Necesito ver a Edward. Ahora.
Me pongo un vestido púrpura de Paule Ka, una capa de Miu Miu y los Pigalle. Me recojo el cabello en una coleta y me maquillo.
Salgo del apartamento y tomo el primer taxi que puedo, en unos minutos estoy a los pies de la enorme Cullen Corp.
Cindy me saluda cuando me ve.
¡Bella! ¡Qué sorpresa tenerte por aquí! ¿Quieres que avise que estás aquí o es una sorpresa para el jefe? alzó una ceja.
Me sonrojé, claro. Ella sabía de lo mío con Edward, ya había olvidado que salió en todas las revistas.
Si, Cindy. Es una sorpresa.
Subo por el ascensor y ahí están Kate, Jessica y una chica delgadita y con facciones finas, supongo que es la nueva asistente de Edward. Respiro antes de salir, preparándome para lo que sea que K y J vayan a hacer.
Buenos días digo en voz alta y me acerco a la chica, mientras miro de reojo las bocas abiertas de las arpías esas. Vengo a ver a Edward Cullen.
¿Tiene una cita con él? me pregunta mientras revisa la agenda.
No, pero ¿puede por favor decirle que Bella vino a verlo?
Niega con la cabeza Él está ocupado en este momento, ordenó que no se le molestara, ¿quiere dejarle un mensaje conmigo?
Me muerdo el labio Dígale que lo veré para almorzar.
La chica escribe todo en un papel.
¿Me da su nombre por favor?
Isabella Swan respondo. La chica se queda paralizada un momento y me mira a los ojos.
¿Swan? ¿Bella Swan?
contesto.
¿La novia del señor Cullen? su voz se vuelve aguda. Me ruborizo.
La misma.
Permítame un momento por favor. aprieta el botón del teléfono ¿Señor Cullen? La señorita Bella Swan está aquí.
Dígale que pase responde él.
Siga, por favor, señorita Swan.
Asiento y le dedico una pequeña sonrisa. Abro la puerta y él alza la vista de su trabajo.
Hola susurro.
Hola. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Claro que estoy bien. Solo quería venir a verte. me acerco a él. Ya sabes… mis necesidades últimamente están desatadas.
Y estoy fascinado con eso me contesta y me sienta en su regazo Así que dime, ¿quieres que satisfaga esas necesidades ahora? roza la piel de mi cuello.
Por favor susurro antes de atraerlo hacia mí y besarlo como si mi vida dependiera de ello. Con prisa desmesurada desabrocho los botones de su camisa y aflojo su corbata. Beso su pecho y tiro de su cabello. Él me responde con la misma pasión; tira del listón de mi capa, baja el cierre de mi vestido y amasa mis senos.
Desabrocho su pantalón y lo libero de sus bóxer, lo tomo en mis manos y él tiembla.
Bella… sí…
Te necesito Edward, ahora…
El pitido del teléfono suena.
Señor Cullen…
No quiero que me molesten en este momento Hannah.
Muevo mi mano de arriba hacia abajo y él gime.
Está bien… señor contesta Hannah, al parecer lo ha escuchado porque sonaba avergonzada.
Me muevo un poco más sobre él, antes de que me ponga sobre el escritorio y tire de mis bragas. Me envuelvo en él, mientras se levanta conmigo en brazos y camina hasta que mi espalda choca con la puerta de entrada. En ese momento entra en mi y gimo ante el placer. Comienza a moverse rápido y yo también.
Gime fuerte, Isabella. Quiero que todos allá afuera te escuchen entra de nuevo y su mano viaja hacia el sur y comienza a estimular mi clítoris. Gime. lo hago Quiero que todos allá afuera sepan lo que estamos haciendo me dice.
Y hacemos el amor como dos locos. Es obvio que allá afuera escuchan los golpes en la puerta y los gemidos, los jadeos.
Mi primer orgasmo llega, pero no dejo de moverme porque quiero más. Edward cumple mi deseo, sale de mí y me gira para quedar de espaldas a él. Alza una de mis piernas y entra otra vez en mi. Mis pechos desnudos se endurecen por el frío acero de la puerta.
Eso es nena… así…
Gimo, no lo soporto. Y me libero otra vez, los espasmos no paran y sigue y sigue y sigue.
No sé cómo pero terminamos tumbados en el sillón, jadeando por aire.
¿Satisfecha? me pregunta.
Sí… más que eso.
Se incorpora y se viste de nuevo. Yo hago lo mismo y me pongo mi bolso al hombro.
Te veo en la casa. lo beso.
Ya quiero hacerlo contesta.
Me acomodo el cabello y salgo por la puerta, cuando ya estoy afuera Jessica, Kate y ahora también Hannah, me miran boquiabiertas. Edward sale de la oficina y tira de mi brazo hacia él, luego me da un gran beso frente a todos.
Adiós nena se despide.
Adiós, león me suelto de su agarre y él desaparece dentro de su oficina y yo en el ascensor.
Suelto una carcajada cuando las puertas se cierran. ¡He perdido la vergüenza!
OoO
Tengo que pasar a la universidad a entregar un trabajo, y rezo para no encontrarme a Victoria.
Saco el escrito de mi bolso y comienzo a caminar por los jardines, el profesor Williams se cruza en mi camino y se queda mirándome más de lo debido.
Señorita Swan me saluda.
Yo me sonrojo al recordar la situación en la que lo vi hace unos meses.
Hola profesor intento seguir con mi camino, pero él me toma de la mano para detenerme. Me giro para mirarlo.
No está demás darte las gracias por no decir nada de lo que viste en la biblioteca entre la señorita Woods y yo.
Carraspeo No se preocupe, yo no vi nada susurro. Intento irme una vez más, pero él me detiene de nuevo y me sonríe.
Gracias, Isabella e inesperadamente me besa en la mejilla.
Me doy la vuelta aún confundida por lo que acababa de pasar. ¿Qué demonios…?
Llego a una de las aulas y tengo la suerte de encontrar a Novotny aún y entregarle mi tarea personalmente.
OoO
Victoria marca un número en su celular.
¿Tanya? Sí… después de todo parece que no tendremos que inventar nada.
¿Qué es lo que conseguiste?
Algo excelente. Parece que la inocente estúpida tiene un romance con un profesor.
¿Tienes pruebas?
Fotos auténticas.
Bien. Envíamelas ahora.
OoO
Llego a casa, aún confundida por el beso en mi mejilla del profesor Williams, y sonrío porque aunque tengo de novio al hombre más hermoso sobre la tierra creo que, como cualquier alumna que se precie de serlo, estoy un poco enamorada de mi profesor.
Pienso prepararle una rica cena a Edward, me pongo un delantal para evitar mancharme la ropa y me pongo en marcha.
Pienso que un espagueti sería perfecto, no es que sepa mucho de comida internacional o gourmet.
Enciendo la estufa y pongo una cacerola con agua, sin saberlo he comenzado a tararear una canción que he escuchado en la radio. Me muevo hábilmente de aquí para allá, paso gran parte del tiempo aquí así que se dónde está todo.
Cuando estoy sacando algunos vegetales del refrigerador escucho un sonido brusco, como si algo se cayera.
Mi corazón comienza a latir muy rápido. La imagen de Rachel se cuela de inmediato en mi cabeza. Tomo un cuchillo y comienzo a caminar, quedándome quieta para poder escuchar.
Pero no escucho nada otra vez. Cierro los ojos y respiro profundo, pudo haber sido cualquier cosa.
Regreso a la cocina y vuelvo a lo que estaba haciendo.
Termino de hacer la cena, y ya un poco más tranquila procedo a servirla.
El timbre del ascensor suena, y Edward sale de él, saludándome.
Miro el reloj, son casi las seis. Ha salido temprano.
Me besa y me levanta del suelo.
Hola, nena. Que rico huele.
Sonrío Preparé la cena.
Oh, qué bien. Aunque yo me refería a ti responde jugando.
Se sienta en uno de los bancos y cuando me giro para darle el plato veo detrás de él a Victoria. El plato se me cae al suelo.
¿Bella? llama Edward, pero no me da tiempo de decirle nada porque ella interrumpe.
Hola, Edward saluda Victoria.
Él maldice por lo bajo antes de darse la vuelta.
¿Qué haces aquí? pregunta mientras se acerca a mí y me abraza protectoramente.
Estoy haciéndote un favor responde mordaz.
Yo no hablo, será que por cobarde o por estúpida prefiero quedarme fuera de todas las discusiones o la mayoría de ellas.
¿Tú a mí? ¿Qué clase de favor?
Vengo a hacerte ver la clase de zorra con la que estás hace un ademán con su celular.
Edward me separa de su cuerpo y camina hasta quedar frente a ella.
En primera te ordeno que respetes a Isabella, y en segunda quiero que te vayas de aquí ahora si no quieres que llame a seguridad.
Primero quiero que veas algo, y si aún piensas que estoy mintiendo yo misma me iré sin protestar.
Edward no dice nada por unos momentos, Victoria le extiende su celular y él lo toma a regañadientes.
¿Pero qué carajo? exclama Edward clavándome su mirada ¿Qué significa esto Isabella?
Victoria sonríe ante la reacción. Frunzo el entrecejo y niego, no sé qué está pasando.
¿A qué te refieres? pronuncio con miedo.
A esto me enseña el celular y yo me acerco para ver mejor. Alzo las cejas. Es una foto del profesor Williams en el instante en el que está sosteniendo mi mano y dándome un beso en la mejilla al mismo tiempo, y no puedo evitar la carcajada que suelto.
En realidad eres patética, Victoria digo con rabia y un poco de risa. Ella frunce el ceño.
Edward, te juro que puedo explicártelo. No es nada de lo que parece.
Él se relaja y parece creerme.
Quiero que te vayas, Victoria dice entregándole el celular. Ella se ve claramente enojada, pero cumpliendo su promesa, se va sin protestar.
Cuando los dos estamos solos él cruza los brazos y ladea la cabeza.
Estoy esperando me recuerda.
Asiento y comienzo a explicarle. A lo largo de la plática Edward hace gestos meditativos y finalmente asiente, sonriendo también.
Veo que… es algo entendible hasta cierto punto su sonrisa se acaba Pero sabes ya muy bien lo celoso que soy, sabes que no me gusta que los hombres te traten así. Y por otra parte no debes volver a hacer una escena así, eres mi novia y todo Nueva York lo sabe, por lo tanto habrá más Victorias por allá afuera queriendo aprovechar hasta la mínima oportunidad para crear un escándalo. Y supongo que sabes que Victoria no tardará en enseñarle esa foto al director de la universidad, y si no quieres ser expulsada, tendrás que explicarle al director lo que acabas de explicarme a mí.
Abro los ojos como platos, no había pensado en eso.
Edward yo… no puedo decirle a nadie.
Bella, la relación de un maestro con alguien del alumnado es una falta grave. El profesor Williams será despedido y la tipa con la que está teniendo la relación será expulsada. Así debe ser. Si no le dices lo que está pasando al director tú serás la alumna expulsada, y no puedes permitirlo. ¡Entraste a Columbia! ¿Entiendes eso? Entraste a una universidad que forma parte de la Ivy League.
Me siento como una niña regañada, y como niña regañada que soy camino hacia Edward y me siento en sus piernas.
¿No podrías hacer algo tú? digo con voz melosa.
¿Yo?
Sí. Yo le diré al director lo que está pasando y tú harás algo para evitar que despidan al profesor Williams y expulsen a su alumna.
Él ladea la cabeza ¿Por qué te importa tanto lo que les pase a ellos? En especial a tu profesor.
Bajo la cabeza y me muerdo el labio.
¿Acaso estás enamorada de tu profesor Bella?
Me sonrojo imposiblemente y asiento.
Él gruñe y toma mi mentón entre sus dedos obligándome a mirarlo.
Dios… te amo tanto que incluso soportaré el hecho de que estés enamorada de otro con tal de que estés a mi lado.
Es un amor platónico, león. Tú eres el único.
Suspira Está bien, haré algo para que no se tomen represalias, pero entonces dime algo pega su boca a mi oído y su mano va subiendo poco a poco la tela de mi vestido viste a tu profesor favorito coger a alguien más su mano llega a mi entrepierna Lo viste metiéndosela a alguien más cuando lo dice mete un dedo en mi interior sin previo aviso, y yo ya estoy húmeda. Me pone tanto cuando habla así… ¿Él hace el amor mejor que yo, Isabella? araña mi piel.
No suspiro.
¿Estás segura? muerde mi lóbulo.
Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo No respondo porque sé que eso lo enfadará mas.
¿Quieres comprobarlo? pregunta moviendo su dedo en mi interior.
He enterrado mis manos en su cabello y tengo los ojos cerrados Si, si quiero.
En ese instante gira nuestros cuerpos cambiándolos de posición dejándome debajo.
Está bien… veamos me sonríe antes de comenzar a besarme mientras desabrocha mi vestido.
OoO
Edward gime antes de desplomarse sobre mí, pero al instante se hace a un lado, y los dos nos quedamos mirando hacia el cielo raso de la sala, tratando de recuperar el aliento.
Eso fue… me quedo sin palabras.
Increíble completa él.
Me acomodo el vestido y él se abrocha la camisa y el pantalón, me ayuda a levantarme y luego alza una ceja.
Señorita Swan… creo que me debe una cena.
OoO
Cuando es mitad de la noche tengo un sueño… uno húmedo.
Sueño con Edward atándome en su habitación negra, e incluso lo sueño azotándome con uno de sus látigos.
Cuando me despierto, o más bien cuando Edward me despierta me doy cuenta de que tengo la mano en mi entrepierna, y me sonrojo violentamente.
¿Qué haces? me pregunta.
Y como se que de un modo u otro va a averiguarlo decido confesarle la verdad Estaba soñando contigo.
Ladea la cabeza ¿Conmigo?
Estaba soñando que me azotabas.
Abre la boca para poder respirar Bella… no sé si sea seguro hacer eso en estos momentos.
Me levanto bruscamente y me cruzo de brazos ¿Y por qué no?
Estás embarazada.
¡Tengo apenas un mes! refuto Anda, Edward. Lo necesito.
Él me atrae a su pecho y vuelve a tumbarse en la cama.
Mi Bella… ¿qué voy a hacer contigo? ¿Es que nunca podré negarme a nada de lo que me pidas?
No me apresuro a contestar.
Él se carcajea ¿Por qué será?
Porque me amas, Cullen. Más que a cualquier cosa en el mundo respondo muy pagada de mí misma.
Edward ríe de nuevo Has dado en el clavo me abraza más fuerte Tú ganas, mañana entraremos a mi habitación negra. Supongo que tendré que comenzar a pensar en la manera en la que voy a follarte hasta que pierdas el sentido.
De tan solo escuchar sus palabras me humedezco más. Vaya, ahora ya no podré dormir.
Hazme el amor Edward pido sin preámbulos.
Me mira ¿Otra vez?
Me muerdo el labio Está bien… sólo bésame.
Edward se acerca a mí y comienza a besarme, en un giro inesperado yo me monto encima de él y profundizo el beso, al tiempo que acaricio su nuca. Su punto débil.
Envuelve sus manos a mí alrededor y me acerca tanto que no podría caber un alfiler entre nosotros. Jadea en mi oído.
Bella suspira cuando beso su cuello. Y cuando estoy a punto de bajar el pantalón de su pijama, él me detiene y nos cambia de posición dejándome abajo. Alza mis manos por encima de mi cabeza.
¿Cuándo Bella? ¿Cuándo voy a dejar de ser tan débil frente a ti? reclama antes de poner sus manos sobre mis pechos.
Y por un momento las palabras del doctor Gerandy regresan a mi mente: “Sólo ustedes son lo suficientemente fuertes para destruirse el uno al otro, Bella”
Pero el mal sabor de boca se ve cubierto rápidamente por la pasión.
OoO
Ha pasado un día desde el incidente de Victoria, y hoy tengo que ir a la universidad. No puedo retrasarlo más tiempo.
Edward obviamente ya está en el trabajo, y yo salgo de la habitación rumbo a la sala mientras me coloco los aretes. Pero al llegar a la estancia me quedo petrificada.
¿Qué haces tú aquí? pregunto llena de rabia.
Ella se levanta del sillón Quería venir a visitar a mi sobrino, nada más. Creo que no tuvimos un muy buen encuentro la última vez.
No eres bienvenida en esta casa, Anne. Supongo que lo sabes.
¿Qué te he hecho para que me trates así? pregunta, y me dan ganas de arrancarle su legua bífida como la de una serpiente.
¿Piensas que no lo sé? Edward me lo contó todo. Eres despreciable.
Ella me mira y se moja los labios Él estaba enamorado de mí.
Me hago para atrás y comienzo a gesticular con la manos ¿Y qué? ¿Piensas que le hiciste un puto favor? no puedo contener a mi boca, y la madrastra se ha puesto los guantes de boxeo. ¡Era un niño! No tienes idea hasta qué punto lo has jodido.
¿Pretendes hacer que me sienta mal? se lleva una mano al pecho.
¿Tienes hijos, Anne? pregunto, aunque me imagino la respuesta y no espero a que me conteste Bueno, imagina que los tienes. ¿Qué harías si te enteraras que tu propia hermana, sangre de tu sangre, ha abusado de tu hijo? instintivamente me llevo una mano al vientre. Pero es obvio que no tienes corazón. Así que no espero que lo entiendas. Vete, Anne. No soporto verte.
Alza una ceja Si yo fuera tú, no sería tan valiente aprieta los dientes y me señala con un dedo No me conoces, Isabella. Puedo ser la pesadilla más terrible que puedas imaginar, huelo cuáles son los miedos de la gente, y yo ya sé cuál es el tuyo. Cuídate, porque este castillo de cristal en el que estás viviendo no durará mucho. ¿Dices que jodí a Edward? ¡Bien! ¡Lo jodí! ¡Y lo adoro! Voy a tener a Edward, y para entonces, tú ya estarás fuera de su vida.
Había algo en ella, algo natural, que hacía temblar a tu cuerpo. Yo ya había comenzado a temblar, y mi corazón palpitaba atronando mis oídos. Una sensación de miedo me invadió.
¡Largo! grité y mi voz hizo eco en las paredes.
Ella asintió con la cabeza y se dio media vuelta; apretando el botón del elevador se giró hacia mí.
¿Sabes qué es lo más estúpido? Que piensas que tienes el poder de juzgar a todos aquellos que crees malos y de venerar a los buenos. ¿Piensas que el infierno es ese lugar al que se va la gente mala cuando muere? Pues no. Tú misma estás viviendo en el infierno y, aunque es obvio que lo ignoras, estás enamorada del mismísimo demonio.
Ella entra en el elevador, y desaparece, dejándome con la esencia de sus crudas palabras clavadas en mi pecho.
OoO
Llego a la universidad, aún en mal estado por la desagradable visita.
Le pido a la secretaria del director que me deje pasar a la oficina, pero justo en ese momento el profesor Williams aparece en la estancia y cuando me ve sus ojos se abren.
¿Puedo hablarte un momento, Isabella, por favor? me pregunta mientras me toma por el brazo y me guía afuera, a un lugar donde no hay mucha gente.
¿Qué pasa, profesor? pregunto.
¿Has venido a delatarme con Rodges? dice nervioso.
¿Qué? No. respondo Al contrario, una compañera nos vio ayer a usted y a mí y nos tomó fotos, y seguramente va a enseñárselas al director. Vengo a defendernos a ambos.
El asiente y me deja ir.
Regreso a la sala de espera, y en ese momento el director, el señor Rodges, sale a mi encuentro acompañado de Victoria.
Mierda. Mierda.
Director R…
Él alza una mano para que me calle No tiene que decirme nada, señorita Swan. La señorita Sutherland me ha enseñado las pruebas, y creo que sobra decir que está expulsada.
Suelto el aire de golpe y miro rápidamente a Victoria, que me alza una ceja y pone cara de triunfo. Ella camina hacia mí y me pasa de largo.
Te dije que lo lamentarías me susurra antes de irse.
Un momento, director. la voz de Williams suena detrás de mí La señorita Sutherland está mintiendo en todo esto. Necesito hablar con usted para que sepa la verdad.
Rodges ladea la cabeza, cavilando por un momento. Finalmente asiente Pase a mi oficina Williams. Señorita Sutherland, espere aquí le dice a Victoria, que tiene una cara que no tiene precio. Usted también espere aquí, señorita Swan. indica.
Si no le molesta, director interrumpe él Me gustaría que la señorita Swan entrara también, ella es mi testigo.
Pase, Swan espeta autoritariamente.
Rodges sigue a su oficina y yo paso a lado de Williams.
Sólo sígueme la corriente susurra.
Los tres tomamos asiento, Rodges se inclina hacia adelante.
Estoy esperando.
Y en ese momento Williams empieza a hablar. Explica que las fotos son un malentendido, y luego me sorprendo cuando le dice al director de que en realidad Victoria hizo todo eso por una venganza, que Victoria siempre le acosaba y él, al no ceder orilló a Victoria a hacer lo que hizo.
Wow. Incluso yo le creo, y eso que sé que todo es mentira.
¿Y usted que tiene que ver en todo eso, señorita Swan? pregunta Rodges.
Miro rápidamente a Williams, que me hace un ademán con la cabeza para que termine de contar lo que “pasó”.
Ah… sí balbuceo. Mierda. Nunca se me ha dado bien esto de las mentiras. Mi mente trabaja al doble de rapidez para encontrar alguna cosa… Pues… resulta que en una ocasión que yo estaba en la biblioteca comienzo Escuché algunos ruidos y fui a ver lo que pasaba. Encontré a Victoria amenazando con una navaja suiza al profesor Williams, yo llegué y logré distraer a Victoria mientras el profesor le quitaba el objeto de las manos. Los dos acordamos no decir nada del incidente ya que no queríamos que esto fuera a mayores y se convirtiera en un escándalo. A partir de ese momento Victoria la tomó contra mí y en los últimos días ha estado amenazándome. Lo que pasó en realidad, a diferencia de lo que se ve en las fotos, fue un simple agradecimiento de parte del profesor hacia mí. Nada más que eso.
Rodges se ve claramente sorprendido. Se quita los lentes y comienza a limpiarlos.
Supongo que serán conscientes de que no tengo pruebas de que eso pasó, y además la señorita Sutherland en el poco tiempo que lleva aquí no me ha presentado problemas.
Estoy nerviosa. No sé que mas decir… de pronto mi mente se ilumina como un faro.
¿Está al tanto de que la señorita Sutherland tuvo problemas de adicción en años anteriores? suelto la bomba.
¿Perdón? ¿Cómo es que usted lo sabe? pregunta Rodges.
Aquí va…
Soy novia de Edward Cullen respondo y Rodges se va un poco para atrás, claro que lo conoce Quien posteriormente había tenido una relación con la señorita Sutherland, y él mismo me ha contado que ella tuvo problemas de drogas, y que en muchas ocasiones le tocó sacarla de lugares de muy mala reputación.
Ya. Listo. Lo hice. Jamás imaginé sacar provecho de mi relación con Edward. Me siento miserable.
Si es cierto lo que dice, señorita Swan, usted permanecerá en esta universidad y la que se irá será la señorita Sutherland. Voy a averiguar que todo sea cierto, necesito que el señor Cullen se presente mañana aquí en mi oficina para que me afirme todo esto. Mientras compruebo todo esto usted y el profesor Williams quedan es un estado de suspensión, que será retirado de inmediato en cuanto todo esto se resuelva.
Williams y yo asentimos al tiempo.
Pueden retirarse continúa. Y díganle a Sutherland que pase.
Me pongo de pie y salgo de la oficina junto con Williams. Él se encarga de decirle a Victoria el recado de Rodges
¿Lo que dijiste es cierto? pregunta una vez que estamos fuera, caminando por los jardines del campus.
Yo espabilo de mi estado catatónico, aún sin poder creer lo que he hecho.
No lo sé respondo Ni siquiera estoy segura de que hice lo correcto.
Lo dejo con la palabra en la boca mientras me voy prácticamente corriendo.
OoO
Llego al departamento. Y boto todo en donde puedo.
Me llevo las manos a la cabeza. Dios. ¿Qué hice?
Lo peor de todo es que tengo de decírselo. Tengo que hacerlo.
Me pongo a cocinar porque es lo único que logra distraerme. Saco unos vegetales y comienzo a cortarlos, y lo hago metódicamente, tratando casi de que cada cubito quede del mismo tamaño al anterior.
Y se me va el tiempo, y no puedo entender cómo voy a decírselo.
Unos brazos me rodean la cintura.
Ya sé cómo voy a follarte hasta dejarte sin sentido me susurra y yo cierro los ojos. No he oído el elevador.
Me giro y lo beso en la boca Hola.
¿Qué estás preparando? pregunta.
Encojo los hombros Ni idea.
Bueno… que suerte. Porque llevo pensando todo el día en ti. me alza en brazos y camina conmigo hasta la puerta del cuarto negro. Pero no abre la puerta y me baja, me toma de los hombros y me mira.
¿Qué es lo que pasa? dice serio.
Asiento, y sin preámbulos le digo lo que pasó.
Él se hace hacia atrás y se pasa la mano por el cabello compulsivamente.
¿Tienes idea de lo que has hecho? exclama y yo niego.
No, pero tengo el presentimiento de que no puede ser bueno.
¡Te has portado como una adolescente en el cuerpo de una mujer adulta, Isabella! grita ¡Te advertí que no siguieras con el juego de Victoria! ¡La información que le has dado hoy al director era la única cosa que podía detener a Victoria de lastimarte!
Y entonces se da la vuelta y me deja ahí. Sola.
Escucho un portazo y mi corazón da un salto por el susto. Sin más, comienzo a llorar.
Ha pasado poco más de una hora, y Edward sigue encerrado en la habitación contigua a la que normalmente ocupamos. No puedo soportar más tiempo y toco a la puerta, pero él no responde.
Sé que estás ahí susurro contra la madera Edward, por favor perdóname. Sé que fui una tonta pero ¿qué más querías que hiciera? Iban a expulsarme.
Escucho como la perilla gira y la puerta se abre. Edward está devastado.
Pudiste haber dicho simplemente la verdad responde.
Bajo la cabeza, avergonzada porque ya temía esa respuesta.
Lo sé. musito.
Él me jala del brazo y me envuelve entre sus brazos.
Sé que tampoco es tu culpa. Hiciste lo que el momento exigía. No te preocupes besa mi coronilla Encontraré la manera para solucionar esto.
Entierro mi nariz en su pecho e inhalo su aroma exquisito. Suspiro.
Hoy vino Anne confieso, él se sobresalta pero no me suelta.
¿Te hizo algo? pregunta tenso.
No respondo Pero me dijo algo que me tiene pensando todo el día.
¿Qué? me abraza más.
Me dijo que yo ya vivía en el infierno y que estaba enamorada del demonio, o sea de ti.
Besa de nuevo mi frente ¿Y tú crees que esto sea el infierno?
No agito lo cabeza Claro que no.
¿Crees que yo sea el demonio?
No. Nunca.
¿Y entonces? ¿Qué es lo que te atormenta?
Me separo de su pecho y lo miro a los ojos, perdiéndome en sus orbes esmeraldas.
Me atormenta pensar en que así va a ser todo el tiempo. Por ejemplo hoy. Victoria y la universidad, Anne… todo el mundo tratando siempre de que tú y yo no estemos juntos. ¿Es que acaso siempre vamos a luchar? ¿No podemos ser como el resto? Sólo preocuparnos de cosas banales como si ir al cine o al teatro o preocuparnos por pagar la renta. Todos parecen estar en contra, león. Tengo miedo.
No lo tengas toca mi rostro Posiblemente así sea siempre, pero nunca nos vamos a rendir. Siempre lucharemos, y en el momento en que te canses entonces cargaré contigo a mi espalda.
Anne me dijo que podía adivinar cuál era el mayor miedo de cada persona. Y me dijo que ya sabía cuál era el mío. mi respiración se entrecorta.
¿Cuál es?
Perderte a ti, y a él o ella toco mi estómago Los amo como a nadie.
No va a pasar musita No va a pasar.
¿Lo prometes?
Lo juro.
OoO
Canción: Flor De Loto
Artista: Héroes Del Silencio