sábado, 2 de marzo de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 20: Ella No Soy Yo


Bella, yo sé que es difícil de entender…

¿Qué? ¿Difícil? ¡Edward! ¡Tenemos que despedirla! ¡Es un peligro!

Él tomó mis manos entre las suyas. Cómo le agradecía al cielo que esa modelo loca no le hubiera hecho nada…

No podemos. Pone en sumo peligro a la campaña.

Bufé. Maldita campaña.

Ella va a terminar su contrato en la empresa, y una vez terminado yo personalmente me aseguraré de que ingrese a un psiquiátrico en Inglaterra de alta seguridad.

Oh, Edward. Perdóname una vez más por pensar cosas que… Pero pues… todo se veía tan extraño ¿qué querías que pensara?

Me sonrió.

Lo importante es que te tengo de nuevo a mi lado.

OoO

Edward cerró la puerta con seguro.

Acerca la cara al escritorio ordenó.

¿?¿?¿?

¿Qué?

Shh. No preguntes. Acerca la cara al escritorio. Obedece.

Acerqué tanto el rostro al escritorio que casi podía ver cada fibra de vidrio por la que estaba formado.

Pon las palmas sobre el cristal, a los lados de tu cabeza.

¿Qué? Estoy en una posición totalmente sexual. Mi trasero está expuesto.

Hago lo que me indica.

Poco a poco él se acerca y pone sus manos en mis caderas. Siento su erección clavarse en mi sexo, a través de la falda.

OoO

Edward me está mirando como lo ha hecho últimamente. Ojos escrutándome, llenos de culpa y dolor.

¿Por qué? La perra de la Madrastra me susurra al oído que todo tiene que ver con la rubia y perfecta Rachel.

No quiero escucharla. No puede ser. Edward me ha dicho que me ama una y mil veces. Él no podría engañarme.

Sin embargo, la duda está ahí, latente. Edward no ha sido el mismo desde el domingo que Rachel se apareció en su apartamento.

El silencio crece entre nosotros. Él no se mueve, desvía su vista de mí y sólo respira.

.

.

.

Me miro frente al espejo y el recuerdo de la habitación negra llega a mi mente. Edward acariciándome y diciéndome que soy hermosa… Recuerdo que me sentí tan segura de mi físico en ese momento como nunca en mi vida.

Supiro. ¿Y ahora? Ahora ya no estoy segura de nada. Edward no está aquí conmigo, ni siquiera se ha ofrecido a traerme del trabajo. ¿Está con ella? ¿Con Rachel?

Me muerdo el labio, estoy a punto de volver a llorar, pero la Madrastra se para frente a mí, se pone una mano en la cintura y agita su cabello al viento. Somos mejores que ella. La rubia idiota no tiene algo que nosotras sí. El amor de Edward.

Espero porque Blancanieves llore, como yo quiero hacerlo en ese momento, pero ella tampoco lo hace. Tiene puesta una armadura y una espada en la mano.

Luchemos por él, Bella.

Sonrío y todo rastro de tristeza se va. No. No voy a darme por vencida tan fácil. Edward Cullen es mío, y esa rubia perfecta no lo va a tener.

OoO

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario