sábado, 13 de abril de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 22: Serpiente, Hiedra Y Tinta Azul


−Voy a renunciar− suelto de golpe.
Él enfoca su mirada incrédula en mí −¿Que tú qué?
−Voy a renunciar a Cullen Corp.− repito.
−No puedes...
Pongo una mano frente a él –Es una decisión Edward, una decisión ya tomada.
−No tienes derecho a renunciar Isabella. Te ordeno que no renuncies.
−Ja− digo con ironía mientras me vuelvo para mirarlo −¿Cómo que me ordenas? ¡No puedes!
−Claro que puedo− responde –Eres mi sumisa y haces lo que yo te diga. Si yo te ordeno que no renuncies, entonces tú no renuncias.
−¿Qué es esto?− pregunto aún enojada.
Él me quita de nuevo el papel.
−Pues si leyeras un poco te darías cuenta de que aquí dice, y cito: “La candidata puede convertirse en sumisa en el momento en que ella lo solicite y el dominante acepte, así como por medio de un compromiso verbal o por medio de una firma”
Me atraganto con mi propia saliva –No puedo creerlo− estoy ofendida −¿Me estás diciendo que para ti siempre he sido una “candidata”?

OoO

Charlie mira a Edward como un halcón y entonces doy por sentado que a papá Edward no le agrada del todo, si no es que en lo absoluto.
Papá, deja de mirarlo así susurro por lo bajo.
¿Cómo? pregunta.
Él no es ningún delincuente o asesino, es mi novio, el mejor digo.
Tengo que estar al pendiente de con quien está mi niña encoge los hombros.

OoO

Me da miedo irme y dejarlos sólos, no quiero hacerlo, pero papá ha dicho que quiere cerveza así que tengo que ir al supermercado.
Cierro la puerta y dejo a los hombres de mi vida sentados juntos en el sofá de mi sala, el uno frente al otro.

OoO

−Sé que eres un buen hombre− me dice Charlie –Pero, como ya mi hija te habrá dicho, soy jefe de policía de Forks.
−Lo sé, jefe Swan− contesto con educación.
Él asiente –Bueno, Edward− carraspea –Sé que eres un empresario exitoso y que nadas en dinero, así que creo que no te gustará saber que ha llegado a mis manos información muy inquietante sobre ti.
Conservo mi expresión impasible –Prosiga, jefe Swan.
−Tengo información de que tú tuviste algo que ver la noche en que James Witherdale murió− murmura.
Asiento lentamente.  Respiro, estoy tranquilo.
−¿Y qué piensa usted sobre eso?− pregunto.
−Confío en que son rumores nada más. He visto y comprobado cómo tratas a mi hija, y me agrada. Por eso te estoy diciendo esto.
Me remuevo en mi asiento –Dígame, jefe Swan ¿Quién le ha dado esa información?

OoO

¿Y por qué se fue de pronto la tía de Edward? pregunto a Esme en el tono más desinteresado que puedo fingir.
Esme encoge los hombros –Eso fue algo muy raro. Como te he dicho, Edward y ella eran inseparables. Un día todo cambió, los dos dejaron de hablarse y días después sin despedirse de nadie, mi hermana se fue. Hasta un año después no me enteré de que ella estaba en Italia.
¿Nunca se te ocurrió preguntarle a Edward qué fue lo que pasó?
Siempre lo hacía, pero él se mostraba muy esquivo. Decidí dejarlo pasar. Bella, no sé si te habrás dado cuenta, pero mi hijo es una persona muy difícil.
Aprieto los labios. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Conseguiré que Edward me confiese lo que hubo entre él y su tía para que ella se fuera tan lejos?

OoO

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