Estoy nerviosa como el infierno. Hoy por la noche saldré con Alice y Rose de antro. No sé qué ponerme y además tengo que avisarle a Edward en qué sitio será.
Recuerdo nuestra pequeña discusión de ese día… dijo que me compraría un auto. ¡Mierda! No lo ha vuelto a mencionar, cosa que agradezco, pero sé que sigue pensándolo.
Luego de eso, mañana es el lanzamiento. ¡Mierda! En donde Edward anunciará lo nuestro y oficialmente todo el mundo sabrá que estamos juntos. También llegará Charlie… ¡oh!
No tengo idea de si las cosas saldrán bien, aunque creo que no. Luego de que Edward haya anunciado nuestro noviazgo le presentaré mi renuncia. Eso no acabará muy bien, lo sé, pero es que he ido de nuevo con el psiquiatra Gerandy que ha reforzado la idea de que tengo que buscar empleo en otro lado. Edward y yo necesitamos distanciarnos un poco. No ser tan dependientes el uno del otro.
Me molesta la idea de que de no ser porque yo trabajo para Edward como su asistente no me hubiera enterado de muchas cosas… y me hubiera evitado disgustos y peleas con él.
OoO
Rosalie está totalmente borracha, y habla como camionero. Yo río ante sus elocuencias y Alice se tapa la cara con las manos por la vergüenza.
−¡No te tapes la cara, Ali!− grita Rose por encima de la música vibrante −¡Todo lo que digo es cierto!
Alice la mira −¡Oh, ya cállate Rose!
−¡Es verdad!−agita su trago −¡Mi Emmet es un tigre en la cama!
Me sonrojo un poco. Rose me mira.
−¿Y qué hay de ti, Bella?− arrastra las palabras.
Frunzo el ceño −¿Sobre qué?
Ella ladea la cabeza −¿Qué tal es Edward en la cama?
Abro la boca para decir algo, pero no puedo. Oh, estoy avergonzada. Encojo los hombros. ¿Qué le digo? ¿Es un total Dios del sexo? Esa sería la verdad…
−No te importa− le digo y tomo un sorbo de lo que sea que tengo en mi copa.
Rose asiente y pronto está hablando de otra cosa.
..
..
..
Acompaño a Rosalie a la barra para pedir otra jarra de cerveza. La verdad creo que ya me pasé un poco con el trago. Estoy mareada levemente, pero no quiero que se acentúe más.
−Dame un vaso de agua helada, por favor− pido al barman.
Tomo con avidez el líquido frío y refrescante y me siento mejor. Rosalie me mira de nuevo.
−Y bien, ¿vas a contestarme por fin?− inquiere.
−¿Sobre qué?
−No te hagas−dice −¿Qué tal es Edward en la cama?
Me ruborizo mucho más que antes, ya que el alcohol que había en mi sistema y que me hacía un poco menos desinhibida ha desaparecido notablemente gracias al agua helada. Bajo la vista y encojo los hombros de nuevo. Si le digo la verdad… tal vez hasta sienta envidia, pienso mordaz.
−Regular−grito para que pueda escucharme, y eso la da más fuerza a mis palabras.
Ella enarca una ceja y apunta con el dedo índice a mis espadas. Un escalofrío me recorre. Me giro y ahí está Edward, mirándome divertido viéndose delicioso en jeans oscuros de mezclilla, camisa blanca y americana negra de cuello alto.
−Hola−saludo, pero mi voz sólo consigue ser un susurro. Carajo. ¿Acaso me habrá escuchado?
Toma mi mano y se la lleva a los labios, me besa un nudillo. Alza la vista con ojos oscuros.
−Así que soy regular…− dice vacilante.
Oops. Creo que si me ha escuchado.
OoO
Edward me aprieta la mano y me guiña un ojo. Luego, me arrastra hasta el centro del salón y, con mucha educación, choca su copa con el agitador de bebidas de cristal.
Todos se giran a vernos, sin hacer ningún ruido. Yo siento que voy a desmayarme. Oh Dios… tengo pánico escénico. Creo que estoy sudando. Nunca he sido buena para estar frente a tanta gente. Mierda no…
Edward aprieta mi mano una vez más.
−Tranquila, nena−musita.
Paso saliva. La mirada de todos los acompañantes están sobre nosotros, más concretamente sobre nuestras manos entrelazadas.
−Damas y caballeros, les agradezco, una vez más por haber asistido a esta inauguración. Pero, éste anuncio que haré ahora no tiene nada que ver con la campaña…
Miro a mí alrededor. Alice está con Jasper, y da aplausos mudos, luego me sonríe y me guiña un ojo. Rosalie me alza sus pulgares y Emmet sonríe. Carlisle y Esme están atentos al discurso.
Y entonces entre la multitud de caras elegantes y sorprendidas noto una que destaca de entre las demás. No sólo porque aquél rostro me es conocido, sino por la clara expresión de ira en su cara. Oh. Me doy cuenta. Aunque esté vestida elegantemente y ataviada de joyas caras la reconozco. Es ella… es Tanya Denali.
OoO
De pronto, un sonido agudo pero espeluznante por alguna razón llama la atención de todos. Incluso la de Edward y la mía.
Cuando veo lo que ha ocurrido quiero gritar.
Rachel Collins está parada en una esquina del salón. El sonido agudo que he escuchado provino del cristal roto de una copa que ahora está en el suelo junto a ella. Ella tiene un pedazo de vidrio entre sus manos llenas de sangre. Su brazo tiene un corte enorme y brota sangre a chorros.
−¡¿Es esto lo que querías?!− grita ella de pronto, sacándonos de cuadro a todos. Edward está apretando los dientes y una vena salta de su cuello. Se aparta de mi lado y camina hacia Rachel, quedando a sólo cinco pasos de ella.
−¿Qué es lo que haces?− su voz es contenida.
−¡Yo te amo!− grita ella y todos sueltan un jadeo de aturdimiento −¡Yo te amo Richard! ¿Por qué tenías que convertirme en esto? ¡Por qué! ¡Por qué!
OoO
No hay comentarios:
Publicar un comentario