sábado, 8 de diciembre de 2012
Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 17: Sucesos Inesperados
Rachel firmó el
contrato y le dirigió una gran sonrisa a Alice.
-Ya trabajas aquí-
susurró Alice
Rachel asintió.
-¿Cuándo veré al
presidente?- inquirió
Entorné los ojos.
Era la segunda vez desde que habia llegado que preguntaba eso. ¿Qué
diablos le pasaba?
Mi mente comenzó a
imaginar cosas extrañas. ¿Acaso ella tenía un especial interés en
Edward?... O peor... ¿Ella sería una de sus ex?
OoO
Me soprendí al ver
como aquel chico.... el chico moreno que había venido el otro día,
llegaba con traje puesto. ¿Qué estaba pasando aquí?
-Hola linda- me
saludó y me guiñó un ojo
Jessica estaba a
punto de babear... y Kate también. Vamos que el chico estaba
guapo... pero ¿en serio? Él tenia algo que no me gustaba nada.
-¿Se te ofrece
algo?- inquirí
El alzó una ceja
-¿Tu jefe no te lo dijo?
Negué con la
cabeza.
Él extendió los
brazos -Soy el nuevo gerente de ventas- rió
Abrí los ojos ¿Qué?
OoO
-Tenemos una cena
hoy, con mi familia- dijo de pronto
-¿Para qué?- traté
de disimular mi nerviosismo
-Bueno... le dije a
mi padre y a mamá que Jasper se iba a Italia, y quieren que todos
nos reunamos para platicar. Es algo sencillo, no te preocupes
Reí -La última vez
que estuvimos con tu familia tú y yo nos dimos dos días ¿lo
recuerdas?
Alzó la vista -Tú
fuiste la que pediste el tiempo, pero no te preocupes, he hablado ya
con Emmet. Él estará bien
Sonreí -Ahora
supongo que tengo que buscar que ponerme
Él se levantó de
su silla y fué hasta mi.
-Tú con lo que sea
te ves bien, Mi Bella- dejó un beso en mi mejilla
Sube mi
autoestima Edward, eso es...
OoO
Tú, Mi Obsesión Cap 16: A La Sombra De Los Fantasmas
Los
personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.
Gracias
a mi Beta Beakis por corregir este capítulo. Un besototote nena.
“Todos
necesitan alejarse un tiempo” La oí decir
“De
los otros”
Hasta los amantes necesitan unas vacaciones
Alejados de los otros
Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme
Después de todo lo que hemos atravesado
Lo haré por ti. Lo prometo
Y después de todo lo que ha sido, dicho y hecho
Tu eres una parte de mi que no puedo dejar ir
No podría estar de pie si estuviera lejos
Solo por un día
De tu cuerpo
No querría ser alejado
Allá lejos
De la persona que amo
Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme
Tenme ahora
Realmente quiero decirte lo siento
No podría dejarte ir
Hasta los amantes necesitan unas vacaciones
Alejados de los otros
Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme
Después de todo lo que hemos atravesado
Lo haré por ti. Lo prometo
Y después de todo lo que ha sido, dicho y hecho
Tu eres una parte de mi que no puedo dejar ir
No podría estar de pie si estuviera lejos
Solo por un día
De tu cuerpo
No querría ser alejado
Allá lejos
De la persona que amo
Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme
Tenme ahora
Realmente quiero decirte lo siento
No podría dejarte ir
Capítulo 16: A La Sombra
De Los Fantasmas
Con un paso al frente Edward salió del elevador y yo detrás de él, de inmediato tomé asiento en mi escritorio. Jessica y Kate seguían con la vista fija en nosotros mirándose entre sí cada vez que podían. Edward se giró hacia ellas y les alzó una ceja
-¿Es que hoy no tienen trabajo que hacer?- dijo con voz autoritaria
Ellas agitaron la cabeza y se volvieron a sus asuntos. Edward se metió a su oficina cerrando la puerta. Suspiré, por lo menos no me había pedido que me quedara con él todo el día otra vez.
Fijé mi vista en la computadora y empecé a trabajar, miré el reloj y fruncí el ceño. Se suponía que Alice ya debería de haber llegado. Eran las ocho con cinco y si se demoraba más Edward se molestaría mucho con ella. Tú has llegado más tarde... me recordó Blancanieves.
Empecé a cuadrar la agenda de Edward para ese día, entonces el timbre de ascensor sonó y por el salió una muy agitada y a la moda Alice. Traía el atuendo digno de una diseñadora. Aunque me alegró verla fingí una cara de enojo.
-¡Belli! ¡Apenas he llegado!- dijo aterrizando sobre mi escritorio un tanto agitada
Me levanté de mi asiento y fui hasta ella
-Alice es increíble que llegues tarde en tu primer día de trabajo. Él te va a matar- susurré para que ni Jessica ni Kate escucharan
-Lo sé, perdón- contestó -Pero es que quería venir perfecta y me he demorado más tiempo del adecuado
Le dediqué una sonrisa -Te comprendo Alice, pero él no. Ahora más vale que te anuncie para que Edward te diga lo que tendrás que hacer
Me acerqué al escritorio y apreté el botón que me conectaba directo a la oficina de él.
Carraspeé -Señor, la señorita Alice está aquí- dije
-Dile que pase- contestó de inmediato con voz dura
Me giré hacia Alice
-Él está enojado- susurré -Más vale que entres ahora mismo
Asintió y se acercó a mí -¿Nadie en la empresa sabe de lo tuyo con Edward verdad?- dijo en mi oído
Negué -Ni pensarlo
-Ok- contestó antes de abrir la puerta de presidencia y desaparecer tras ella. Mientras iba de nuevo a mi asiento hice una oración en silencio por Alice, la necesitaría.
Seguí con mi trabajo. Escribí en limpio un informe para los ejecutivos de la empresa para anunciarles que Cullen Corp. tenía un nuevo contrato con una marca de ropa de alto renombre.
Luego de media hora Alice aún no salía y me estaba preocupando. Me vi tentada de tocar con los nudillos a la puerta pero desistí.
Cinco minutos después Alice salió igual de sonriente que como había llegado..
-¿Qué pasó?- pregunté curiosa mientras le llamaba con la mano para que se acercara. Kate y Jessica se acercaron disimuladamente a nosotras para escuchar así que procuré hablar bajo y Alice también.
Encogió los hombros -Bueno, me ha hecho una llamada de atención diciéndome que no puedo llegar tarde y menos el primer día de trabajo y que no por ser novia de su hermano iba a soportar ese tipo de comportamiento conmigo- suspiró -Pero era de esperarse que me dijera eso, es que hasta yo estoy enojada conmigo misma por haber llegado tarde; por lo demás dijo que mi taller estaba en el piso 30, que allá hay un espacio con todas las telas en colores y formas que necesito y que tendré ayudantes para que no esté haciendo todo yo sola. En fin, dijo que yo tenía todo lo necesario en el taller y que me encargaría de diseñar la ropa que usarían las modelos durante la campaña del perfume. Sólo eso
-Ah- contesté -Bueno Alice pues bienvenida, sabes que soy tu amiga y aquí estoy para lo que quieras y ahora anda a trabajar
Sonrió -Muchas gracias Belli, estoy muy emocionada, ahora voy a ver qué tal está mi taller y de pasó iré a saludar a Jazz ¿el está en el piso de ventas no?
-Si
-Bien, pues entonces me voy ¿te veo en el almuerzo vale?- decía todo tan rápido...
-Si- volví a decir
Ella se giró dando un brinco para irse.
OoO
A media mañana Edward
me llamaba a su oficina. Sentí mariposas en mi estómago al
instante.-¿Se puede?- pregunté entreabriendo la puerta
-Pasa- dijo con una gran sonrisa
Cerré la puerta a mis espaldas y caminé hasta él.
-¿Dime?- inquirí
Él se levantó y rodeó el escritorio poniendo sus manos sobre él, de modo que había formado una cárcel a mí alrededor, con el escritorio a mis espaldas. Se inclinó hacia mí.
-¿No me vas a dar un beso?- preguntó
-Pensé que el beso ya te lo había dado esta mañana
-Pero quiero otro- sonrió de lado y apretó mis labios entre los suyos. Abrí mi boca para que nuestras lenguas se encontraran en un baile lento. Me retiré.
-Ahora sí ¿que querías?- pregunté otra vez
Alzó una ceja.
Rodé los ojos -No me digas que me llamaste porque querías besarme- reí
-En gran parte- contestó riendo. Luego quitó sus brazos dejándome libre -Quiero que le digas a Alice los requisitos que tiene que tener la modelo que será el rostro del perfume
Asentí -Ok, yo le digo
Alcé la vista hacia Edward, él estaba con sus ojos en mí en una expresión entre enojo y ¿arrepentimiento tal vez?
-¿Qué pasa?- inquirí
-¿Por qué tuvo que pasar tan rápido el fin de semana?
Le sonreí y me acerqué a él para abrazarlo -Mi león- susurré -Ya te dije que podremos volver a estar juntos un fin de semana, deja de pensar en eso, yo no lo hago, porque aunque me encantó estar contigo por dos días enteros me hace feliz la sola idea de que estás aquí conmigo a menos de diez metros- me puse de puntillas, aún en los tacones no le alcanzaba, le di un pequeño beso en la comisura de los labios -Ahora sonríe y trabaja- ordené jugando
-De acuerdo- regresó a su silla y empezó a escribir en su laptop
Me giré, abrí la puerta y salí de ahí después de mandarle un beso con la mano.
Caminé directamente hasta el ascensor y apreté el botón del piso 30.
El taller de diseño era enorme y sobrio. Las paredes blancas con algunas imágenes de modelos y marcas de ropa aquí y allá. Maniquís por doquier, rollos enormes de todos los tipos de tela que mi cabeza podría concebir, un mundo de tijeras, hilos, alfileres y agujas. Tres chicas, que supuse eran las ayudantes de Alice, me sonrieron.
Caminé un poco más al fondo y ahí estaba ella, trabajando sobre una mesa de madera con un metro en el cuello.
-¡Belli! ¡Qué milagro tenerte por aquí!- detuvo su trabajo y fue hasta mí
-¿Qué tal, que te ha parecido?- pregunté señalando alrededor
Ella puso sus palmas frente a ella -Todo perfecto, como Edward me dijo, todo lo que necesito está aquí, las ayudantes que tengo son muy buenas. Se llaman María, Jane y Ángela. Además no he querido perder más tiempo y me he puesto ya a hacer los bocetos de la ropa que van a utilizar las modelos. Edward me ha dicho que tengo que darle mis dibujos para que los apruebe y me dé luz verde para pasarlos a tela- tomó aire -Pero bueno, ¿qué se te ofrece?
-Supongo que Edward ya te habrá dicho que necesitamos a una modelo ¿no?
-Si ¿por? Me dijo que tú me dirías que características tenía que tener la chica, te estaba esperando para eso
-Bueno, entonces
necesitaremos a una modelo- le dije -Alice, la modelo que consigas
desfilará el día de la inauguración de la campaña del perfume.
Tiene que ser perfecta. Los requisitos son que tenga más de ocho
años en el modelaje, de preferencia rubia y de ojos grises o azules
¿entendido?
Alice sonrió -Tranquila
Belli, encontraré lo que necesitas. Tú tranquila ¿ok?
Asentí -Vale Alice- me
giré lista para irme -Ah- alcé mi dedo índice -La empresa que
lanzó el perfume es de origen británico, por lo tanto la modelo que
consigas tiene que ser inglesa
-Si, está claro-
contestó
-Yo le diré a una de las
secretarias que mande a todas las agencias de modelaje el aviso. A
más tardar las chicas estarán llegando mañana- susurré antes de
salir de ahí.
OoO
Bostecé.
Estaba ya que me moría del sueño. Eran las ocho de la noche. Alice
había venido a despedirse de mí diciéndome que se iba con Jasper.
Por la tarde habíamos salido a almorzar las dos, Edward se enojó un
poco diciéndome que a él le hubiera gustado comer conmigo pero al
final, me dejó ir.
Como
siempre, Kate y Jessica se habían ido. Me levanté y entré a la
oficina de Edward. Él estaba recogiendo ya sus cosas.
-¿Nos
vamos?- pregunté
-Si-
sonrió y caminó hacia mi -Vamos
Hicimos
el recorrido hasta el auto en silencio, una vez nos montamos Edward
encendió el auto sacándolo del estacionamiento y poniéndonos en el
tráfico típico de un Lunes en Midtown.
-¿Qué
tal estuvo tu almuerzo con Alice?- me preguntó
-Bien-
dije -Ella está muy emocionada con su trabajo Edward, gracias
Asintió
-Me alegro
Llegamos
al edificio de Edward y nos bajamos, no sin antes dejar que él
abriera mi puerta. Mientras subíamos en el elevador sentí un aire
extraño entre Edward y yo, una vibra rara. Las puertas se abrieron
frente a la sala, salí antes que él, Edward encendió la luz.
-Ehm...
voy a recoger mis cosas ¿bueno?- señalé hacia atrás
Él
se pasó una mano por el cabello -¿Así que... si te irás?
Suspiré
y mordí mi labio -Edward, no quiero discutir esto otra vez
-¿Y
cuándo se supone que lo discutimos?- contraatacó
Rodé
los ojos -Tú y yo quedamos en algo, yo me mudaría aquí contigo una
semana y luego regresaría a mi apartamento. Eso fue lo que dijiste
Edward
miró hacia abajo y luego alzó su vista -No quiero que te vayas
-Oh,
¿por favor?- pedí
-¿No
te gusta estar viviendo conmigo cierto?
-¿Qué?
¿Pero qué dices? Claro que me gusta pero necesito mi espacio,
además, necesito pensar las cosas. Llevamos muy poco tiempo juntos y
me parece muy precipitado mudarme aquí contigo permanentemente
-Sólo
otra semana, sólo una- alzó un dedo
Sonreí
de lado -Y luego me pedirás otra y otra y otra ¿verdad?
No
contestó.
Negué
-De verdad tengo que hacer esto Edward, voy por mis cosas
Y
no esperé a que el hablara.
Fui
directamente a la recámara y saqué del clóset la maleta que había
traído conmigo. La puse sobre la cama y empecé a doblar la ropa,
después de quitarla de los ganchos. Metí ropa interior, cepillo de
dientes.... absolutamente todo. Me senté un momento en la cama. Mi
Madrastra por primera vez en la historia se veía a sí misma rogando
porque me quedara una semana más con Edward y Blancanieves, que al
parecer en ese momento no estaba de mi parte, la apoyaba. ¡Agh! En
realidad no costaría mucho trabajo vivir una semana más con
Edward... Una semana más de sexo increíble y desenfrenado antes de
dormir, una semana más de estar con él a todas horas y contemplar
su perfección, una semana más de que Edward me tratara como una
princesa abriéndome las puertas del carro, besándome al despertar,
preparándome el desayuno, almuerzos improvisados y llenos de besos
en la oficina... Sonaba genial, más que eso, pero sabía que no
podía... aún no.
Tomé
la maleta y salí de la habitación. Caminé hasta la sala y dejé la
maleta a un lado del elevador, sobre el suelo. Me giré.
-¡Edward!-
grité
Caminé
hasta la cocina pero no había nadie, entonces salí a la terraza
pero tampoco estaba ahí
-¡Edward!-
le llamé de nuevo pero no había contestación
Regresé
entonces a la habitación, tal vez él había ido a buscarme y estaba
ahí, pero tampoco. Me extrañe y entonces comencé a buscarlo por
todas las habitaciones.
Caminaba
a través del pasillo. No veía a Edward por ningún lado. Había una
puerta medio abierta y pude contemplar que era su estudio. Entré
pensando que él estaba ahí, revisé el lugar pero no había nadie.
Me acerqué a su
escritorio y vi una libreta pequeña con las tapas ajadas, mordí mis
labios, dudando, un momento. Llevé mis dedos a la pasta, comencé a
leer la primera página.
Lunes 1 de enero, 2007
Querido diario...
Tal vez soy yo... me
ha dicho que soy... ahh... ¿será verdad que soy muy fea?
Richard dice que no le
gusta como visto, no lo entiendo, en verdad no lo entiendo...
Cerré los ojos. Esto
estaba mal... no podía seguir leyendo. Sentía que me estaba
metiendo en algo que no debía. Ese diario podría ser de Rosalie o
no lo sé... entonces alejé mi mano de la libreta tan sólo
limitándome a cerrarla aunque esta se abrió al segundo por lo
gastada que estaba. No le di importancia entonces a lo que había
leído pues no le encontraba ningún sentido.
Salí del estudio dejando
la puerta entreabierta, como estaba antes y me giré para seguir
caminando por el pasillo, apenas di cinco pasos mi frente chocó con
el pecho de Edward
-Aquí estás- me tembló
la voz al decirlo. Estaba nerviosa, me sentía como una niña
atrapada haciendo una travesura -No te encontraba- dije con voz más
firme.
Edward entornó los ojos
y miró a mis espaldas, hacia la puerta del estudio. Bajó la vista
hacia mí.
-¿Qué hacías ahí
dentro?
-¿Yo?- soy idiota
-Eh... yo nada, vine a buscarte pero al ver que no estabas he salido
de ahí
Entonces, pasé de lado y
caminé o más bien corrí hasta la sala, seguro Edward se daría
cuenta de que estaba mintiendo y se enojaría con toda razón.
Acababa de leer un diario que no sabía a quién pertenecía.
Los pasos de Edward
estaban detrás de mí, pisándome los talones.
-Isabella- me llamó con
voz contenida
No hice caso, agarré la
maleta y me la puse al hombro -Edward, tengo que irme, estoy cansada-
dije aún de espaldas a él.
-Isabella- volvió a
decir. Los vellos de mí nuca se erizaron y sentí frío. Cerré los
ojos y pasé saliva.
Blancanieves tenía un
gesto de puro terror en el rostro y corría a esconderse detrás de
un árbol mientras que la Madrastra se mordía las uñas nerviosa.
¡Perfecto! Especialmente ahora que necesito de su fuerza tiene
miedo. ¡Cobarde!
-Es la última vez que te
hablo Isabella, mírame- amenazó
Me armé de un valor que
no tenía y le encaré mirándole lo más serenamente posible,
aprovechándome del hecho de que el sillón se interponía entre
nosotros y tendría oportunidad de correr en caso necesario
-¿Dime?- inquirí
inocente
-¿Qué hacías en mi
estudio?
-Ya te lo dije, buscarte,
eso estaba haciendo
-¿Leíste mis cosas?
-No- mentí
-¿Segura?
-Si- volví a mentir
-¿No has leído entonces
la libreta que había en mi escritorio?
No se me daba bien
mentir, lo sabía -Bueno yo... en realidad no... Bueno si pero...
-¿Si la leíste
entonces?- apretó los labios
-Ehm... ¿yo?- y vuelvo a
ser idiota
-Si Isabella, tú, ¿has
leído esa libreta?
Bajé el rostro y miré a
los lados, esperando el milagro de que la tierra se abriera a mis
pies y me llevara. Podía oír su respiración fuerte y pausada,
estaba tratando de calmarse.
-¡Isabella Marie Swan!-
me gritó entonces al no recibir respuesta de mi parte -¡Dime ahora
mismo si has leído ese diario!- Edward tenía los ojos casi negros y
sus manos crispadas en puños
-Yo...- traté de decir,
su comportamiento me asustaba -No quise...
Edward rodeó el sillón
de la sala y se puso frente a mi -¡Maldición! ¿Puedes contestarme
de una puta vez?
Las palabras no salían
de mi boca. Él me asustaba. ¡Oh por qué! ¡Por qué tuve que
ver ese diario! ¿Por qué era tan importante para Edward?
La Madrastra ladeó la
cabeza ¿él ha dicho “contéstame de una puta vez”? Se
preguntó a sí misma. Entonces se levantó de su trono y alzó la
cabeza. Al parecer había regresado su carácter.
Apreté la boca en una
línea y le señalé con un dedo -A mi no me hables así- advertí
Edward alzó las cejas
imperceptiblemente, estaba fuera de foco con mi reacción.
-Si Edward- dije entonces
-Acepto de que estuvo mal entrar a leer esa libreta, pero eso no te
da derecho de que me hables así.
-Entonces sí la leíste-
reprochó
-Aún no termino- le
callé -Entré a tu estudio para buscarte pero vi la libreta y me dio
curiosidad, la abrí y leí sólo el primer párrafo que decía algo
de que “A él no le gusta como visto” o algo así, al ir en el
tercer renglón supe que estaba mal lo que estaba haciendo así que
dejé la libreta, no leí prácticamente nada. Así que te pido una
disculpa por leer ese diario que no sé a quién demonios pertenece y
tampoco me interesa saber, pero aún así háblame bien.
Suspiró -Lo siento- dijo
-No quería hablarte así, me alteré demasiado, es que ese diario
es...
Puse una mano frente a él
-Está bien, no me interesa. Ahora si no te importa, me voy
Me giré y presioné el
botón para pedir el elevador. En menos de un segundo Edward estaba
detrás de mí.
-Isabella no quiero que
te vayas así por favor, déjame llevarte
-No es necesario-
contesté -Tomaré un taxi
Sentí sus manos en mi
cintura y su boca en mi cuello...
-Edward- jadeé dejando
caer mi cabeza para atrás -No hagas esto...- susurré
Sus manos se ciñeron con
más fuerza a mi alrededor -Perdóname ¿si?- dijo en mi oído
Oh, estuve taaaan tentada
de decir que si... pero es que en el fondo de mi la Madrastra seguía
enojada y aunque se moría de ganas por sexo ella tenía dignidad. Lo
detuve como pude, aún estaba de espaladas a él.
-Tengo que irme- dije y
entonces el elevador se abrió con un pitido en frente mío -Buenas
noches Edward
-Quédate conmigo
Isabella- pidió y negué. Suspiró -Al menos dime que no estás
enojada conmigo y que me perdonas
Me metí en el elevador y
entonces me giré hacia él poniendo un pie en una de las puertas
para evitar que se cerraran. Abrí mi boca -Estoy enojada como el
infierno contigo Edward- apreté la boca -Pero si, disculpas
aceptadas.
Agitó la cabeza -No era
mi intención hablarte de esa forma Bella- Bella... sólo me
llamaba así en raras ocasiones y sonaba tan bien...
-Si, lo sé- le corté
-Quédate conmigo- pidió
de nuevo
-No puedo, tengo que
descansar
-¿Al menos un beso?
-No
-Entonces déjame
llevarte
-No, tomaré un taxi,
estaré bien
-Al menos llámame cuando
llegues a tu departamento para que yo pueda estar tranquilo
Bufé -Sabes que no voy a
hacer eso
Alzó una ceja -Pues más
te vale que lo hagas si no quieres que siga al taxi que te llevará a
casa
-Eres insoportable-
reclamé y no obtuve contestación
-¿Qué tal un abrazo
nada más? Lo necesito- imploró. La Madrastra alzó las cejas Edward
Cullen rogando...¡whoa!
-No. Ya te dije que estoy
enojada contigo y mucho- retiré mi pié para que el elevador se
cerrara -Te veré mañana Edward
-Haré lo que sea para
redimirme- musitó con voz sombría antes de que las puertas se
cerraran ante él.
Cuando por fin su rostro
dejó de estar a mi vista, cerré los ojos ¿Qué demonios se suponía
que había sido todo eso? Blancanieves me susurraba una y otra vez
que yo tenía la culpa por haber leído ese diario. La actitud de
Edward había sido tan... salvaje. No entendía nada y lo peor de
todo es que al siguiente día le pondría cara en la oficina y aún
no sabía cómo iba a hacerlo. Estaba tan enojada... el fin de semana
más perfecto de mi vida a lado de él, había estado tan feliz y
relajado y ahora... de nuevo al mismo punto... peleados por tal vez
una tontería. En la cuerda floja por siempre... dijo
Blancanieves suspirando con la cara entre las manos.
Salí del edificio y con
mi maleta en la mano esperé a un taxi, cuando vi uno le pare e
indiqué que me llevara a casa.
Al llegar a mi edificio y
entrar en el departamento sentí de inmediato una sensación de
libertad, pero entonces también percibí el aroma a humedad que
había en el espacio por estar tanto tiempo encerrado. Dejé mi
maleta en la cama y abrí la ventana, me quedé unos segundos ahí
viendo a la nada. Mis ojos se dirigieron al teléfono ¿Le haría
caso a Edward? ¿Le llamaría?
No pude más y entonces
lo tomé entre mis manos marcando el número de Edward. Al segundo
pitido él contestó.
-¿Isabella?- su voz era
de incertidumbre
Reí sin querer por su
tono pero entonces me recompuse.
Carraspeé -Si Edward,
esto... sólo llamaba para decirte que había llegado bien. Buenas
noches- estuve a punto de colgar pero Edward habló
-Perdóname- susurró -No
quiero que estés enfadada conmigo, soy un estúpido
-Tal vez lo seas un poco-
contesté -Te veo mañana
-¿Isabella?
-¿Qué pasa?
-Te amo nena, perdóname-
y colgó
Me quedé más tiempo del
necesario con el teléfono en la mano. Lo colgué.
Me pregunté si Edward
sabía el poder que sus “te amo” tenían en mí y si así era
¿por eso lo había dicho antes de pedirme disculpas otra vez?
Cuando más o menos el
olor a encierro se había ido cerré la ventana, saqué mi pijama,
lavé mis dientes y me acosté en la cama... Por primera vez en toda
una semana estaba yendo a la cama a dormir y no a hacer el amor con
Edward y luego a dormir en sus brazos. La Madrastra me entornó los
ojos.
Vale, ese no había sido
un buen pensamiento.
Pasé mi mano por mi
frente... sabía que no podía estar eternamente enfadada con Edward
pero aunque pudiera no era capaz. Tenía que hablar con él y
preguntarle por qué demonios ese diario era tan importante para él.
OoO
El avión con el destino
Washington-New York se encontraba aterrizando en el JFK.
Jacob Black recogió sus
maletas y salió para tomar un taxi.
-¿Algún hotel barato?-
le preguntó al taxista
-Si, hay uno, ¿le llevo
ahí?
-Por favor
Se alojó en un hotel que
a causa de estar barato se estaba cayendo a pedazos. La pintura de
las paredes estaba desvaída, las cenefas cuarteadas y el piso de
madera rechinaba con cada paso. No le tomó mucha importancia. Sólo
se quedaría unos cuantos días ahí, para él era suficiente con que
tuvieran agua caliente.
Dejó la maleta en la
cama, se quitó la playera y se puso una de franela.
Entonces de una maleta de
mano sacó las fotos que le había mostrado al jefe de policía de
Forks. Eran cuatro fotografías. Si bien no tenían muy buena calidad
se podía apreciar el momento en el que Edward Cullen acosaba con su
Volvo al auto de James y de cómo después el terrible accidente
ocurría. Y por sobre todo, las fotos eran verdaderas.
Al día siguiente iría a
Cullen Corp y hablaría con el presidente. Con Edward Cullen. Se
preguntó entonces cuál sería la reacción de él cuando supiera
que una persona, de clase media e insignificante como él lo era,
tenía en sus manos la vida de uno de los hombres más ricos del
mundo.
Su ambición, toda la
vida, había sido el dinero. Haber nacido en una familia pobre dentro
de una reserva llamada La Push había contribuido a eso.
Veamos qué tanto
dinero podré sacarte Cullen...
OoO
Sentía que había sido
un total estúpido al haber dejado ese diario a la vista sobre su
escritorio. Tuvo la necesidad de quemarlo. Por culpa de ese diario
Isabella estaba enfadada con él. Se dirigió al pequeño bar que
había en su estudio y se sirvió una copa de cognac, se sentó en su
silla y paseó los dedos por la pasta.
Iba a leerlo... cada que
lo hacía... era más bien como una especie de flagelación... como
revivir los momentos en los que él no era Edward Cullen... no. Era
revivir el tiempo en el que él era Richard Williams o Michael
Morris... volver a ser Dorian Grey. Una especie de terapia en la que
él se recordaba a sí mismo que jamás sería un buen hombre y que
su pasado seguiría ahí hasta que él dejara de respirar.
Abrió la libreta y vio
la primera página...
A 5 de abril de 2005
Querido diario:
Mi nombre es Allison
Suzanne Flanagan Bell y nací el 3 de abril de 1988. Como verás...
hace dos días cumplí años pero nadie se acordó. Creo que mis
padres están más ocupados salvando su matrimonio que salvando a su
propia hija. Pero ya lo he superado, además no es como que me
importe.
No quiero contar mi
vida completa porque no hay mucho que decir. Los chicos en el
instituto son muy pesados conmigo... desde que me acosté con el
capitán del equipo mi vida se complicó más. Él les ha dicho a
todos y ahora en todo el colegio ya tengo fama de p..., estoy triste,
no es lo que yo quería, pensé que él me quería en verdad y ahora
ya no estoy segura de nada.
Estoy aburrida, creo
que iré a tomar algo.
Y así terminaba la
primera hoja, Edward se saltó hasta la página 100... Hasta esa
página que él releía una y otra vez para encontrar de nuevo su
error.
23 de Diciembre de
2006
Querido Diario:
Por primera vez
después de tanto tiempo siento que hay algo que en realidad quiero
sentir. Hoy he acompañado a mamá a comprar las esferas de
navidad... me perdí en el mall y entonces le vi... ¡Diablos! Él es
tan guapo que no lo creo... me ha sonreído y ahí he caído. Me he
acercado a él y le he dejado que acariciara mi mejilla ¿ha sido
demasiado? No lo sé... Me ha dicho que se llama Richard Evans.
Pero me ha invitado a
salir ¡me ha invitado a salir! Tal vez sea que comience a creer en
el amor a primera vista... ¿Qué tal si él es el amor de mi vida?
¿Y si me caso con él? Sé que me estoy emocionando demasiado
pero... me siento tan bien el día de hoy.
Bueno, después de
todo parece que esta si será una buena navidad.
Edward cerró los ojos.
Apenas recordaba ese día en el que había visto a Allison en el
centro comercial. Ella había tropezado con él y él, viéndola como
presa fácil le había sonreído y le había acariciado la mejilla
preguntándole si estaba bien y luego invitarla a salir. Dio un trago
a su copa dejando que el alcohol quemara su garganta y luego bajó la
vista para seguir leyendo. La parte de la tragedia... cuando él
empezó a ser la pesadilla de Allison.
7 de Febrero de 2007
Querido Diario:
No sé cómo es que
tengo fuerzas para escribir hoy... Le doy vuelta una y otra vez en mi
cabeza y no entiendo, no entiendo dónde está el error.
Él me grita y me
habla mal, no me dice groserías pero no es amable conmigo y no sé
cómo es que puedo soportarlo. A veces me digo a mí misma que la
solución está en terminarlo pero cuando lo voy a hacer... veo su
rostro... lo guapo que es y me enamoro de nuevo y desisto.
Mis amigos dicen que
está mal pero yo me enojo ¡no es su problema! Hoy le he preguntado
si me quiere y el ha dicho que sí, que me quería tanto como se
quiere a un perro. Bueno, tal vez sea cruel pero, a los perros
algunas veces se les quiere mucho ¿no? No tengo idea de por qué él
es así conmigo, si cuando le conocí era tan dulce...
¿Soy yo? ¿Es porque
subí de peso? No lo creo... sólo he subido un kilo y no se me nota
tanto.¿Será porque ya se me hizo una arruga en la frente? No lo
creo... apenas se ve... ¿Entonces qué es? ¿Será que tiene otra?
¡No! ¡La mato! Los únicos momentos en los que él está cerca de
mí es cuando hacemos el amor... bueno, yo así le llamo pero él
dice que es... que él y yo follamos ¡Agh! Detesto la palabra...
suena tan falta de cariño...Él me besa de vez en cuando y entonces
yo me siento en la gloria. Sé que no escribo nada que concuerde...
que todos son pensamientos revueltos pero así es exactamente como
está mi corazón y mi cabeza ahora.
¡Ups! Creo que él ha
llegado, tengo que irme. Haber con qué humor le encuentro hoy...
Edward apretó la
mandíbula ¿cómo es que pudo ser tan cruel con todas esas pobres
chicas? ¿Te quiero tanto como se quiere a un perro? ¿Qué jodido
tipo de respuesta era ese? Suspiró y entonces leyó la última hoja
escrita del diario... la última hoja que había escrito Allison
minutos antes de... suicidarse.
3 de Abril de 2007
Querido Diario:
Esta es la última
ocasión en la que escribiré aquí... Esto es como un tipo de nota
suicida...
He tomado la
decisión... Richard cada vez es más bruto conmigo... y me aterra la
idea de terminar con él, es como si mi hubiera vuelto enfermizamente
adicta a él y a su maltrato. ¿Será que él algún día ame en
verdad a alguien? Bueno, pues ojalá pudiera estar ahí para verlo si
es que algún día pasa. Yo lo amo... pero también lo odio. Me
encantaría ver el día que él se enamorara y entonces entienda el
jodido dolor que siente el corazón cuando se hace.
Dicen que el odio es
un matiz del amor, que es un derivado... entonces es cierto porque
así como yo lo amo también le odio con todas mis fuerzas. Las
pastillas en mi mano están listas...sé que es una manera patética
de morir pero... ah... cómo son las cosas... ni siquiera puedo ser
original en mi forma de morir. Creo que a estas alturas da igual.
Espero que algún día
Richard lea esto. Espero que se sienta culpable. Hace unos meses le
he amenazado diciéndole que iba a matarme y lo único que me ha
contestado ha sido “De acuerdo, pero aquí no, no quiero basura
tirada en el suelo” Bueno, veremos si cuando me vea a mi sobre el
suelo siga diciendo que soy basura.
Mamá y papá están
en un crucero por el Caribe, bueno, si hay algo que quiero decirles
en este momento es que los quiero y que son en cierto modo, lo mejor
de mi vida.
No quiero aplazar más
esto, me es más doloroso, estoy asustada. Bien, aquí va.
Ah, se me olvidaba.
Richard si alguna vez lees esto, esto es para ti: ¡Jódete maldito
cabrón! ¡Te amo!
Espero que morir el
día de mi cumpleaños sea algo original o por lo menos un poco.
Allison.
Edward dejó ver el asomo
de una sonrisa. Si Allison hubiera podido verlo... cuando llegó al
departamento y había entrado al baño, viendo a Allison tirada en el
suelo; azul, fría y muerta su única expresión fue “Por lo menos
no dejaste caer sangre querida” Entones lo único que había hecho
fue cerrar la puerta del baño y tomar el diario de la cama en un
simple acto de curiosidad sin saber que haber tomado el diario le
había evitado de una búsqueda masiva de la policía por toda
Inglaterra.
OoO
No quería despertar.
Estaba cansada y tenía sueño, además tenía que ver a Edward en la
oficina...
Arrastré mis pies fuera
de la cama y me dirigí al baño a darme una ducha. Al salir, me
sequé el pelo con la secadora. Me dirigí al clóset y saqué un
vestido color crema con alanes en los costados de las caderas, me lo
puse y me vi en el espejo, me quedaba bien, me monté en unos tacones
negros con varias correas de Dolce&Gabbana. Sujeté mi pelo en
una coleta alta y me puse unos aretes largos color dorado.
Luego de maquillarme,
tomar un vaso de leche porque no había nada más en mi nevera y
lavarme los dientes, tomé finalmente mi abrigo y mi bolso café
Hermés, saliendo al instante del apartamento.
Bajé las escaleras de la
entrada del edificio mirando al suelo fijándome en no tropezarme con
nada. Vi la hora en el Blackberry, era temprano, podía llegar a
buena hora a la oficina. Mi cabeza dio vueltas cuando levante la
vista y vi nada más y nada menos que el Aston. Edward estaba
recargado sobre este, con traje negro y gafas de sol.
Alzé una ceja ¿Qué
demonios...? Me acerqué con paso firme hasta él aunque por dentro
Blancanieves se estuviera derritiendo ante la deliciosa visión de él
en gafas.
-¿Qué haces aquí?-
pregunté con voz ruda
-Buenos días Isabella-
dijo con sarcasmo
Rodé los ojos -¿Qué
haces aquí?- volví a preguntar
-Vine a llevarte al
trabajo- contestó abriendo la puerta del copiloto
-Gracias pero no. Me voy
en metro- me giré y empecé a caminar en dirección contraria
Escuché la puerta del
carro azotarse y segundos después a Edward tomándome por el brazo
-Isabella para esto por
favor- dijo
Me di la vuelta y mordí
mi labio -¿Parar qué Edward?
-Sabes de lo que hablo,
por favor, no estés más enojada conmigo ¿si?
Negué -¿Entonces qué
quieres que haga? ¿Qué simplemente deje pasar todo y te perdone?
Pues no. Tú ayer me gritaste y dijiste “Contéstame de una puta
vez” Yo a ti nunca...- le puse un dedo en el pecho -nunca te he
hablado de ese modo y estoy segura como el infierno de que si lo hago
me pondrás sobre tus rodillas y me castigarás por mi mal
comportamiento ¿no es así?
-Si- cerró los ojos
-Pero ya te dije que yo no quise hablarte así... entiéndeme, estaba
muy enojado
-Te entiendo Edward, en
verdad lo hago- contesté -Ahora suéltame o llegaré tarde
Edward me miró con ojos
tristes -No me hagas esto Isabella, no te alejes de mí otra vez
Oh mi... Blancanieves
tenía los ojos llorosos y un puchero en su boca y la Madrastra se
mantenía indiferente con un brazo en la cintura y una ceja alzada.
-Edward- le susurré -No
me voy a alejar otra vez, no te voy a pedir tiempo de nuevo, pero tú
también entiéndeme a mí, no puedo dejar pasar lo de anoche así
como así...
-¿Y por qué no?- jadeó
-Te conté que mujeres se habían suicidado por mi culpa y me
perdonaste y te mantuviste a mi lado; anoche... sólo perdí el
control un segundo y mira, ahora no quieres ni verme
Era inútil hablar con
Edward. Por más que le explicara nunca entendería. No dije nada,
sólo suspiré y me zafé de su agarre
-Llévame a la empresa
Edward- dije caminando de regreso al auto
Cual niño pequeño me
sonrió y corrió a abrirme la puerta.
Me dejé caer en el
asiento de cuero y puse mi bolso en mis piernas buscando algo
inexistente sólo para evitar hablar con Edward. Él se montó en el
asiento del conductor y arrancó el Aston. El trayecto no era muy
largo, pero si del tiempo suficiente como para que el silencio entre
nosotros se volviera insoportable.
-¿Desayunaste algo?-
preguntó
Cerré los ojos ¡Mierda!
-Un... ehm... un vaso de leche- contesté cohibida
Edward chasqueó la
lengua -¿Acaso tengo que estar detrás de ti para que tú comas? ¿No
te acuerdas de que el médico te dijo que debías comer
correctamente?
-Si- musité -Las modelos
candidatas para ser el rostro del perfume comenzarán a llegar hoy a
las nueve- cambié de tema
-Me importan un comino
las modelos. Llegando a la empresa bajas a la cafetería y comes
algo- ordenó
Apreté los dientes, tuve
ganas de decirle que yo sabía cuidarme pero no quería empeorar las
cosas.
-Bien- dije simplemente
Edward estacionó el auto
y no esperé a que me abriera la puerta. Salté fuera del Aston
-Gracias por traerme-
dije y empecé a caminar
-¿A dónde vas?-
inquirió asustado -¿No tomarás el elevador conmigo?
-Me iré por las
escaleras- contesté sin parar de caminar
Oí su risa y paré de
golpe
-¿Vas a subir más de 60
pisos a pie?
¡Maldición!
Pensé, la Madrastra negaba Genial Bella, más de 60 pisos en
escaleras...
-No- traté de sonar
convincente -Pasaré a la cafetería y luego tomaré el ascensor
-¿No vas a venir
conmigo?
-No- contesté y seguí
con mi camino. Edward no protestó.
Me sentía como una total
bruja por tratar a Edward así, pero él tenía que entender que yo
no dejaría que él me hablara con groserías.
Pasé a la cafetería y
compré un sándwich de ensalada de pollo y un café, aunque no
estaba acostumbrada a tomarlo, hoy lo necesitaba.
Al llegar a mi escritorio
había una pequeña tarjeta que se asomaba por debajo de la laptop.
La tomé y la leí
Isabella, perdóname
por favor.
No soporto que estés
alejada de mí.
E.
Me alarmé, Edward estaba
completamente loco, ¿Cómo se atrevía a dejarme eso a la vista de
Kate o Jessica? ¡Lo pudieron haber leído! Doblé el papel y lo metí
en mi bolso.
-Isabella, el jefe nos
dijo que entraras a su oficina en cuanto llegaras- habló Kate -Se
veía muy enojado- pude ver el asomo de una sonrisa en su boca. Da
igual.
Suspiré -Gracias Kate,
ahora voy
Me quité el abrigo y lo
dejé en el respaldo del asiento. Me encaminé hacia la puerta de
presidencia y la abrí sin tocar antes.
-Dígame jefe- dije
enojada
Edward tenía la cabeza
metida en unos papeles, me tendió uno de ellos sin siquiera mirarme.
No me importaba. Así si él también se portaba enojado conmigo yo
ya no me vería obligada a tratarlo mejor.
-Las modelos que se
queden para el trabajo del perfume tienen que firmar esos contratos.
Cuando lo hagan me los trae
Así que otra vez
hablándonos de usted...
-Como diga- tomé
los papeles y salí de la oficina sin esperar ninguna reacción de él
OoO
Rachel colocó sobre la
cama la ropa y el maquillaje que se había robado el día anterior
del centro comercial.
Se puso el vestido de
Prada, era hasta media pierna, color azul cielo degradado con blanco
y con cordones sobre el pecho. Los zapatos eran unos Louboutin. Los
que cualquier modelo sueña con ponerse.
Terminó de maquillarse,
se veía como una top-model... como la top-model que ella solía ser.
No fue necesario mucho rubor ni mucho delineador. Su belleza estaba
latente en ella y eso la hacía sentirse segura.
Rachel se paró frente al
espejo de cuerpo completo que había en la vieja habitación...
Sonrió de manera sombría... Su juventud seguía allí... intacta.
Era delgada y su piel firme. Reacomodó su postura y salió de ahí
con rumbo a Cullen Corp.
Es hora de que me
devuelvas mi vida Edward Cullen, incluyéndote a ti en ella. Pensó
Había visto el anuncio
de que Cullen Corp estaba buscando una modelo para un perfume, ella
no pertenecía a una agencia ni nada y sabía que sería difícil que
la dejaran audicionar, pero tenía que hacerlo, ella tenía que ser
el nuevo rostro de Ángel.
OoO
Las modelos empezaron a
llegar a las nueve. Todas estaban en la recepción principal sentadas
en las sillas. Todas iguales... rubias con ojos azules o grises e
inglesas.
Alice al instante bajó a
ver a cada una pero no se convencía.
-Alice por Dios, todas
están bellas- susurré -¿Por qué pones tanto problema?
-No sé Belli- contestó
-No tienen lo que necesito...
Rodé los ojos.
Alice las miraba una y
otra vez
-Tú- le dijo a una
-Levántate y desfila- ordenó
La chica se levantó y
dejó ver sus largas piernas enfundas en un pantalón negro de piel.
Caminó de un lado a otro con un pie delante del otro y con bamboleo
de cadera.
Alice repitió el mismo
procedimiento con todas.
-No me gusta ninguna- me
dijo
Yo sabía que no tenía
nada que hacer aquí, yo no sabía los aspectos que se miran para
elegir a una modelo pero Alice me había obligado a estar junto con
ella para elegir a la chica.
-Tú misma lo dijiste
Belli, tiene que ser perfecta y ninguna de ellas lo es- musitó
-Edward se enfadará demasiado si no hacemos las cosas bien
¡Piénsalo! Está dejando esta campaña prácticamente en tus manos
y en las mías
Entonces por la entrada
principal entró una chica hermosísima, una modelo en el más puro
sentido de la palabra.
-¿Quién es ella?-
inquirió Alice -¿Es una de las modelos?
-No lo sé...- dije
Ella se acercó a
nosotras y nos sonrió. Espera... yo la he visto en otro lado....
-Vengo por la
convocatoria de...- iba a decir pero Alice le interrumpió
-¡Si ya lo sé! ¡Estás
contratada!- gritó dando un salto
Abrí mis ojos de la
sorpresa. Miré a aquella chica que no sabía cómo se llamaba y le
sonreí amablemente mientras tomaba suavemente a Alice por un brazo y
la arrastraba hasta un rincón alejado.
-Alice ¿qué demonios
crees que estás haciendo?- reclamé con voz contenida
Ella sonreía -¿De qué
hablas?
-No puedes elegirla así
como así. Apenas ha llegado y ni siquiera las has visto desfilar o
posar. No sabes ni su nombre
-¡No importa! ¡Ella es
la indicada Belli!
-Tú misma has dicho que
tenemos que dejar todo perfecto y mira lo que estás haciendo
Rodó los ojos -Tú
tranquila, déjame a mí. Ella es la indicada
Y sin más me dejó ahí
y fué hasta la chica. Le seguí, aún enojada. A Edward no le caía
bien Alice y al más mínimo error sabía que él la despediría.
-Ehm... chicas... la
audición ha acabado, nosotras las llamamos- les dije a todas ellas,
que seguían sentadas esperando alguna palabra. Se levantaron, me
sonrieron y se fueron.
-¿Y cuál es tu nombre?-
le preguntó Alice
-Rachel Collins- contestó
ella
Tomé la lista de modelos
que se suponía tenían que haber llegado, leí todos los nombres
-No te tenemos
registrada- dije
Ella bajó la vista -Ehm
si... es que... bueno yo no vengo de ninguna agencia pero... tengo
varios años en este mundo de la moda y he decidido venir
-¿Te molestaría
desfilar un poco para nosotras?- interrumpió Alice
-Para nada- contestó. Se
dio la vuelta y empezó a caminar hacia el frente. Un pié adelante
del otro y ligero movimiento de cadera, con elegancia, como si lo
hubiera hecho toda su vida. Mientras la veía desfilar trataba de
recordar dónde la había visto.
Cuando la chica dio dos
vueltas paró y se puso frente a nosotras.
-¿Y bien?
-Perfecta- Alice dio un
aplauso -¿A ti qué te parece Belli?
-Perfecta- contesté -¿A
ti te he visto en algún lado cierto?- le pregunté a ella
Sonrió -Si, en el metro
Mordí mi labio
-¡Cierto!- dije -No recordaba en dónde te había visto
-Bueno pues, ehm...
vuelve mañana para que firmes el contrato y comiences a trabajar-
habló Alice
-¿No iré a ver al
presidente?- inquirió confundida
Fruncí el ceño -¿Para
qué quieres ver al presidente?
La Madrastra miraba con
recelo a Rachel. ¿Para qué quiere ver a Mi Edward? Gritó
-Pensé que iba a verlo-
contestó
Alice dio una pequeña
risita -Pocas personas aquí en la empresa han visto alguna vez al
presidente y tú... bueno tú solo lo verás el día de la ceremonia
de inauguración del evento y eso- explicó
Rachel asintió, con un
gesto de tristeza ¿Pero qué mierda?
-Ya veo- dijo -Entonces,
mañana vengo
Y con esas, se fue.
Me quede mirándola más
tiempo del necesario viendo cómo su espalda se hacía cada vez más
pequeña.
-¿Qué maldita necesidad
tenía de ver a Edward?- mi boca habló por sí sola
Alice me alzó las cejas
-Creo que alguien está celosa- canturreó
Torcí la boca -De eso ni
hablar- dije -Le iré a decir a Edward que ya tenemos a la modelo
Tomé el elevador y bajé
hasta el último piso. Mi teléfono sonaba pero no lo contesté, me
dirigí de inmediato a la oficina de Edward, una vez más abriendo la
puerta sin tocar.
-Ya tenemos a la modelo-
dije distante
Edward me miró -Bien ¿ha
sido de tu agrado?
-Si, es lo que
necesitamos- contesté
Asintió
-¿Quieres verla mañana
por ti mismo para asegurarte de que es la indicada?- pregunté
-No, si tú dices que
ella es la que necesitamos yo no intervendré
-De acuerdo- dije -Además
ya mandamos la invitación a los que vendrán al evento. Todas las
tarjetas ya están enviadas
Edward no dijo nada más.
Me giré y caminé, a punto de salir por la puerta
-Isabella, ven aquí
Aquella sola frase era
como bálsamo para mis oídos. Ya no quería estar enojada con
Edward, me hacía sentir mal.
Caminé lentamente hacia
él, Edward se giró sobre su silla y se palmeó las piernas
-Ven conmigo, nena- llamó
tiernamente
Me senté en sus piernas
y puse ambas manos sobre su pecho, le miré entre mis pestañas
-¿Sigues enojada
conmigo?- preguntó
Negué lentamente -Nop
Entonces él sonrió y me
tomó por la barbilla, se acercó lentamente y besó mis labios
-No soporto estar alejado
de ti Isabella, por favor, no vuelvas a hacer esto
Le abracé lo más fuerte
que pude, con mi nariz en su cuello aspiré su aroma. El mejor
relajante que pueda existir...
-Te amo Edward-
susurré
-Oh nena, yo también- me
besó de nuevo
Yo sentada en sus piernas
y él acariciando mi espalda en círculos. Así nos pudimos haber
quedado por toda una eternidad.
-¿Entonces me perdonas?
-Si, creo que exageré un
poco las cosas ¿verdad?- dije apenada
-Para nada, Isabella
prometo que no te volveré a hablar de la forma en la que lo hice
anoche, no sabía lo que me pasaba
Asentí y poco a poco me
separé de él, me puse de nuevo sobre mis pies.
-Tengo que ir a trabajar-
susurré
-¿Nos vamos juntos en la
noche?
-Si
OoO
Me sentía realmente bien
ahora que me había reconciliado con Edward. Me creaba una sensación
de angustia estar lejos de él.
Estaba metida en mi
trabajo de lo lindo cuando oí el tamborileo de unos dedos delante de
mí. Alzé la vista y un chico moreno y alto con una sonrisa perfecta
estaba frente a mío.
-¿A la orden?- inquirí
-Necesito ver a Edward
Cullen- me dijo con tono cordial
En la laptop abrí la
agenda de Edward
-¿Tiene cita con él?
¿Viene de alguna empresa?- pregunté dudándolo al instante, el
chico iba vestido con unos jeans y camisa a cuadros
-No, pero es urgente
verlo, tengo algo que es muy importante para él
Fruncí el ceño. El
chico sonaba muy serio en lo que decía. Me levanté de mi lugar.
-Permítame un momento
¿señor...?
-Soy Jacob Black- me
extendió la mano y le correspondí
-Señor Black, déjeme
ver si el señor Cullen puede atenderlo
Me alejé de él y entré
de nuevo a la oficina de Edward
-Allá afuera hay un tal
Jacob Black y dice que quiere verte
Edward negó -Ahora no
tengo tiempo, ¿quién es?
Encogí los hombros -No
tengo idea. No viene de ninguna empresa y no tiene cita contigo pero
dice que tiene algo que es muy importante para ti
Edward vaciló unos
segundos -Dile que pase
Incliné la cabeza y salí
se la oficina
-El señor Cullen le está
esperando- dije extendiendo una mano hacia la oficina
El chico me sonrió
-Gracias- dijo y luego se
perdió tras la puerta
OoO
Jacob cerró la puerta
detrás de él y se sentó en una de las dos sillas que había frente
al escritorio de Edward. Él le miraba con una ceja alzada
-Mi asistente dijo que
tenías algo muy importante para mí- habló con voz tosca. Ese chico
no le daba confianza.
Jacob sonrió -Bueno,
digamos que tengo tú vida en mis manos
Edward se hizo para atrás
-¿De qué estás
hablando? Ni siquiera te conozco- susurró
-Yo si te conozco a ti y
digamos que no tengo las mejor impresión
Jacob llevó una de sus
manos al bolsillo trasero de sus vaqueros y sacó cuatro hojas
dobladas a la mitad. Extendió la primera y se la mostró.
-Pobre James ¿no?- dijo
-No se lo merecía
Edward experimentó por
primera vez en su vida el miedo. Apretó con las manos el borde del
escritorio.
-¿Qué demonios es eso?-
preguntó
Jacob ladeó la cabeza
-¿No te lo imaginas? ¿Acaso ya no recuerdas esa noche?
-Esas fotos no son reales
-Oh si lo son, pasaba por
ahí, caminando por el bosque cuando vi dos autos, saqué mi celular
y fotografié todo- hizo hincapié en la última palabra
Edward pasó saliva. Ese
chico tenía las pruebas de lo que en realidad había sido el
“accidente” de James.
-¿Qué es lo que
quieres?
-Supongo que es obvio
¿no? ¡Dinero!- alzó los brazos
Edward suspiró, dinero
era lo que le sobraba y si ese chico quería únicamente eso entonces
él accedería.
-¿Cuánto? Dime la
cantidad y yo te la doy
Él alzó las ceja con
clara sorpresa -¿Cuánto estarías dispuesto a dar con tal de que el
mundo no se entere?
Lo que el mundo piense
es lo que menos me importa, maldito idiota pensó Lo que me
importa es Mi Bella, ella no se puede enterar nunca
-Lo que tú quieras.
¿Tres millones? ¿Cinco?
Jacob silbó -Me
tientas... pero no. No soy tan holgazán como para sacarte dinero así
como así
Edward rodó los ojos
-¿Qué es lo que quieres entonces?
-Es simple. Un puesto
ejecutivo aquí en tu empresa
-Ni pensarlo- contestó
al instante -No te daré espacio en MI empresa
Jacob mordió su labio
-Entonces no te interesaría que publique estas fotos para que el
mundo se entere de quién mató al heredero de industrias Witherdale
¿verdad?
-Lo que menos me importa
es de que la gente se entere, por mi que digan lo quien quieran-
soltó Edward
En ese momento Isabella
entró en la oficina. Se acercó hasta Edward y le dejó unos papeles
en frente suyo
-Mandaron estos papeles
de recursos humanos para que los firmara- dijo con voz suave
dedicándole una sonrisa imperceptible
Edward la contemplaba
mientras hablaba. Tomó la pluma y firmó el papel sin leerlo.
Confiaba en ella.
-Listo- dijo
-Gracias señor- ella
tomó los papeles de nuevo y salió de la oficina.
Jacob estaba fascinado
por completo. Aquel intercambio de miradas... las sonrisas... ellos
dos eran amantes. Esperaba no estar equivocado. El punto débil de
Edward Cullen era ella... la mirada de amor con que la veía no podía
ser falsa.
-Pero supongo que si te
importaría que se enterara ella- señaló hacia la puerta
El corazón de Edward se
paró dos segundos. Esto era una pesadilla. ¿Cómo es que Jacob
Black sabía de Isabella?
-¿De qué estás
hablando?- dijo con voz neutral
-No trates de engañarme-
musitó -Es obvio que estás enamorado de ella ¿no es así? Te
entiendo ¿quién no? Es una belleza
Edward no pudo contenerse
más tiempo. Se levantó y rodeó el escritorio
-¡No te permito que te
acerques a ella!- gritó, los celos, el enojo y el miedo estaban a
flor de piel
Jacob siseó -No te
aseguro nada pero.... si me das el puesto que te estoy pidiendo tal
vez te haga caso
Por primera vez en mucho
tiempo Edward se dejó derrotar. Haría todo con tal de que Isabella
no se enterara.
Se pasó la mano por el
cabello -¿Qué puesto?
El moreno sonrió al oler
un triunfo seguro -Gerente de ventas- habló poniéndose de pie
Edward abrió los ojos
-Ese puesto no está disponible
-No es mi problema
Edward tomó las fotos y
las miró una a una. En la primera se apreciaba su auto detrás del
de James, en la segunda cuando él orillaba el Volvo justo cuando
empezaba a tocar el claxon insistentemente para que James parara el
auto. Claro que en la foto aquel detalle no se apreciaba. En las
últimas dos fotos era de cuando el carro de James impactaba de
frente contra el tráiler.
Sólo había una cosa que
podía hacer... aunque lo lamentara por mucho tiempo.
-De acuerdo- aceptó
-Tendrás tu puesto la siguiente semana. Ahora largo
Él movió la cabeza de
un lado a otro -Ninguna otra semana- pasó la lengua por sus dientes
-Tienes dos días para darme mi puesto Cullen. Dos- alzó sus dedos
representando el número
-He dicho en una semana-
advirtió Edward
-Bien. ¿Crees que a ella
le importe ver estas fotos ahora mismo?
Isabella Swan era el
punto débil de Edward Cullen. Todo por ella.
-En dos días tu puesto
estará aquí- dijo con dientes apretados
-Es bueno saberlo-
contestó cínico, luego tomó las fotos y se dio la vuelta para
caminar hacia la salida
-Espera- le llamó Edward
-¿Qué me garantiza que no le muestres esas fotos a nadie?
Jacob soltó el aire,
haciendo una mueca falsa de preocupación -Creo que tendrás que
confiar en mí- le guiñó un ojo y luego salió por la puerta,
azotándola.
Edward al asegurase de
que Jacob se había ido sacó su celular y marcó un número.
-Sam- dijo -Necesito que
investigue todo acerca de un tipo llamado Jacob Black. Lo único que
sé es que es originario de Forks, usted averigüe el resto.
-Si, señor- contestaron
del otro lado de la línea
-Una vez que haya
averiguado en dónde está viviendo busque todas las fotos que él
tenga en su poder y tráigamelas. Sam, este es un trabajo que tiene
que estar perfectamente bien hecho. Recibirá una buena remuneración.
-Si. Señor
Y luego colgó.
No tenía aún del todo
claro lo que haría. Sabía que en algún momento todo se descubriría
pero jamás pensó que pasara tan pronto.
Se llevó las manos al
rostro. Estaba furioso, enojado, desesperado, preocupado y necesitado
de Isabella como el infierno.
OoO
Mientras Edward hablaba
con ese extraño sujeto recibí una llamada de Charlie.
-¡Papá!- dije
emocionada
-¿Qué hay Bells?-
contestó -¿Cómo estás?
-Muy bien- contesté -¿Y
tú?
-Lo mismo- dijo -Llamaba
para decirte que con respecto a mi visita...- hizo una pausa
Quise llorar -¿No
vendrás?- dije dolida
-Por supuesto que iré
cariño, pero llegare un día antes de tu fiesta, no podré hacerlo
antes y sólo podré quedarme máximo dos días
Hice un puchero -¿Tan
poco?
-Si, aquí en la estación
estamos investigando algunas cosas y... no puedo ausentarme demasiado
tiempo
-Vale- dije -Con que
vengas es suficiente para mí
-Me alegra que lo
entiendas
-Ehmm ¿papá?- cerré
los ojos y suspiré para tranquilizarme -Cuando llegues a Nueva
York... tengo a una persona que quiero presentarte. Es muy importante
para mí
-¿Un novio?
Me sonrojé -Sip. Por
favor papá sé agradable con él
Oí cómo suspiraba
-Estás creciendo Bells y no puedo parar eso
-¿Entonces?- lloriqueé
-Tengo que conocer a ese
sujeto que me ha robado el amor de mi niña
Reí -¡Papa!- reclamé
-Yo te amo igual que siempre
-Ya lo sé, ya lo sé-
balbuceó -Bueno, ni hablar, conoceré a ese chico a mi llegada
-Gracias papá- susurré
-Te quiero
-Y yo a ti, mi niña- y
colgó
El corazón me había
quedado hecho un estropajo. ¡Papá vendría a visitarme! Había
estado sospechosamente de muy buen humor...
Fue entonces que vi al
chico moreno salir de la oficina de Edward. Mi plática con mi padre
pasó a segundo plano. Estaba intrigada. ¿Qué había pasado ahí
dentro?
Jacob me lanzó una
sonrisa alegre -Adiós linda
La Madrastra alzó una
ceja ¿linda?
El teléfono comenzó a
repicar de forma insistente, la llamada se hacía desde la línea
interna... era Edward.
-A la orden- contesté
-Te quiero en mi oficina
ahora, tienes diez segundos- como era costumbre colgó antes de que
yo dijera nada. Fruncí el ceño ¿qué quería con tanta urgencia?
Kate y Jessica me miraban discretamente. Esas dos estaban siendo un
dolor de cabeza. Como Edward siguiera así ellas terminarían por
descubrirlo todo.
Tomé unos papeles
cualesquiera del escritorio para fingir un poco. Me puse de pie y
toque suavemente con los nudillos en la puerta de Edward.
-Adelante- contestó de
inmediato
Entré, cerrando la
puerta
-Ponle el seguro- ordenó
Edward desde su silla
Ya... puede que ni
Blancanieves ni yo tuviéramos idea de lo que Edward pretendía pero
la pervertida Madrastra se daba una idea...
-¿Necesitas algo?- dejé
los papeles en su escritorio y puse mis manos atrás de mi espalda
-Si- dejó la pluma caer
provocando un ruido sordo al estrellarse contra la alfombra -A ti- se
puso de pié y fue hasta mi
Sonreí levemente -¿Qué
dices?
Puso sus manos en mi
cintura y me atrajo hacia él -Digo que te quiero aquí y ahora
Isabella... es una orden- su voz era pesada y grave
Comencé a hiperventilar.
Digo... no es que no quisiera estar con él... ¡Siempre quería
estar con él! -Pero... ¿aquí en tu oficina?- dije susurrando -Nos
pueden descubrir. Kate y Jessica ya están sospechando.
-¿Cuántas veces tengo
que decirte que ya no me importa lo que piensen los demás? Quiero
hacerte el amor en este mismo instante- me giró sobre mi eje y puso
una mano en mi espalda obligándome a recostar mi pecho sobre el
siempre limpio escritorio. No pude evitar un jadeo de sorpresa ¿desde
cuándo Edward tenía esas actitudes y deseos de sexo de la nada?
-¿Por qué demonios
tenías que ponerte esta falda tan justa?- preguntó poniendo su mano
en el borde de la falda subiéndola, dejándola enrollada en mi
cintura. Puse mis manos a los lados de mi cabeza, con las palmas en
la superficie de vidrio. Estaba confundida pero también estaba
mojada... todo esto era tan... caliente.
Sentí al cuerpo de
Edward sobre el mío, presionándome ¿Vas a dejar que te haga lo que
yo quiera?- inquirió, soltando su aliento tibio en mi oreja,
enviando escalofríos por toda mi espina dorsal y viajando
directamente hacia una parte, al sur de mi anatomía.
-Si- contesté jadeando
Oí el sonido metálico
de la hebilla de su cinturón desabrocharse y luego a su cierre
bajar. Se incorporó y puso sus manos en mi cintura -Abre las
piernas- ordenó. Lo hice, separé mis piernas todo lo que podía y
más. El puño de él se ciñó en la tela de mis bragas y luego, con
un sonido sordo, cedieron en su mano.
-¿Tienes idea de cuánto
te deseo en este momento Isa-be-lla?- pronunció mi nombre silaba por
silaba cargándola de erotismo
Entonces sentí como poco
a poco y lentamente él se iba haciendo paso dentro de mí. Mordí mi
labio para reprimir un gemido de placer.
-Estás mojada- había
cierto tono de sorpresa en su voz -Para mí- y regresaba entonces,
con esas palabras, sus celos, su ego y su inseguridad tratando de
convencerse de que él era el único hombre en mi vida. Salió de mí
para entrar de nuevo en una profunda y certera estocada lenta y
sensual.
-Esto va a ser rápido
Isabella- dijo, se inclinó sobre mi quedando su boca en mi oído -No
grites demasiado ¿bueno?- mordió mi lóbulo luego de decir aquello
No pude hacer otra cosa
más que asentir. ¿Qué me quedaba sino ser obediente?
Luego Edward empezó a
moverse. A hacerlo de verdad, respiraba profundo para no gemir, pero
me era imposible, mordía mis labios para que el sonido no fuera tan
fuerte. Mi vaho se extendía por el vidrio y luego se extinguía para
volver a parecer.
-Oh... Bella- gimió él
El roce era exquisito. En
esa posición se sentí a todo mucho más intenso. Más sexual... y
menos tierno... menos rosa. Y me gustaba.
Edward abrazó con su
mano uno de mi senos por encima de la tela. De inmediato mi pezón se
endureció. ¿Cómo es que él podía encenderme tan rápido?
-Dime que nunca vas a
dejarme- pidió mientras seguía entrando en mí de forma rápida.
Cerré los ojos y pasé
saliva. Si abría la boca para hablar estaba segura que gritaría.
-Nunca- es lo que
conseguí decir -Nunca.... ah... voy a...¡Dios!....dejarte- dije
entre jadeos
Después de eso Edward
agarró con fuerza mis caderas y guió mis movimientos consiguiendo
que sus caderas y las mías fueran a su encuentro en una sincronía
perfecta.
-Edwaaard... voy a...-
cerré mis manos en puños. Sentía como el vidrio estaba caliente
contra mi mejilla
-Aún no nena- siseó
-Sólo un poco más...- gimió. Onduló su pelvis de modo que todo se
sentía maravillosamente bien. Tomé aire por la boca reteniéndolo
para evitar por unos segundos más, mi orgasmo.
Mis paredes se cerraban
en espasmos a su alrededor sin que yo pudiera controlarlo.
-Así nena... así-
murmuró entre labios
Con cada embestida suya
yo me movía un milímetro más sobre la superficie. A ese ritmo
todos los papeles caerían al suelo pero poco me importaba.
-Dámelo nena... ¡dámelo!
Solté el aire y dejé a
mis músculos relajarse para luego sentir un enorme cosquilleo en mi
clítoris que daba paso a mi clímax. El temblor se extendió por
todo mi cuerpo dejando a mis piernas incapaces de sostenerme.
-Oh...¡Bella!- gritó
antes de entrar por última vez en mí
Su líquido caliente en
mis entrañas estuvo a punto de causarme un segundo orgasmo.
Con mi respiración
agitada y mis piernas de gelatina sentí como Edward me levantó del
escritorio y me dio la vuelta, bajando mi falda y colocándola en su
lugar y luego sentándome ahora sobre el cristal que cubría la
madera.
-Eres maravillosa
Isabella- dijo acariciando mi mejilla -Y te amo por eso
Blancanieves se llevaba
una mano al pecho. Cada que Edward decía eso ella y yo quedábamos a
punto de hospital.
-Te amo Edward- dije -Y
no sé lo que te esté pasando en estos momentos, tampoco sé el por
qué de tu actitud tan... caliente. Pero quiero que estés seguro de
algo... Sea lo que sea y pase lo que pase yo siempre voy a estar
aquí- tomé su mano y la puse en mi pecho, donde latía mi corazón
-Siempre para ti. Soy tuya Edward... mi cuerpo es tuyo y mi alma
también. Nunca tengas duda de eso. Te amo como eres y jamás- cerré
los ojos -Jamás voy a amar a otro que no seas tú porque esto que
siento por ti me supera. Es inigualable. Como tú- sonreí al
terminar de hablar
Antes de que me diera
cuenta los labios de Edward estaban en los míos, su beso era tierno
y suave.
-Eres mi todo Isabella.
Mi todo. No quiero que te alejes nunca
-Entonces nunca me dejes
ir- musité mirándolo a través de mis pestañas
Me sonrió -Eso lo juro
Se alejó un poco de mí
y me levantó, poniéndome sobre mis pies de nuevo.
-Tengo que ir a...
trabajar- me sonrojé de nuevo
Asintió -Te veo en la
noche
Edward se agachó al
suelo y recogió mis bragas... inservibles ahora. Las guardó en el
bolsillo de su pantalón.
-Estas me las quedo-
anunció
-Vale- dije divertida. Me
giré y me encaminé hacia la puerta. Antes de salir me acomodé el
pelo de nuevo ¿Se vería? ¿Tendría cabello de recién follada?
¿Tal vez la cara?
-Estás perfecta
Isabella, no se nota nada, descuida.
No le miré, confiando en
sus palabras salí de ahí.
OoO
A Rachel le faltó poco
por salir gritando del lugar, hacía ya mucho tiempo que no se sentía
feliz, entonces por un segundo, un miserable segundo, dejó de pensar
en vengarse de Edward Cullen y se vio a sí misma en el espectacular
de un anuncio de perfume en las calles de Times Square, volvió por
unos segundos a aquel tiempo en que le llovían las ofertas de
trabajo, en aquel tiempo en que las casas de moda como Louis Vuitton,
Dior, Versace o Elie Saab se peleaban por que ella desfilara para
ellos, recordó cuando la revista más conocida en el mundo de la
moda la reconoció como la modelo promesa en su primer año de
carrera y tiempo después la mujer del año por GQ.
Así como aquella vez en
que creyó en su vida ser perfecta, tuvo la ilusión y la oportunidad
de volverse rica, darles a sus padres una casa en Abbey Road, casarse
y tener hijos. Justo en ese momento Edward Cullen apareció en su
vida para regalarle lo que al principio eran palabras bonitas y luego
desprecio, algunas horas en las que él la besaba y la follaba y ella
creía estar en el cielo, cuando él la ignoraba y le regalaba
indiferencia y ella se conformaba con un simple beso en los labios,
fue el momento en el que se dio cuenta de que estaba enamorada como
nunca de “Richard” y que él jamás le daría más que algunos
minutos de sexo.
Sus palabras le vinieron
a la mente quemándole como fuego. -Nada de cursilerías Rachel,
yo no formalizo, y si te beso es porque me pone no porque me guste y
yo no te hago el amor, yo te follo, olvida ese amor que sientes por
mí, ¡Dios! ¿Eres tonta?-.eso había sido lo que él le había
dicho luego de que ella se decidiera a declararle su amor. Ese día
que ahora estaba tan lejano, había llorado como nunca.
Una lágrima salada
resbalaba por su mejilla y resbaló hacia su boca, el odio enfermizo
volvió a ella, se recordó entonces para qué había ido a Cullen
Corp.
La modelo estrella de
Inglaterra se había quedado en el pasado y ahora sólo quedaba una
Rachel dolida y enamorada de manera enferma de Edward Cullen.
OoO
Por la tarde me llegó
una llamada de último minuto de Alice.
-¡Belli!- me gritó
agitada
-¿Todo bien Alice?-
inquirí preocupada. ¿Estaría algo mal con los detalles del
perfume?
-Ehmm, no, es que...
necesito que tú y Edward vengan a Central Park ahora mismo
-¿Para qué?
-Están tomando las fotos
de la campaña con las modelos secundarias y es vital que Edward
apruebe el trabajo del fotógrafo
Rodé los ojos -Alice el
ahora está en una junta con los accionistas, está ocupado, no puedo
interrumpirlo
-Pero Belli esto es
trabajo, queda menos de un mes para el lanzamiento ¡es importante!
-Vale, vale- susurré
-Iré a avisarle, en menos de diez minutos estamos allá
-¡Perfecto! Estamos
todos aquí en Azalea Pond*. Belli no tarden o moriré de stress
-Estamos allá en breve
Alice, mantente viva- dije cómica y colgué
Suspiré, a los miembros
de la junta no les iba a gustar para nada que interrumpiera su
reunión con el presidente de la compañía y menos todavía, cuando
llevaban más de un mes rogando por una reunión con él.
Me levanté de mi
asiento, me dirigí vacilante a la sala de juntas, queriendo no
llegar, desvié la vista y me percaté de que Kate no estaba haciendo
nada más que mirarse las uñas, humm...
-Kate, ¿podrías por
favor decirle al señor Cullen que se le necesita urgente en Central
Park?- inquirí con la voz más amigable del mundo
Kate alzó la vista y
soltó una carcajada -¿Tú quieres que vaya y le interrumpa en medio
de una reunión con tooodos los miembros de la junta? Estás de
broma- negó
Mordí mi labio. Exacto,
yo no quería ir por eso, me giré 45° y alzé la vista hacia
Jessica.
Ella alzó su vista del
computador -Ni lo pienses- dijo antes de que yo dijera nada
Cerré los ojos y
derrotada me dirigí de nuevo hacia la sala de juntas, me alisé la
falda y pasé saliva, puse una mano en la manija e hice a un lado la
puerta corrediza de cristal.
Todos los miembros de la
junta se giraron al verme y Edward también, me dedicó una sonrisa
discreta, gran alivio, al menos él estaba de buenas conmigo.
-Con permiso- dije
haciendo mi camino hacia Edward
Como me esperaba ya,
todos los que estaban ahí me miraron con ojos de odio.
-Alice llamó y dice que
nos necesita a ambos en Central Park lo antes posible- susurré en su
oído
Edward asintió y miró a
los demás ejecutivos, Jasper y Emmet también estaban ahí, se
limitaron a un asentimiento de cabeza y una leve sonrisa que les
devolví.
-Señores, me retiro, la
junta queda a cargo de mis hermanos, ellos sabrán que hacer- sin más
él se levantó, tomó su saco del respaldo y se dio la vuelta
-Vámonos- me dijo
-¿Pasa algo grave?-
inquirió una vez salimos de la sala de juntas
-No. Todo está bien pero
Alice dijo que nos necesitaba, a ti para que revisaras el trabajo y
lo aprobaras y a mi... no lo sé, supongo que porque soy tu
asistente- encogí los hombros
Edward paró en seco -Si
estás dentro de esta campaña no es porque seas mi asistente si no
porque esto está a tu cargo, yo lo dejé en tus manos y creo en ti
¿de acuerdo?
Asentí en silencio.
Como le había prometido
a Alice en menos de diez minutos estábamos en Central Park. Edward
estacionó el Aston sobre la acera y ambos nos bajamos.
Me tomó la mano y la
besó. Me alarmé.
-Edward, pueden vernos-
dije sonrojada
Sonrió -¿Qué tu no
eras la que quería que esto se hiciera público?
Asentí -Es más difícil
de lo que pensé
-¿No te gusta que te
vean conmigo?
Me alarmé -¡No! ¡No es
eso! Es que... estamos en horas de oficina y si nos ven... tú con tu
traje de “soy el dueño del mundo” y yo con mi vestido de “Soy
su asistente”
-¡Oh Isabella!... eres
tan complicada a veces- me lanzó un beso y entonces ambos empezamos
a caminar a la par. No había mucha gente, sólo algunas madres
cuidando a sus hijos que jugaban en los parques y gente mayor
paseando a sus perros.
Luego de caminar un largo
tramo llegamos. Como era de esperarse todos en cuanto vieron a Edward
se pusieron en actitud de “estoy trabajando” como si se tratara
de un general y sus sub-alternos. Rodé los ojos.
La pequeña figura de
Alice apareció frente a nosotros.
-¡Edward! Menos mal
llegaste...- se puso una mano en el pecho -El fotógrafo quiere que
vigiles su trabajo y veas si las fotos y las tomas que hace te
gustan, también el vestuario y todo lo demás
Edward chasqueó la
lengua -Todo eso debía revisarse antes de todo esto, en la oficina
¡en tu taller! No ahora que ya estamos sobre tiempo Alice- reclamó
Ella entornó los ojos.
Oh oh... eso no era buena señal... -Te recuerdo que apenas hace dos
días me contrataste. ¡Me estoy poniendo lo más al corriente que
puedo! ¡No soy la mujer maravilla!- a pesar de que Alice era pequeña
y delicada su voz y su cara de enfado eran suficientes para
amedrentar a cualquiera.
-Pues no es suficiente-
contestó Edward sin gritar -Pero en fin... ¿qué más se puede
hacer cierto?- se separó de nosotras y se fue a donde estaba la
modelo, no pude evitar una punzada de celos, la chica era hermosa.
-No sé cómo demonios lo
soportas- gruñó la duende -Me dan ganas de matarlo
-Déjalo ya Alice, él es
el jefe y tiene derecho a estar igual de nervioso que tú, incluso
más, entiéndelo, si algo sale mal él es el que tiene que poner la
cara no tú o yo
Ella bufó y alzó los
brazos al cielo -¡Defiéndelo! ¿Qué más da?
Alice se relajó un poco
y se fue a hacer su trabajo. Yo vigilaba cada detalle, a fin de
cuentas, era mi trabajo.
Por todo el lago y
alrededor sobre el pasto había cámaras fotográficas, equipos de
iluminación, gente de aquí para allá... maquillando a las dos
modelos que se estaban tomando las fotos, quitándoles brillo del
rostro... cambiándoles el vestuario... el fotógrafo dando órdenes
y uniendo sus dedos en un cuadrado para encontrar el ángulo
perfecto... todo el mundo haciendo algo.
Me dediqué a mirar el
paisaje, era precioso, los árboles estaban de colores ocres y
naranjas y casi sin hojas, algunas pocas aves y las flores fucsia
estaban ya casi por cerrarse. Sonreí, no pudo haber lugar más
perfecto para hacer las fotos de la campaña que ese.
-Hey- llamó Edward a mis
espaldas, me volví.
-¿Todo está perfecto
no?- dije
-Claro, todo va sobre la
marcha, lo estás haciendo muy bien Isabella
-Gracias- me sonrojé
-Aunque de todos modos no es justo que yo siendo apenas una
estudiante de publicidad hayas dejado todo esto en mis manos
Edward se llevó las
manos a los bolsillos -Cosa mejor no pudiste hacer, Isabella, en la
universidad te dan la teoría, cosa que no es suficiente, aquí
tuviste la oportunidad de llevar tus conocimientos a la práctica y
mira- señaló alrededor -Todo está perfecto, te graduarás con
honores Isabella.
Mordí mi labio y miré
alrededor cuidando que nadie estuviera cerca -Con respecto a eso...
hablé con mi padre esta mañana
-¿Y?- preguntó
sumamente interesado
-Dice que... que llegara
un día antes de la ceremonia de fin de semestre... El 18 de
Diciembre.
Edward asintió -Aún no
he preparado mi discurso de presentación- alzó una ceja -Y sólo
faltan dos semanas...
-No necesitas ningún
discurso, sólo tienes que ser tú
-Estoy seguro de que si
me comporto como yo soy ante tu padre me lanzará por la ventana
luego de darme un balazo- había un tono cómico en su voz
-Todo va a estar
perfecto, deja de preocuparte
-Estoy ansioso porque me
presentes a tu padre
Reí -Tu suegro
-Mi suegro Swan- anunció
orgulloso
OoO
Hubo algunas cosas más
que revisar en Central Park. Cuando todo acabo, Edward me invitó a
ir a comer con él.
La comida había sido
tranquila gracias a que habíamos ido a un restaurante discreto y con
gente que sólo estaba interesada en su vida y nada más, no en la
nuestra.
Llegamos a la empresa a
eso de las cinco de la tarde, en realidad habíamos llegado al
estacionamiento a las 16:00 hrs pero pasamos alrededor de una hora
dentro del auto besándonos como locos y diciendo cosas que a otros
les parecerían cursis... o hermosas.
Tomé asiento en mi
escritorio.
-Buenas tardes, chicas-
saludó Edward sorpresivamente a Kate y Jessica, ambas respondieron
con la mejor sonrisa que tenían y un asentimiento de cabeza.
Zorras dijo la
Madrastra.
-Isabella, llame a mi
hermano Jasper y dígale que lo necesito en mi oficina ahora mismo
-Si, señor
De pronto la actitud de
Edward había cambiado y ahora se veía preocupado.
Una vez él entró en su
oficina tomé el teléfono y marqué a Jasper.
-Edward te necesita en su
oficina- anuncié
-Voy para allá
En menos de diez minutos
Jasper apareció por el elevador
-Buenas tardes,
señoritas- saludó tan educado como siempre
Y entonces se perdió
tras la puerta, de nuevo estaba intrigada, habían sido contadas las
veces en las que Edward mandaba a llamar a alguien ajeno al piso y
más si eran Emmet o Jasper.
¿Qué pasaría ahí
dentro?
OoO
-¿En qué puedo
ayudarte?- preguntó Jasper tomando asiento en una de las sillas y
abriéndose los dos botones de su saco
Edward suspiró y se
inclinó hacia adelante
-Jazz... como sabes...
esta no es la única empresa bajo la firma de Cullen Corp. Tenemos
muchas más alrededor del mundo como en España, Inglaterra, Seattle,
Tokio, Australia, México, Brasil, Argentina, Italia...
-¿A dónde quieres
llegar? No te sigo- dijo el rubio
Edward pasó su mano por
el cabello alborotándolo aún más, lo que estaba a punto de hacer
lo hacía odiarse, pero era necesario -La empresa en Italia no está
funcionando del todo bien- mintió -Y tu sabes que le prometimos a
papá que haríamos lo que fuera por la compañía
-Al grano Edward, no te
entiendo- pidió
Edward exhaló -Necesito
que por un tiempo te vayas a la empresa en Italia y la dirijas-
susurró al fin
Jasper abrió la boca
-Edward no me puedes hacer eso ¡Dios! ¿Italia? ¿Qué pasará con
Alice? Tú sabes que la amo... ella... yo... no podemos estar
separados, no puedo hacerlo.
Se odiaba más que nunca
-Lo entiendo, es por eso que Alice irá contigo a Italia, ambos se
quedarán aquí hasta que la fiesta de lanzamiento del perfume acabe
y luego se irán
Jasper asintió -Está
bien, tendré a Alice a mi lado así que...- encogió los hombros -No
queda más que hacer
-No sabes cuánto me
alegra que lo entiendas
Superó -No es que quiera
irme pero... todo por la compañía ¿no?
Asintió sonriendo
triste.
Jasper se levantó de la
silla y se giró para salir por la puerta
-Jasper- le llamó
-¿Si?
-Tienes que retirarte de
tu puesto a más tardar mañana
Jasper se giró -¿Qué?
¿Que no dijiste que me iría hasta que la campaña acabara?
-Si, eso dije, pero
necesito el puesto para alguien más y lo ocupará en dos días,
tengo algo de prisa.
-Eres raro- dijo Jasper
-Vale, está bien, si tantas ganas tienes... mañana no estaré aquí
Y se fué.
Edward soltó un puñetazo
contra el escritorio y sus nudillos empezaron a sangrar.
-Soy un maldito cabrón-
se dijo -Eso es lo que soy...
OoO
Jasper me sonrió antes
de irse de nuevo por el elevador. Aunque él tratara de disimularlo
algo había pasado ahí dentro... y no era bueno.
Entré de inmediato y sin
tocar la puerta a la oficina de Edward. Él estaba sentado en su
silla con una mano cubriendo su puño.
Me acerqué lentamente
hacia él luego de cerrar la puerta.
-¡Dios! ¡Mi vida! ¿Qué
te pasó?- dije alarmada. Tomé su puño entre mis manos, estaba
sangrando.
-Déjalo, no es nada
Negué y me dirigí al
baño que había a la derecha, abrí el botiquín y saqué gasas,
agua oxigenada, algodón y alcohol, corrí de regreso y puse todo
sobre el escritorio.
-Déjame ver
A regañadientes Edward
me mostró su puño, cerré los ojos, detestaba verlo herido.
Le limpié las heridas
poco a poco.
-¿Qué ha pasado?-
inquirí -¿Peleaste con Jasper?
-¡Que va!- bufó -Lo que
pasa es que soy un maldito cabrón sin corazón
Rodé los ojos
-¿Qué ha pasado?
Edward dudó unos
segundos y luego agitó la cabeza -No es algo que te incumba
Alzé una ceja -Hey, si
tiene que ver contigo me incumbe. ¿Empezarás de nuevo a dibujar tu
territorio dejándome fuera?
-No quiero mezclarte en
esto-susurró
Suspiré -Ay Edward...
eres tan difícil de seguir a veces
-Voy a trasladar a Jasper
a Italia- soltó
Alzé una ceja, yo seguía
limpiando las heridas -¿Por qué?
-Es necesario- contestó
apretando los dientes
-¿Por qué?
Suspiró -No va muy bien
la empresa que hay allá y lo voy a mandar para que él dirija la
empresa
-¿Lo sabe Jasper?
-Precisamente acabo de
decírselo
-¿Y cómo lo tomó?- vi
necesario preguntarlo. ¿Por qué Edward se había lastimado la mano
si no era por haber peleado con Jasper? Aunque no se veía golpeado o
algo cuando salió...
-Eso es lo peor de todo-
dijo -Lo ha tomado increíblemente tranquilo
Fruncí el ceño
-¿Entonces qué hay de tu mano?
-Tuve un ataque de furia
contra mi escritorio- rió débilmente -No lo sé... me siento mal
por mandarlo para allá, lo voy a alejar de la familia
-¿Y qué va a pasar con
Alice?- pregunté asustada. ¡Oh! Ella estaría abatida...
Edward se mordió el
labio -Ella... se irá con él- apretó los labios
Abrí la boca -¿Ella se
va... a ir?
Asintió -De lo contario
Jasper no hubiera aceptado
Quise llorar, mi mejor
amiga... lejos de mí... al otro lado del mundo.... No dije nada, en
silencio terminé de limpiar su mano y puse un poco de agua
oxigenada, agarré el alcohol y todo lo demás y fui hasta el baño
para ponerlo en su lugar, tiré los algodones a la basura.
Edward me miraba
impasible y no dejando entrever ninguna emoción, volví hacia él y
tomé su mano entre las mías.
-¿Mejor?- inquirí
dejando un beso en sus nudillos, cerró los ojos y asintió.
-¿Estás molesta?-
preguntó
-No- y era cierto -Sólo
estoy algo desubicada- encogí los hombros -Pero... bueno, es lo
mejor ¿no? No puedo ser egoísta y decirle a Alice que no se vaya
detrás del amor de su vida, lo único que quiero saber es ¿ella lo
sabe?
-Supongo que Jasper se lo
dirá- respondió
-¿Y qué tal si ella no
quiere ir?
-Esa será su decisión,
Jasper estaba renuente a irse sin Alice, me vi obligado a decirle que
ella también se iba
-¿Y qué va a hacer ella
allá?
-Lo mismo que aquí- dijo
-Verás... ella va a estar aquí hasta el día de la inauguración de
la campaña del perfume, y Jasper...- se reacomodó en su silla -él
se va a ir de aquí mañana, estará en la fiesta en el hotel y luego
al día siguiente partirá con Alice a Italia
Tomé aire -¿Desde
cuándo sabes esto?
-Recibí una llamada
desde Italia diciéndome que la empresa no va nada bien, así que he
tomado la decisión hoy
-¿Y qué hay con el
puesto de Jasper y Alice?
-Tendremos que contratar
a otros
-Edward, nos tardamos una
eternidad para escoger una diseñadora ¿en dónde encontraremos a
otra?
-Tendremos que resolverlo
de algún modo, no te preocupes
-¿Y tus padres? ¿Cómo
crees que lo tomen?
-Isabella, ellos estarán
de acuerdo, dalo por hecho
-Como digas
-¿Estarás triste sin
Alice verdad?
-Es mi mejor amiga,
cuando llegué aquí a Nueva York ella fue mi única verdadera amiga,
no me pidas que no me sienta mal- dije
-Lo siento- apretó los
labios
-Da lo mismo, tengo que
ir a trabajar
Asintió -Bien
Y salí de ahí.
OoO
Eran las siete de la
noche, Kate y Jessica aún estaban en sus lugares, trabajando.
Miré hacia el elevador
cuando este abrió sus puertas, una furiosa Alice caminaba hacia mí.
-¿Qué pasa?- pregunté
-¿Tu noviecito no te lo
ha dicho?- gritó
Mis ojos se abrieron como
platos. ¡Oh Dios!
-Alice- susurré
-¿Quieres bajar la voz? Ellas te están escuchando- señalé con mi
cabeza hacia ellas
Alice suspiró y asintió,
se inclinó hacia mí -Edward acaba de mandar a Jasper a Italia-
murmuró
Así que era eso....
¿Acaso Jasper no le había dicho que ella viajaba con él? -Ya lo
sabía- dije
-¿Cómo? ¿Y no me
habías dicho?
-Alice, era necesario,
además tú te irás con Jasper
Entonces por su cara me
di cuenta que eso no lo sabía -¿En serio? ¡Belli!
Rodé los ojos -Si Alice,
no tendrás que alejarte de Jasper ni nada
Pero luego su enorme
sonrisa se desvaneció -¿Pero y tú? ¿Te quedarás aquí?
-Él no me dejaría ir a
Italia por nada del mundo
-¿Te quedarás aquí
solita?- hizo un puchero
-Sip- dije triste
-¿Jasper ya te explicó por qué se tienen que ir no?
-Si, ya me dijo todo.
¿Pero entonces estoy despedida?
-¡No!- exclamé -Tú
trabajarás en Cullen Corp. Italy como diseñadora, lo mismo que
haces aquí
-¿Eso quiere decir que
estaré aquí hasta el día de la inauguración?
-Luego te irás junto con
Jasper
-¿Cuánto tiempo?-
preguntó
-No lo sé, eso
pregúntaselo a Jasper.
Alice tenía cara triste
-¿Qué pasa?- inquirí
-Mira que si no quieres ir te puedes quedar aquí
-¿Eso es posible?
Suspiré -Edward sólo
mandó a Jasper a Italia pero él dijo que no se iría si tú no ibas
con él
Alice se llevó las manos
al pecho -¿Eso hizo mi Jazz? ¡Oh! ¡Lo amo!
-¿Entonces?
-No Belli, me voy con él,
después de todo, puedo volver ¿no?
-Cuando tú quieras
Ella sonrió e hizo el
ademán de irse
-¿Qué no le ibas a
reclamar a Edward?
Alice se sonrojó -Creo
que ya no- entrecerró los ojos
Suspiré cuando Alice se
fue. ¡Uff! ¡Cómo iba a extrañar a ese duendecillo!
-Entonces tienes novio-
dijo Kate sacándome de mis pensamientos
-¿Ah?- vacilé -Si ¿por
qué?
-Bueno...- dijo Jessica
-Es que nos parece increíble- rió sarcástica
Alzé una ceja y sonreí
con falsa dulzura
-Increíble es que con la
falta de materia gris con la que han nacido tengan un puesto en esta
empresa, queridas
Me giré para seguir con
mi trabajo, ni Jessica ni Kate dijeron nada.
En mi mente, la Madrastra
me daba palmaditas en la espalda, felicitándome y Blancanieves me
guiñaba un ojo, enseñándome sus pulgares.
Una hora después las
secretarias se levantaron de su asiento y se colgaron sus bolsos para
luego irse juntas, yo ya había acabado todo mi trabajo y Edward me
había dicho que él se iría conmigo, no quería entrar a
interrumpirlo, tal vez siguiera trabajando, decidí entonces mandarle
un pequeño mensaje a su Blackberry.
De: Isabella Swan
Para: Edward Cullen
Fecha: 4 de Diciembre
de 2012 Hora: 20:05
¿Estás muy ocupado?
Si quieres puedo irme a mi departamento y te veo mañana.
Isabella Swan.
Asistente personal de Edward Cullen en Cullen Corp.
No pasaron ni dos minutos
cuando recibí mi contestación.
De: Edward Cullen
Para: Isabella Swan
Fecha: 4 de Diciembre
de 2012 Hora: 20:06
De ninguna manera.
Sólo estaba haciendo un poco del trabajo de mañana.
Nos vamos en este
momento, nena. Ya salgo.
Edward Cullen.
Presidente y accionista de Cullen Corp.
Minutos después Edward
salió con su saco puesto y su maletín.
-Vamos- dijo sonriente
Tomé mis cosas y me metí
al elevador junto con él, nos subimos al Aston y Edward nos sacó de
ahí.
-¿A dónde vamos?-
inquirió con voz ¿ilusionada?
-A mi departamento- dije
y vi su gesto de inconformidad -¿No pensabas que iríamos al tuyo
no?
-No, claro que no-
contestó
Debido a la cercanía de
mi edificio en veinte minutos llegamos, Edward paró el auto.
-Llegamos- anunció
Me volví hacia él
-¿Quieres entrar?- ofrecí
-Si- respondió de
inmediato
Como era costumbre Edward
me abrió la puerta y ambos subimos hacia el décimo piso.
Abrí la puerta y le dije
que pasara, justo iba a ofrecerle algo cuando recordé que no tenía
ni un tomate en el refrigerador.
-Mierda- siseé sin que
me escuchara ¿Y ahora qué haría?
Edward se sentó en el
sofá y extendió los brazos sobre el respaldo, yo me quedé ahí, en
medio de la sala con la mayor pena del mundo por no tener nada que
ofrecerle.
-¿Qué pasa?- preguntó
-No tengo nada para
ofrecerte, mi nevera está vacía- me retorcía los dedos
Él me sonrió y se puso
de pié -Vamos al supermercado entonces
-No, no es necesario...-
sabía que si íbamos él pagaría todo
-Es necesario, Isabella,
tienes que cenar algo
Rodé los ojos -No tengo
hambre, comimos muy bien en ese restaurante y me quedé llenísima
Edward exhaló -¿Qué
voy a hacer contigo Bella?
Bajé la vista, cohibida.
-Estoy cansada Edward,
¿pero tú tienes hambre?
-Si- contestó
Tuve la sensación de que
Edward no hablaba de comida...
-De ti- susurró en mi
oído
-Ehm...- me llevé las
manos a mi cabeza -Ven- tomé su mano, lo llevé hasta mi cuarto y lo
acosté en la cama
-Voy a... cepillarme los
dientes- dije
Me fui al baño y me lavé
los dientes y me quité el maquillaje de la cara. Salí de ahí y fui
hasta el tocador a sacar un pijama, Edward se había quitado los
calcetines y los zapatos, se había abierto la camisa y aflojado el
cinturón, saqué un pijama sencillo un camisón de satín largo
hasta más abajo de la rodilla en color rosa claro, me cepillé el
cabello rápidamente y me puse crema en el rostro, todo eso bajo la
atenta mirada de Edward.
Me giré y me fui hasta
él.
-Levántate Cullen, tengo
que alzar las cobijas- ordené
Edward se puso de pié y
me ayudó a hacerlo, luego yo me tumbé dentro y palmeé el espacio a
mi lado.
-Ven- le llamé con mi
dedo índice
Él sonrió mientras se
quitaba la corbata, la camisa y el pantalón, quedando en playera y
bóxers, se acostó conmigo pero no a mi lado... si no encima de mí.
-Edward...- reí -¿Qué
haces?
-¿Qué no es obvio?-
dijo empujando su pelvis contra la mía. Oh mi...
-Eres insaciable- susurré
-¿No pensabas que no te
iba a hacer nada con ese camisón sexy puesto no?
Alzé mi mano derecha
-Culpable- dije -Lo pensé por un segundo
Edward agarró el filo de
mi camisón y lo subió poco a poco hasta mis caderas, no me había
puesto ropa interior debajo por lo que estaba totalmente expuesta,
abrí las piernas por instinto y Edward volvió a empujar su pelvis
contra mi sexo desnudo, jadeé bajito, entonces empezó a hacer lo
mismo una y otra vez, me retorcía bajo sus brazos ¿Cómo podía ser
que con sólo ese toque me hiciera sentir así?
-Edward...
-¿Qué pasa nena?-
preguntó inocente
Volvió a empujar.
-¿Qué quieres?
-Yo...hmm...quiero- no
podía siquiera armar una frase cuerda -No lo sé...- alzé mis
caderas y me agarré a sus hombros, quedando mi boca en su oído
-Hazme lo que tú quieras- Parecía ser que la Madrastra había
hablado por mi
La cara de Edward era
estupefacta.
-Vas a ser mi perdición
Swan- advirtió, luego no sé cómo nos dio la vuelta y él quedó
debajo mío, con su cabeza en la almohada y sus manos en mi cintura
-Hazme el amor Mi Bella- pidió
Oh... Me iba a dejar
llevar el control de todo...
Me incliné para besarlo,
con mis manos agarré su camisa y la alzé hacia su cabeza, la lancé
fuera de él, su hermoso y marcado torso quedó desnudo ante mí, me
quedé unos segundos viéndolo, deleitando mi vista, agarré el
elástico de sus bóxer y los bajé hasta sus rodillas, él termino
de quitárselos.
Su boca estaba
entreabierta y su pulso estaba acelerado, pude sentirlo por las
contracciones de su pecho.
Él estaba totalmente
desnudo y yo con el camisón, mi sexo contra el suyo, rozándonos, me
relamí los labios y alzé mis caderas, bajando poco a poco sintiendo
como él entraba en mí.
-Bella...- jadeó
Apoyé mis manos en su
abdomen y empecé a moverme de atrás para adelante lentamente,
disfrutando de la fricción, comencé a dibujar un círculo una y
otra vez, alzé una mano y la puse en el rostro de Edward, metí un
dedo en su boca y él lo mordió, eché la cabeza para atrás cuando
él hizo un movimiento inesperado dentro de mí.
-Oh... Edward...
No quería moverme
rápido, quería que durara para siempre, mi orgasmo se formaba poco
a poco en mi vientre bajo, tensando todos mis músculos por
instantes. Edward volvió a girarnos, ahora él estaba sobre mí.
Empujo duro, alzé la cabeza hacia el techo y me azoté de nuevo
sobre la almohada, Edward atrapó uno de mis pechos entre sus manos y
comenzó a masajearlo, haciendo que mi pezón se endureciera. Gemí.
-¿Te gusta?- preguntó
-Si...- mordí mi labio
-Edward... ah...
Sentí como él ahora
masajeaba mi clítoris lentamente, acercándome a la velocidad de la
luz a mi clímax.
-Un poco más Isabella,
un poco más...- gruñó
Entraba y salía de mí
con velocidad, por un momento creí que veía estrellas, por un
momento creí que estaría sin habla.
-Córrete para mí nena-
pidió mordiendo el lóbulo de mi oreja.
Y lo hice, los músculos
de mi vagina lo apretaron tanto que él gimió de placer. Él seguía
moviéndose, mi orgasmo pasaba por mí de manera fugaz, la tensión
de mi cuerpo y el aletargamiento de mi corazón por unos segundos
creyendo que moriría, Edward puso las manos en la cabecera y gimió
sonoramente varias veces, se dejó caer sobre mí, hundiéndome bajo
su peso.
Crucé los brazos
alrededor de él, abrazándolo lo más fuerte que podía.
-Oh Isabella... eres
tan... te amo- me besó en la boca mordiendo mi labio inferior,
respirando en mi rostro y exhalando sobre mis labios. Mareándome aún
más con su aliento tibio y delicioso.
Poco a poco salió de mí
y entonces sentí frío... no había notado cuánto frío hacia en
realidad, bajé mi camisón y me tapé con la sábana mientras que
Edward hacía lo mismo, quedamos frente a frente mirándonos por
eternos segundos.
-Eres mi vida Isabella-
susurró -Y si algún día te alejas de mí...- cerró los ojos -me
voy a morir
-Nunca lo haría Edward-
me acerqué lo más que pude a él y puse una mano en su rostro -Deja
de decir que me voy a ir... nunca voy a hacerlo, lo haré cuando tú
decidas que no me quieres más a tu lado
-¿Y qué si lo quiero
siempre?
-Entonces allí estaré-
sonreí
-Isabella...- tomó mi
mano -Quiero que te mudes conmigo, quiero que vivas conmigo
-Ya... lo voy a pensar-
contesté -Lo voy a pensar muy bien. Lo prometo.
Me sonrió.
-El día de la
inauguración en el hotel le diré a todos lo nuestro
Me quedé sorprendida.
¿Que iba a hacer qué?
-¿Cómo vas a hacerlo?-
mi voz tembló
-Le diré a todos que
eres la mujer de mi vida, mi novia, y que te amo
Sonreí.
-Es lo que siempre quise-
acepté
-Duerme ya, mi Bella
OoO
Tanya estaba en el bar,
acabándose de servir una copa de cognac, unas llaves sonaron en la
puerta, Stefan había llegado.
Él se apareció frente a
ella, con boca sonriente y una tarjeta dorada y roja.
-Mira lo que tengo aquí,
preciosa- canturreó
Tanya puso cara de falsa
intriga -¿Qué es?
-La invitación al evento
de inauguración de un perfume
-Hmm- respondió
simplemente
-El evento está a cargo
de Cullen Corp.- anunció el chico
Tanya entonces sonrió
-¿Es en serio?
Stefan asintió
-Y tú preciosa irás
conmigo
-¿Entonces vas a
ayudarme?
-Ya te había dicho que
si
-Oh, gracias- Tanya se
lanzó a sus brazos y le besó en la boca
-Te voy a ayudar a que te
vengues de todo lo que te hizo el desgraciado ese de Cullen
-Gracias, mi vida- mintió
Tanya -Te amo
OoO
Canción:
Hard To Say I'm Sorry
Artista:
Chicago
*Azalea Pond: Es
un estanque ubicado en Central Park que se alimenta del río Gill.
Recibe su nombre por las hermosas azaleas que florecen en la
primavera, además el lugar recibe variedades de aves en todas la
épocas del año. Un espectáculo natural digno de ver.
Recuerden,
en Facebook me encuentran como Amy Welch, mi imágen de perfil es
Lana Del Rey.
Un
besote a todas y gracias por leer.
Amy
W.
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